La UD Logroñés asimila ideas

Como estaba previsto, la UD Logroñés puso en escena dos onces muy diferentes, amparados en la mezcla de veteranía y juventud, con presencia de jugadores del filial en ambos. Además, Sergio Rodríguez mantuvo su trabajo de asociación por parejas en busca de que ese fútbol de memoria que tanto gusta alcanzar vaya tomando forma. Errasti y Olaetxea se posicionaron juntos en el círculo central; Ousama, que protagonizó el susto de la tarde al golpearse contra la valla y quedar tendido sobre el césped, con Vitoria; Andy Rodríguez, experiencia, con Adrián Ruiz, ilusión; Rayco García junto a Roni en busca de un ataque con mayor movilidad; Pablo Bobadilla y Gorka Pérez, porque hay que pensar en el futuro y Rodríguez sabe perfectamente qué rendimiento le va a dar Caneda. Trabajo de detalles, pero fundamental porque el fútbol se decide por detalles.

El encuentro respondió a lo que se espera en la última semana de julio. La UDL está más rodada que el River, cuya pelea reside en mejorar la quinta plaza de este pasado año, que no es poco. Sergio Rodríguez insiste desde el primer día en defender sin fisuras, en reaccionar cuando el jugador se ve superado o en robar el balón cerca de la portería del rival porque es mejor correr cinco metros para robarlo que setenta para recuperarlo en tu campo. Así, los dos goles nacieron de sendos robos. El primero, en la recuperación de Errasti en la línea de tres cuartos. Balón rápido a Iñaki y finalización. Córner que puso en juego el calagurritano y gol de Lander Olaetxea de cabeza en el segundo palo. Olaetxea será un descubrimiento para muchos aficionados arrancando desde la medular. Trabaja, roba, tiene calidad para jugar al ataque y tiene llegada.

El segundo, apenas cinco minutos después, se originó con la recuperación de Olaetxea también en la línea de tres cuartos. Conducir por el centro, balón en profundidad a Vitoria y gol de éste por debajo del cuerpo de Diego. Trabajo cumplido.

Los logroñeses cambiaron de pensamiento tras el descanso. Un once diferente, como el del River Ebro, y con otra intención. Nuevo escenario. No buscó de entrada la UDL al cuadro local cerca de su área, sino que le dejó salir con el balón y se replegó más en su campo. Los hombres de Sergio Rodríguez jugaron más en corto, arriesgaron más en la salida del balón con Meykher en la puerta e invitaron al River a que presionara más arriba. Querían dificultades, maniobrar en menor espacios. Desgastaron al River, que no se arrugó en el trabajo, pero que sí lo pagó. Andy ejercía de tercer central. Arriesgaba por dentro y desahogaba por fuerza. Adrián creció con el paso de los minutos. Jugador interesante al que miman los técnicos. Tiene cuerpo, calidad y temple. Le falta, lógicamente, experiencia.

Más profundo por la derecha con Rubén Martínez dejando el carril a Víctor, la UD Logroñés cambió el ritmo cuando Rayco apareció con más espacios y Roni cayó a banda. Les costó más conectar a Paredes y Ñoño. Ya en campo local, la UD Logroñés se daba «vida» como le pedía su entrenador desde la banda. Así, Roni arrancó por la derecha y metió balón a la espalda de la zaga. El canario sacó su varita para picar el cuero con sutileza ante la salida de Álvaro Ñiño.

Se había cumplido la hora de juego y los rinconeros ya no replegaban. Les costaba. Más espacios. Otra acción de rapidez por la derecha con Adrián, Rubén y Ñoño acabó con el pase de este desde la línea de fondo para que Rayco, llegando desde segunda línea, marcase a placer. Está fino el genio insular, aunque éste no es partido de su liga. A su calidad hay que pedirle que iguale su temporada de presentación en Las Gaunas.

En esos minutos, Sergio Rodríguez probó otra alternativa, la de jugar con bandas naturales en la medular. Rubén por la izquierda y Ñoño por la derecha. A la variante se sumaba que también había adelantado líneas y quería el robo alto. Velocidad, todo a más velocidad, incluidos los saques de banda, como se había trabajado a lo largo de la semana. Actitud. Como la del River. Ejemplar. Meykher impidió su gol, el de Miranda.