¿Vas a Badajoz? Aquí tienes una guía para no perderte

Badajoz, a entre siete u ocho horas largas por carretera, es una ciudad que, de entrada, podría asemejarse mucho a Logroño. Una ciudad fronteriza, en su caso con otro país; de servicios, como tantas otras capitales de provincia; de algo más de 150.000 habitantes, justo como la capital riojana; atravesada por uno de los grandes ríos españoles, el Guadiana; con otro de los aeropuertos regionales de menor tráfico, el de Talavera la Real...

Por parecerse, hubo un momento hasta en el que compartieron eso de CD en su equipo de fútbol... y, ya puestos, decir que hasta tendría en la figura de Porrina de Badajoz a su particular Pepe Blanco, salvando las distancias. Tiene Corte Inglés, eso sí. No hay tranvía, aunque se habla del mismo, pero sí Universidad.

Qué se van a encontrar los logroñeses que se líen la bufanda al cuello y pongan rumbo a tierras de mi Extremadura es lo que tratan de responder estas líneas, escritas desde la distancia con la inestimable ayuda de Clara Díaz, emeritense afincada en la capital badajocense desde hace más de dos décadas, con la que un servidor coincidió durante unas prácticas en RNE y, para más inri, tuvo la suerte de asistir al partido inaugural del 'Nuevo Vivero', un amistoso entre el CD Badajoz y el CF Extremadura finalizado con un 0-0 en el marcador si mal no recuerdo. Eran otros tiempos, era cuando en un 'argentinizado' club banquinegro, y de mano de los delirios de grandeza de Marcelo Tinelli, se soñaba incluso con subir a Primera.

Comencemos por el 'Nuevo Vivero', con capacidad para algo más de 15.000 espectadores... ¿les suena? De entrada, decir que el estadio no está en la ciudad, sino a unos dos kilómetros del casco urbano. De normal, se aparca bien, por los que vayan a ir en coche, aunque se espera lo que se dice un 'entradón' y se anuncian complicaciones. También se puede dejar el coche en los aparcamientos del Bioclimático, claro, pero tocará andar. Eso me dice algún que otro conocedor de la zona y de la que se avecina.

Y es que, al estadio, también se puede ir andando. Media hora larga, eso sí. Se prevén altas temperaturas y las alertas por calor en mi tierra no son para tomárselas a broma. Hablando claro, una distancia como para pensárselo dos veces, la verdad. Dos, tres o las que sea y siempre desde Valdepasillas, tal y como ya se comenta en redes sociales. Desde la citada zona se puede coger el autobús urbano (línea 7) hasta el polideportivo de La Grananilla y desde ahí plantarse en el estadio municipal en unos minutos. Pregunten, que preguntando se va a Roma... y a cualquier campo.

Valdepasillas es un barrio de la periferia, sí, pero uno de los más poblados, con más servicios y un urbanismo más ordenadito de Badajoz y, sobre todo, una de las principales zonas de concentración de bares y pubs de la ciudad extremeña (hay supermercados e hipermercado próximos y ningún riojano echará en falta casi ninguna de las cadenas de hostelería y restauración más conocidas).

Como curiosidad, y también coincidencia, la zona acogió en su día el desfile militar que hace un año se celebró en Logroño. Lugares como la avenida Sinforiano Madroñero y las plazas de las Américas y La Molineta serán paradas obligadas, y bastante prácticas, para que los aficionados desplazados a la capital pacense puedan reponer fuerzas y apurar las horas previas al partido. Que nadie se asuste si con la caña o el vino le ponen una tapa... suelen ser gratis.

Como centro comercial de referencia, quienes lleguen a Badajoz en coche tienen 'El Faro', una gran superficie, pero grande grande de verdad, con todos los servicios habidos y por haber que linda con la frontera portuguesa... a menos de un kilómetro, concretamente. Una opción muy a tener en cuenta... por razones de comodidad sobre todo, que quede claro.

Pero si aparte de fútbol de lo que se trata es de aprovechar y hacer un poco de turismo, será conveniente adelantar la llegada unas horas y no dejar de pasar por el Casco Antiguo, pues es el interior del recinto abaluartado el que concentra los mayores atractivos monumentales: desde la Torre de Espantaperros y la Alcazaba a la catedral, la puerta de Palmas y, sobre todo (y es opinión puramente personal), la Plaza Alta.

De camino a lo 'histórico' puede pararse uno en la plaza de los Alféreces y en la calle Menacho, arteria comercial por excelencia. Comercios, bares y restaurantes prácticamente irán saliendo al paso de la afición. La plaza de la Soledad o la calle San Juan son también sitios de referencia.

Si el viaje a la capital de La Raya no da para una incursión en su parte antigua, donde la huella musulmana es evidente y no habría que dejar de verla, que nadie regrese a Logroño al menos sin contemplar el Puente Real, pues ese queda en el citado Valdepasillas. El Puente Real es un puente atirantado sobre el Guadiana, el cuarto puente (sí, sí, también tienen su cuarto puente) que se construyó en la ciudad en la prolongación con la avenida, ¿lo adivinan?, Sinforiano Madroñero. El paseo fluvial del Guadiana también da para, valga la redundancia, un paseo... y seguro que propicia las comparaciones inevitables con nuestras riberas del Ebro.

Badajoz, siempre amable y acogedora, es toda una ciudad por descubrir en el tiempo que se disponga. Y el fútbol puede ser, en esta ocasión, la mejor de las excusas. Al menos hasta que eche a rodar el balón. Independientemente del resultado. Estando en La Raya, siempre nos quedará Portugal. Y Elvas, a escasos kilómetros, presume de ser la ciudad que tiene el mayor número de fortificaciones de Europa. No estaría de más decir eso de 'obrigado' justo a la hora del regreso. Que ustedes lo disfruten.