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Luismi Cámara
Domingo, 5 de marzo 2017, 14:24
Vital. La UDL logró con un gol de Caneda una victoria fundamental ante el Sestao. Un triunfo que da vida al equipo... y a Rafa Berges. Los blanquirrojos afrontaban una jornada que les podía dar un respiro o, en caso de derrota, acercar un poco ... más al abismo a la entidad logroñesa. Tropezar en Las Llanas, de hecho, sonaba a despedida para el técnico que llegó para sustituir a Pouso. Pero la tarde del domingo no le pudo ir mejor a los riojanos, que suman tres puntos de golpe fuera de casa tras no hacerlo durante demasiado tiempo, y ven tropezar a sus perseguidores.
Advertía Sergio Moreno, la voz de la radio en internet, en los primeros minutos de la retransmisión en radio.larioja.com, que el choque entre el Sestao y la UD Logroñés iba a ser un duelo para adultos. Y no se equivocaba. Ya a los nueve segundos del pitido inicial, Daniel Baiges mostró la primera amarilla a Marcos André, mostrando bien pronto su clara intención de que no se le fuera el encuentro de las manos con dos contendientes muy necesitados por su mala posición en la tabla y obligados a darlo todo en tierras vascas.
La UDL estuvo muy bien acompañado en la grada por los cerca de 400 aficionados que acudieron a la llamada del club para animar a los blanquirrojos y que crearon un ambiente fantástico.
En un partido sin ocasiones iniciales, la UDL casi se pega un tiro en el pie con uno de esos errores que se están repitiendo esta campaña partido tras partido. En esta ocasión fue Muneta el que, con una mala cesión, dejó a Ander Franco en posición de adelantar a los locales a los 25 minutos. Hasta el ariete se sorprendió de semejante fallo y no fue capaz de aprovechar el regalo ante un Miguel muy atento.
Fue el gran susto en una primera mitad con poco fútbol, mucha tensión y unos rojiblancos que tuvieron varios acercamientos al área rival, aunque sin que ninguna de ellas llegara siquiera a asemejarse a algo parecido a un gol para los de Berges. Si acaso, un par de aproximaciones de Marcos André metieron el miedo en el cuerpo a los locales. Cero a cero y a los vestuarios, con el balance de unos primeros 45 minutos sin problemas en defensa, salvo el puntual fallo mencionado, y con la habitual nulidad en ataque, sin disparo alguno blanquirrojo entre los tres palos defendidos por Magunazelaia.
No se cumplió eso de 'tanto va el cántaro a la fuente...' porque la UDL sólo necesitó una ocasión para adelantarse. En una falta lateral lanzada por Espina en el minuto 48, Caneda acertó a tocar con la cabeza lo suficiente como para rozar el balón, cambiar su dirección y batir al arquero local. Un gol que podía suponer tres puntos importantísimos para los intereses riojanos, más aún después de conocer la derrota del Socuéllamos (1-3 ante el Castilla), que estaba empatado con el equipo logroñés, y el empate del Mensajero (1-1 ante el Zamudio), que marchaba a dos puntos.
Adrián León pudo sentenciar el partido en el minuto 65, pero el remate de cabeza del potente medio blanquirrojo se estrelló en el larguero rival.
El Sestao vio entonces las orejas al lobo y se lanzó a remontar un partido que se antojaba vital para sus cada vez más reducidas posibilidades de salvar la categoría. Pero la UDL tenía a un Pazó en plan capitán general, dirigiendo la retaguardia visitante para frenar las embestidas del Sestao. Sin embargo, los blanquirrojos se quedaban sin aliento por el desgaste y los vascos aumentaban su presión.
Entonces, Miguel se puso el traje de Superman para sacar con un paradón un potente disparo de Santamaría que se colaba por la escuadra. Corría el minuto 78 y la animada afición blanquirroja se quedaba muda por momentos. Tocaba sufrir de nuevo, otra vez. Pero, si el triunfo viajaba de Las Llanas a Las Gaunas, el mal rato merecía la pena.
El Sestao se fue a buscar la vida a pecho descubierto al campo rival ante un adversario al que ya le podían los nervios. Los locales se llevaban los rechaces por la fuerza de la necesidad y la UDL se defendía como buenamente podía. Ander Gago tuvo el empate con un disparo potente que acabó yéndose arriba. Otro respiro hondo.
El Sestao siguió achuchando hasta que Daniel Baiges pitó el final del partido. Entonces comenzó la fiesta de verdad, la de los 400 aficionados que habían estado animando y sufriendo junto a los suyos. Los jugadores les agradecieron el esfuerzo mientras Las Llanas se convertía en un pedacito de Logroño al grito de Que bote Las Gaunas.
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