– Zelu. Suena a grito de madre enfadada llamando a su hijo desde la ventana para que deje el balón y haga los deberes...
– Bueno, realmente viene de que en un equipo, cuando era muy pequeño, jugábamos dos José Luis. Yo era el más pequeño y la entrenadora empezó a llamar Celu, porque en Jerez nos tragamos letras. Yo le puse la Z y así se quedó: Zelu.
– Llegó en enero a discutir la titularidad a Rubén Martínez y la crisis del coronavirus va a hacer que si se logra el ascenso sea de los que menos partidos hayan podido disputar.
– Si ascendemos me da igual haber jugado siete, quince o dos partidos. Lo importante es llevar al equipo donde se merece. Todos somos parte importante de esta ilusión.
– ¿Se esperaba contar con la confianza de Sergio Rodríguez tan rápido?
– Ha sido todo positivo desde que llegué. Vine a trabajar y luego, el míster es el que decide. Damos todo por jugar porque la competencia es muy grande.
– ¿Qué ha encontrado en la UDL?
– Lo que me esperaba. Si un equipo va líder con tantos puntos de ventaja es porque hace algo bueno. Vi un vestuario sano, sin maldad, una familia en la que todos dan la cara por sus compañeros. Y eso se nota en el campo.
– El parón de marzo, ¿les ha hecho volver con más ganas a ese vestuario?
– Sí, es un grupo muy unido y el confinamiento nos ha hecho tener más ganas de estar juntos. Es un equipo de diez.
– ¿Cómo y dónde vivió el confinamiento?
– He echado mucho de menos la rutina de entrenar, de competir... Había gusanillo. Y, afortunadamente, lo pude vivir en Jerez, donde tengo un poco de césped y pude tocar un poco de balón.
– ¿Se pierden cualidades?
– No, pero cuando llevas tanto tiempo y vuelves a un campo te sientes como un niño chico.
– Félix Revuelta abrió las puertas a los sueños de ascenso con la frase: «Si ascendemos, habrá que quemar Marbella».
– Primero, lo importante, ascender. Después, hablaremos. Pero está claro que si subimos, algo habrá que hacer. Nos lo hemos merecido y, además sería el primero de mi carrera.
– De Jerez a Logroño pasando por mucho equipo del sur (Málaga, Sevilla, San Fernando, Melilla...) y un poco de norte (León). ¿Qué le parece Logroño y el ambiente?
– No es una ciudad muy grande, pero no le falta de nada. Estoy contento, me siento querido y eso te da confianza.
– ¿Y la gente?
– Se dice que la gente del norte es más fría, pero no es así. Aquí son cercanos y conmigo se han portado de maravilla.
– Jerez, ciudad de bodegas; Logroño, ciudad de bodegas... ¿Es usted aficionado al vino?
– [Ríe]. Sinceramente, no me hace mucha gracia, pero tengo curiosidad. Solo pude ver una bodega antes de confinamiento, pero quiero ir a más. Y me gusta leer sobre Logroño, su historia...
– ¿Y comer en la calle Laurel?
– Pues también tuve mala suerte a causa del coronavirus: sólo pude ir una vez.
– Tapas en Jerez, un paseo por El Húmedo de León, uno por la calle Laurel... ¿Con qué se queda?
– Un mixto. Todo tiene su encanto. Ahora me toca disfrutar y conocer más lo de aquí.
– ¿Una locura para hacer si se logra el ascenso?
– Yo me raparía la cabeza.
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.