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Sergio Moreno Laya
Miércoles, 29 de marzo 2017, 10:47
Logroño. Solo tres partidos, con dos victorias, y un empate. Un gol en contra, el recibido de libre directo el pasado domingo, y seis tantos a favor. Dos partidos fuera y tan solo uno en Las Gaunas que acabó con un pobre empate a cero ... ante la Real B. La frialdad de los datos sube la temperatura del socio al ver que Sergio Rodríguez no conoce la derrota, por pocos que sean los partidos jugados hasta ahora; le sube la fiebre más si cabe una vez conocidos los resultados obtenidos por Rafa Berges a modo de agente adecuado para acceder al menos a la cuarta posición con algo más de una vuelta por delante.
Sin tiempo ni con la cuarta plaza como gran objetivo, Sergio Rodríguez tira de pragmatismo, adaptabilidad de su once a las características propias y del rival, y a la consistencia en ambas áreas para lograr la salvación, siempre desde un tono cercano, claro, conciso y relajado.
En el club, donde le reconocen como uno de los grandes valores de la entidad de cara al futuro y esperan que esta etapa no le pase factura, toman nota y observan: «Es muy tranquilo. Habla y nunca parece estar nervioso, pese a que hay situaciones en un banquillo muy complicadas, más cuando se está en una posición como la actual». La tranquilidad como estado natural para articular las palabras y ofrecer soluciones; y «la alegría» como manifestación del día a día en el trabajo. «Es decir, esto es fútbol y mejor practicarlo con alegría, con buen ambiente, pero desde la responsabilidad que obliga una labor profesional donde hay mucho en juego», indican desde dentro del club.
En los dos partidos jugados y ganados en Madrid, el equipo se encontró con sendos errores de los porteros para adelantarse en el marcador, y con el partido ya de cara, dos penaltis que ayudaron a resolver la situación a favor del equipo. Por tanto, la variable de la suerte también es un elemento reseñable a la hora de labrarse un buen destino y atajar uno de los déficit de este equipo, el gol. Pero ni la fortuna ni el azar justifican o explican los éxitos o los fracasos.
Sergio Rodríguez conoce a la perfección a la UD Logroñés, a los jugadores, a su cuerpo técnico, a la dirección deportiva, a los directivos, al presidente, a muchos socios y por supuesto a un agente importante en este ecosistema: el entorno del fútbol logroñés. Conoce a todo el mundo, lo que le permite tomar decisiones propias sabiendo, como se suele decir, «lo que hay». Berges no contó con tanta información.
Todo esto se traslada, sin duda, al terreno de juego. Sergio Rodríguez ha sabido sacar partido de la habitual reacción de los jugadores a la llegada de un nuevo técnico. Todos borran lo anterior, trabajan duro esta primera semana para demostrar que pueden ser titulares, y salen al césped «limpios» y con ganas de mostrar una «reacción» que tienda a agotarse. Berges también consiguió buenos resultados en sus dos primeros encuentros.
Afronta Sergio Rodríguez una semana, por tanto, trascendental dado que sumar una victoria el domingo supondría un paso casi definitivo hacia la salvación. Una semana para aumentar la carga en los mensajes de cómo quiere afrontar este partido. Y ya comenzó a dejarlo claro el pasado domingo tras el último choque. «Vamos a sacar siempre a los 11 mejores para cada partido. Y confiamos en todos los jugadores», dijo. El 11 se hará tras cada entrenamiento para solventar los problemas en ambas áreas.
Su juvenil, plenamente superior en la categoría, saca el balón jugado desde atrás, como le gustaba a Berges. Pero no parece probable que sea una característica natural en este tramo final del campeonato. Al menos fuera, el equipo no se complicará mucho la vida, al contrario de lo que ideaba Berges para llevar la pelota a la zona de peligro, y que provocó dudas en Miguel, obligado a jugar en demasiadas ocasiones con el pie hacia los laterales o centrales.
Sergio Rodríguez cocina el fútbol en el centro del campo para evitar errores atrás. Allí acumula a gente con calidad, como queda demostrado en las tres alineaciones que suma hasta el momento. Un centrocampista defensivo, y el resto tiende a ir por dentro para llevar el balón a uno de los dos puntas que tendrán soluciones para resolver o asistir, como Espina en el primero de Salvador el pasado domingo. De ahí, que al contrario de Carlos Pouso, Sergio Rodríguez no tenga tanta necesidad de usar extremos veloces. Pero tampoco lo cede todo al fútbol control como explicó el domingo. «Tenemos un equipo que puede jugar bien a la espalda de sus defensores, así que queremos aprovecharlo». Berges no aprovechó nunca los espacios existentes y Pouso sentía verdadera predilección por las contras con Titi, Alegre, Pere Milla o Chevi. Estos no están, y Rodríguez se aferra a mezclar el juego combinativo con el largo para confundir y sorprender a los rivales en malas basculaciones. Por eso no le cuadra la figura del doble pivote, al que tanto se aferró Berges.
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