La mayor emoción, sin la recompensa

El equipo logroñés pudo haber perdido pero resucitó de sus cenizas, con el 0-1, y casi se lleva la victoria si no llega a ser por la falta de puntería. Y es que, en los cuatro partidos disputados de esta segunda fase de la liga la SDL solo ha marcado un gol y, en cambio, ha recibido seis, perdiendo dos partidos y empatando otros dos. Con este saldo, los blanquirrojos se quedan donde parece que deben estar, y no es poco.

En el encuentro disputado en el Mundial 82 las dos partes vividas fueron como dos mundos. La primera, sin ocasiones, sin disparos a puerta, presentó a unos logroñeses que en el arranque demostraron ambición y protagonizaron un juego incisivo con el que pisaron el área contraria, pero unas veces el error en el último pase y otras los fueras de juego decretados (y muy protestados) impidieron que el guardameta guipuzcoano tocase siquiera el balón.

Solo cabe destacar, en el minuto 33, una sucesión de tres saques de esquina con los que la SDL metió en su área a la Real Sociedad B. Por el contrario, solo una falta directa lanzada por Turrientes sobre la frontal del área pudo haber inquietado al portero local Jero, pero el balón se marchó, literalmente, al circo instalado en el solar continuo al campo de fútbol.

La segunda parte fue otra cosa. Comenzó con un doble cambio en las filas del equipo dirigido por Xabi Alonso, quien redibujó la banda izquierda, y parece que dio resultado. En el 54, Turrientes realizó el primer disparo a puerta de todo el partido. En el 57, Lobete se internó en el área local y acabó disparando al lateral de la red. Entre tanto, el delantero logroñés Juan Antonio entró en juego con una serie de acciones peligrosas pero sin fruto. Fue la tercera ocasión guipuzcoana la que obtuvo el premio. Y fue gracias a un error de los blanquirrojos, una pérdida de balón que propició que el blanquiazul Garrido se acomodara el disparo a 25 metros de la portería y ajustara suficientemente la pelota al poste para hacerla inalcanzable para Jero y anotar el 0-1.

Pareció que con el tanto el contra la fiesta se acababa en el equipo riojano, pero ciertamente la chispa lo que hizo fue avivar el fuego. Salvados unos primeros minutos de desconcierto local y superioridad visitante con la que, incluso, pudo haber marcado el segundo gol en nuevos disparos de Lobete y Karrikaburu, la SDL resucitó. Fue, sobre todo, por la entrada en el partido de Calderón, uno de los cuatro cambios que el técnico logroñés Albert Aguilá realizó en el partido. Primero, en el 78, el extremo diestro protagonizó una jugada personal con la que entró hasta la cocina del área vasca, pero, ya sin fuerzas, su débil disparo lo atrapó Unai sin problemas.

En el minuto 79, un barullo dentro del área dejó un balón muerto cerca del punto de penalti, allí entró Calderón como una bala, disparó y marcó el empate. A partir de entonces, con 14 minutos de juego por delante (los 11 reglamentarios más otros 3 de tiempo añadido), la SDL protagonizó quizá no los mejores momentos de la temporada pero sí los más emocionantes. Y eso que poco después un nuevo error de la zaga logroñesa casi provoca otro gol, pero la puntería de Lobete no fue buena.

Los protagonistas de la recta final del encuentro fueron Calderón y Esteban, los jugadores de banda que Albert Aguilá había introducido en el 68 y el 74, respectivamente, junto a Javito. En el 83 Esteban llegó a rematar un balón, aunque ya con la jugada anulada por fuera de juego, pero el balón, simbólicamente, acabó dentro de la portería tras describir una vaselina por encima del guardameta guipuzcoano. Un minuto después Calderón centró una pelota desde la banda derecha y en el segundo palo entró a rematar Esteban en solitario, con toda la portería para él, pero no apuntó a la meta sino a la banda. Fue la jugada para la victoria, pero no hubo suerte. Sí, para los logroñeses, cuando Turrientes disparó fuera en el 90.

Y poco más, porque los minutos adicionales se consumieron con jugadores tendidos sobre el césped, exhaustos tomando un poco más de aire de lo habitual tras recibir una falta, o con los porteros lanzando los balones de área a área buscando el contraataque mortal y definitivo.

El entrenador de la SD Logroñés, Albert Aguilá, consideró al término del encuentro que «el resultado es justo». «Más allá del resultado, estamos contentos por la actitud, el carácter y la mentalidad que ha demostrado hoy el equipo contra una Real Sociedad B que es el mejor equipo de la categoría con el balón, que por momentos se lo hemos quitado, hemos sido valientes, hemos presionado y, creo, este habrá sido el mejor partido de la temporada», valoró Albert Aguilá.

En cuanto a las dos partes, muy diferentes, el técnico logroñés declaró que «lo que queríamos es que el rival estuviera incómodo con el balón, que lo hemos hecho muy bien sobre todo en el primer tiempo, e intentar hacer daño cuando tuviéramos nosotros la posesión». «Ha sido un partido muy completo de mis jugadores», subrayó Aguilá, si bien reconoció que el gol encajado «ha venido fruto de un error, pero es porque siempre queremos ser valientes, aunque a veces te penalice, pero hemos tenido la ocasión de ganar, así que no se nos puede pedir más».

Ese más, quizá, es haberse mantenido vivos en la disputa por entrar en el 'play off'. «Lo que quedar por jugar lo jugaremos igual porque esto para nosotros es un escaparate muy bonito. Nos enfrentamos a auténticos equipazos y estamos disfrutando y aprendiendo muchísimo individual y colectivamente. A partir de ahí, iremos a Amorebieta a competir a cara de perro y la última jornada, aquí, frente al Athletic, creo que podemos ganar», advirtió Aguilá.