Fútbol

La N-VI

Las crónicas de los partidos de Segunda B hay que escribirlas en los bares

Sergio Moreno Laya

Viernes, 5 de febrero 2016, 23:28

Las crónicas de los partidos de Segunda B hay que escribirlas en los bares. Esto es un hecho incuestionable. Al menos las de fuera. En casa, el asunto puede ser otro. El confort del hogar tira mucho, y más en invierno. Pero las crónicas de ... los partidos a domicilio deben ser escritas en los bares. No para meterse entre pecho y espalda un trago poderoso que arregle un espíritu helado. En la mayoría de ocasiones se trata de beberse una modesta infusión a modo de perdedor forastero al que le toca kilometrear de vuelta hasta el confort del hogar.

Publicidad

En los bares es donde vive la gente que te recibe. Ahí muestra sus alegrías y sus penas. Expresa sus más elevados sentimientos a través de adjetivos calificativos duros o hermosos, como la vida, que se vive en los bares; y si son a pie de una Nacional, aquí un servidor se cala un sombrero y se lo quita, y me voy a una tienda para comprarme una corbata, para ponérmela y luego desabrochármela en el instante justo en el que recibo a cara descubierta el olor de la vida de ese bar a pie de carretera nacional. Qué dulce néctar el carajillo de la tarde, qué feliz reencuentro con la faria a cara de perro, qué maravillosa sensación la cubalibrada de los amigotes, qué magnífico espacio para narrar las andanzas del Logroñés Qué recuerdos en la Nacional VI, y el asunto no se escribe en letras de neón.

En la N-VI, ahí se encuentra un bar sin nombre, un establecimiento que recuerdo pero al que no le puedo poner denominación. Doce meses han pasado desde que lo visité (0-0), y maldigo no saber su nombre. Tampoco el de su propietaria. Y es que no se lo pregunté. Maldigo una y mil veces semejante error.

En plena N-VI, a un paso de La Eragudina, coinciden un bar y una mujer sin nombres. Ella es experta en pelar zanahorias A una mano, con los ojos cerrados, para seguro hacer luego uno de esos pucheros que con una cucharada arreglaría el desgobierno actual. Pero estaba pelando zanahorias. Mucho quedaba por delante hasta dar sentido a esa olla. Pela que te pela, ella; y teclea que teclea, yo. Y unas cuantas pelusas delimitando su labor con la mía. Ni la faria, ni el carajillo, ni la cubalibrada de los amigotes un sábado por la tarde Ni órdagos, ni subastaos en el bar y la mujer sin nombres. Zanahorias y un ordenador.

Por no haber ni una modesta infusión. Un refresco a un grado bajo cero. El lugar para escribir sobre el empate a nada del año pasado entre el Astorga y el Logroñés. El lugar que tuve que abandonar a media crónica porque ya no había zanahorias que pelar. El bar sin vida, y la mujer sin nombre que me cargó hasta las orejas de hojaldres y mantecadas, que degusté en el coche donde tuve que cerrar aquel día aquella crónica.

Publicidad

Justo enfrente jugará este sábado la UD Logroñés frente al Atlético Astorga. Volveré para preguntarle su nombre y comprar más hojaldres. Os lo contaré desde las 16.45 horas en radio.larioja.com, como siempre.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

¡Oferta 136 Aniversario!

Publicidad