tudela. Era el día de los números, la tarde en la que la UD Logroñés podía ganar por primera vez en Tudela después de tres empates sin que nadie marcara; el día en el que podía igualar su mejor racha, aquella que recuerda que acumuló ... once semanas sin perder (25 puntos); el día en el que se podía poner a tres puntos del Mirandés, que horas antes había empatado en Irún. Sin duda alguna era el día. Y lo fue, en números, porque por primera vez perdió en Tudela, porque volvió a caer en Liga once jornadas después y porque un minuto, el 49, resultó básico para entender la derrota de un equipo que no obstante sigue tercero en la clasificación.
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La UD Logroñés soñaba con una tarde única. En su debe queda la asfixia a la que se autosometió. No jugó bien el once riojano. Sergio Rodríguez apostó por el uso de dos puntas (Marcos André y Ander Vitoria) y bandas falsas (Rayco y Olaetxea), dejando los carriles a Iglesias y Paredes. Salvador cayó más a la izquierda y ahí murió. La UD Logroñés preparó el partido condicionado por un césped en mal estado. Y lo estaba. Pero esa sugestión le devolvió al pasado más pobre.
Uno de los desencantos más sonoros de este equipo lo firmó con su empate en Tabira, en la primera jornada de Liga. El mismo dibujo ofensivo, centro del campo y ataque, y los mismos hombres. Y se ahogó aquel día. No pasó del empate por la bisoñez del adversario. Y pudo marcar aquel día en una acción de Rubén Martínez, al igual que ayer. El fútbol es repetitivo en ocasiones, lo que permite aprender de los errores. Ayer, el hombre tropezó dos veces con la misma piedra.
El Tudelano tiene claro a qué juega, pero lo interpreta bien. Dispuso de tres ocasiones y marcó en dos, si bien su primer gol fue en propia puerta después de un remate de cabeza de Santamaría. Conoce sus limitaciones y explota sus pocas virtudes. Sin embargo, la UD Logroñés sacrificó ayer su potencial. Después de recibir dos goles muy similares en siete minutos, recortó diferencias con fortuna en una acción, a balón largo, entre Santamaría y Marcos André, que ya pudo macar con el 1-0 en el electrónico.
Así, la UD Logroñés fue mucho mejor cuando abrió el campo y raseó el cuero. Iglesias generó dos acciones de gol en dos minutos. Y la segunda, minuto 49, fue gol. Centró al área y disparo de Paredes. Gol. El colegiado y su asistente se dirigieron al centro del campo. Gol. Entonces, todo el Tudelano se echó encima de Ávalos Martos, que profundizó definitivamente en su mal arbitraje. VAR virtual, conversación entre trencillas y, de repente, gol anulado. Sin pantalla en la que mirar. Su hubiera visionado la jugada, hubiera apreciado que Rayco no está fuera de juego, porque Pagola, Meseguer y Adán están por detrás del canario. El miedo anuló el tanto.
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Ese gol, con 41 minutos por jugar, cambió el rumbo del partido, con viento favorable al once local, que ya no volvió a acercarse a la portería de Miguel. Fue más contundente en ambas áreas y mucho más experto, mientras que su rival cambio todo sugestionado por un mal campo, pero jugó mejor cuando recuperó su fútbol, aunque ya fue tarde.
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