LA RIOJA
Domingo, 9 de abril 2017, 12:06
La UD Logroñés de Sergio Rodríguez está en pleno florecimiento. Todo lo que antes iba mal, ahora funciona. Todo lo que antes fallaba, de repente se ha arreglado. Y toda la suerte que antes no estaba, ahora ha vuelto. Y así son las cosas: tres ... victorias seguidas, dos de ellas fuera de Las Gaunas, y esta última ante un rival directísimo en la lucha por no descender.
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Los blanquirrojos, además, han dejado este domingo buenas sensaciones. Dos partidos en uno, y en los dos haciendo lo debido. Primero, en una primera media hora más que estimable, han encimado al Mensajero, le han creado peligro, le han hecho dos goles (aunque uno de ellos anulado por un fuera de juego bastante dudoso) y le han podido hacer alguno más. Con Reguilón y Espina al mando, con César Remón en un gran estado de forma y con un Coulibaly que va a todas y toca todas, la UDL daba la sensación de equipo mandón.
Antes ya del gol de Espina de penalti en el 12 (tras un clarísimo derribo del portero local a Reguilón en el mano a mano) la UDL había dado motivos de canguelo a los isleños. Lo dicho. Un gol de Coulibaly de cabeza, anulado por un fuera de juego muy muy dudoso. Y después, aunque el Mensajero se estiró, el Logroñés no quiso tirarse atras. Así, en el 27 Reguilón volvió a quedarse solo ante el portero, tras una gran triangulación con Pablo Espina, pero esta vez ganó el guardameta.
Eso sí, para quien pensara que el equipo no era el mismo que tanta pena daba hace un mes, aún quedan algunos detalles. Como por ejemplo ver a un central canario, Jaime, rematando hasta tres veces tras otros tantos saques de esquina. Defender los balones parados sigue siendo una asignatura pendiente.
Pero Jaime no acertó, y tampoco lo hizo Álex Cruz, que en el 43 tuvo la más clara del partido para los suyos. Y la UD se iba por delante al descanso.
Otro partido
En la segunda mitad tocó otro partido. Fueron algo más de 15 minutos de encierro: cinco córners en un cuarto de hora, presencia constante del Mensajero arriba y mucho miedo en el cuerpo, con algún paradón para apuntarle a Miguel mientras tanto. Y de nuevo hay cosa que no son como antas: ahora la defensa blanquirroja, tan peligrosa antes, no concede ni un fallo.
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El partido lo cambió un cambio. En el 63 se iba Reguilón, tocado, y entraba Muneta. Y la UDL recuperó el balón, se serenó y no volvió a conceder ocasiones claras ni juego peligroso. Había pasado la tormenta, y desde entonces fue incluso el equipo blanquirrojo el que pudo hacer el segundo dos veces, con una gran jugada de Muneta y luego con un remate franco de Coulibaly, magistralmente sacados el primero por el portero y el segundo por un defensa en intervención milagrosa.
En fin. Sergio Rodríguez (por cierto, expulsado en el minuto 17 por no se sabe aún qué) sigue con su idilio. En sus dos etapas de esta temporada ha dirigido al equipo en cinco partidos. Y son cuatro victorias y un empate. Y son tres victorias seguidas.
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Llueve (mucho) menos en la casa blanquirroja. Sigue la primavera.
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