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Pocas veces contará con tantas y tan buenas ocasiones la UD Logroñés para marcar esta temporada. Pero cuando se está de malas, los 732 centímetros que separan un poste del otro en la portería rival parecen escasos como para meter el balón entre ellos. Los ... logroñeses arañaron un empate en Lezama, pero dejaron que se les escaparan con vida unos cachorros que mostraron buenas maneras, mucho ritmo y también cierta inmadurez defensiva que no supo aprovechar el equipo riojano.
Y gracias por el punto. Porque el capitán blanquirrojo salvó a los suyos de salir de tierras vascas con el zurrón vacío. Una providencial parada al penalti lanzado por el habilidoso Vicente impidió un castigo inmerecido pero que amenaza jornada tras jornada a los de Sergio Rodríguez por su ineficacia goleadora.
El empate sin goles ante un ofensivo Athletic B puede parecer un buen resultado. Sin embargo, no sacar tres puntos este sábado deja las mala sensación de ver que con semejante número de oportunidades se consiga tan poco.
El partido tuvo ritmo, con un filial con la vocación ofensiva que le hacía el equipo más goleador del grupo, con 13 goles, y un visitante que mantenía el tono. Ambos contendientes se acercaban con peligro a los dominios de Oleaga y Miguel. Villalibre tuvo en estos comienzos la ocasión más clara para los rojiblancos, pero no llegó al remate cuando se encontraba solo para rematar casi en línea de gol un centro desde la derecha que prolongó Muñoz.
Por el lado logroñés, fue Marcos André el que a punto estuvo de mandar el esférico a la red en el minuto 18, con un buen disparo desde fuera del área que se escapó por centímetros.
Pocos minutos después, en el 23, fue Víctor López el que disparó con potencia pero su tiro centrado fue despejado por Oleaga.
El balón tardaba poco en cambiar de campo en un choque que estaba resultando entretenido para los aficionados que acudieron a Lezama.
Pese a su juventud, los jugadores bilbaínos tomaron el mando del partido, con una viveza que no dejaron que se redujera. Así, Miguel tuvo que emplearse a fondo ante un tiro de Nolaskoain y, sobre todo, ante el de un Gorka Pérez que progresó con demasiada tranquilidad ante la pasiva retaguardia visitante.
La UD Logroñés intentaba bajar las pulsaciones para controlar el duelo, pero los vascos no lo permitían. A la mínima ocasión, los rojiblancos mostraban su disposición por la verticalidad, pero no llegaban a concretar por su falta de tranquilidad a la hora de precisar el último pase y definir.
Sin embargo, fue el conjunto riojano el que tuvo dos ocasiones clarísimas casi seguidas. Primero, Víctor López se revolvió y acabó disparando alto dentro del área tras un error local.
Después fue otra vez Marcos André el que desaprovechó el mano a mano ante un Oleaga que estuvo muy rápido para echarse la suelo y cortar el balón que el brasileño intentaba colarle por el palo corto.
Acumulaban méritos los de Sergio Rodríguez para adelantarse en el marcador en este último tercio de la primera mitad y, por si no bastaba con lo hecho hasta entonces, era Andy el que mandaba al palo largo un sutil disparo tras quedarse el balón muerto dentro del área del Athletic.
La imagen que estaba ofreciendo la UDL estaba siendo muy positiva ante un correoso e importante rival. Sin embargo, la falta de puntería seguía suponiendo un lastre y aumentaba la tensión de un equipo que solo había acumulado tres goles en seis jornadas, diez menos que su rival de este sábado sobre el perfecto césped de Lezama.
La segunda mitad no comenzó de manera muy distinta a la primera. El Athletic seguía apostando por la velocidad, mientras que la UDL controlaba pero ya no profundizaba con tanta claridad ni disfrutaba de las ocasiones con las que había contado antes.
Para añadir drama a la situación de los logroñeses, en el minuto 63 Vicente caía ante Juan Iglesias y el árbitro consideraba que el defensa visitante había trabado al jugador vasco. El propio Vicente se encargó de lanzar la pena máxima. Disparó raso y ajustado a la cepa del palo izquierdo y el capitán riojano respondió de manera magistral y despejó el balón. Al menos, se mantenía el empate.
Le quedaban 25 minutos a la UDL para buscar el segundo triunfo de la campaña pero Oleaga, que en la primera mitad había sido protagonista, ahora era un espectador sobre el verde.
Ni la entrada de Ñoño ni la de Ander Vitoria resolvieron los problemas ofensivos visitantes y los bilbaínos seguían a lo suyo. El segundo, de hecho, no sacó partido de una jugada tonta en la que el choque entre dos defensores locales le dejó el balón de cara y con posibilidad de encarar solo al portero. Estuvo lento y dio tiempo a Vivian para rehacerse y recuperarse justo para evitar que avanzara cuando se disponía a entrar en el área.
El balón en los últimos minutos voló más por el aire que en todos los anteriores juntos y las prisas por llegar al área rival no iban acompañadas de la precisión para acabar con el premio del gol.
La UD Logroñés sumó el cuarto empate en siete partidos y se mantiene en la parte baja de la tabla, mirando más a lo que viene de abajo que a los que se le escapan por arriba.
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