El Calahorra se queda a medias

Una de los peores defectos que se puede sacar ahora mismo del Calahorra es que es un equipo previsible, algo inocente en su posesión, dependiente de la salida desde los centrales que los rivales ahogan con una intensa presión, demasiado juego interior, con centros que rara vez encuentran destinatario en el área. Y sus guiones son similares.

Comenzó, como siempre, el Calahorra con un ritmo alto de juego, abrumando con la posesión y jugando en campo de un Tarazona que se sacudía como podía esos envites. Diego Martínez dio un nuevo aire al equipo y el triángulo formado por Tarsi, Ortega y Víctor Andrés funcionaba en el centro del campo. Sobresalientes en esos compases iniciales los rojillos con un buen fútbol en el que todos sus jugadores contribuían pero al que le faltaba la guinda en forma de remates claros.

Bendita la previsibilidad del Calahorra en ese aspecto, el de querer ser un equipo dominador y asociativo. Sin embargo, es también común que los rojillos den un paso atrás, desconecten, pasados los primeros 20 o 25 minutos. Este domingo, lo pagaron caro.

El Tarazona prácticamente no había cruzado la medular salvo para efectuar una intensa presión. En cuanto lo hicieron con el balón, ganaron oxígeno y unos primeros acercamientos en los que la falta de contundencia defensiva del Calahorra era evidente. En el gol quedó claro, con un balón cruzado de derecha a izquierda que llegó hasta Rodri, que controló para poner al área pequeña donde Casi, con colaboración rojilla, tocaba al fondo de la red local.

Igualar antes del descanso hubiese sido clave, pero no lo logró el Calahorra pese a unos minutos en los que Ramón y Carrique aparecieron mucho por las bandas para colgar al área, donde una y otra vez el Tarazona achicaba, salvo en una ocasión en la que Víctor obligó a Company a lucirse. Permitía el paso por vestuarios un momento de reflexión, pero no sentó bien al Calahorra, que perdió diez minutos hasta que Fran Sota y Rayco refrescaron al equipo, dando más claridad en esa zona de tres cuartos.

El problema estaba enfrente, y es que el Tarazona defendía muy replegado, con la zaga y el centro del campo pegados para impedir las combinaciones por el centro. Un frontón ante la insistencia y el buen juego de un Calahorra que empezó a tener ocasiones con Amorrortu como principal protagonista, en un par de peligrosos disparos que desvió con mérito el portero.

Los cambios en los laterales buscaron más profundidad y desde la banda llegó el empate, recibiendo Fran Sota, el mejor de la segunda parte, de Marcén en la esquina del área, girándose y colocando el balón en el palo largo, lejos de la estirada de Company.

Quedaban siete minutos más el descuento y el Calahorra se volcó en busca de una victoria que por dominio e insistencia merecía, ante un rival que salía a la contra de vez en cuando y poco más. La polémica entró en juego en esos momentos decisivos por dos manos en las que los rojillos reclamaron penalti, la primera tras una falta al área y un remate que taponó la zaga y la segunda, ya en el añadido, por un pase atrás de Ander que dio claramente en el brazo de Lucho, aunque pudo ser fuera del área. No pitó nada el colegiado.

Pese a todos sus defectos, el Calahorra mereció más ante el Tarazona. Mereció ganar y seguir como líder. Las virtudes mostradas en este comienzo de liga dejan claro que es más que un candidato a estar en lo más alto.