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Sergio Moreno Laya
Domingo, 22 de noviembre 2015, 16:32
La insistencia en el error es un factor que genera frustración porque denota o falta de imaginación para subsanarlo, o, lo que es peor, incapacidad para solventarlo. Y si contra el Astorga se atacó poco, contra el Sporting B nada, contra el Somozas absolutamente nada, ... y contra la Cultural menos aún y sabiendo que Carlos Pouso insiste y repite en sus intervenciones que el problema en Las Gaunas es que no se genera nada, la cuestión por redundante no deja de ser menos preocupante. O por eso preocupa.
La UD Logroñés salvó un punto porque la Cultural le respetó en demasía cuando hizo su gol de penalti por obra y gracia de Aketxe. Entonces, por instinto y excesivo respeto, dio un paso atrás y los locales pudieron empujar para hacer otro gol al choque. Probablemente el gol más feo de la historia, la resolución menos bella posible. Igual de efectiva por parte de Jacobo Trigo como la de hace una semana de Carlos Fernández, pero no por ello más bonita. Dos goles en los dos últimos encuentros exactamente iguales: al empuje, al choque, a la presión individual no colectiva- de un jugador en un instante de esfuerzo personal, para cazar el error del rival, que de momento se produce y los balones acaban entrando al trote cochinero en la portería. Dos malos despejes de los porteros. Dos pies blanquirrojos de por medio. Dos goles. Cuatro puntos. Menos mal.
Es más propio de un conjunto de rugby que de fútbol, con los delanteros empujando como primera línea de defensa para llevar el balón a la zona de ensayo. Dos goles, en Valladolid y este último ante la Cultural, que revelan la incapacidad de la UD Logroñés para combinar, para al menos trenzar tres pases que acerquen la pelota hasta la portería contraria. La cuestión es tan previsible en la UD Logroñés que pronto los rivales vendrán a Las Gaunas sin la sensación de temor que producía hasta hace bien poco tras un inicio espectacular. Ese agua pasada ya no mueve el latido de los rivales, que observan a los de Logroño como un conjunto débil en Las Gaunas. Y pronto sacarán más provecho. Irán a por nosotros y entonces sufriremos de lo lindo, más que en estos últimos partidos.
En medio de la lluvia
Es fácil comprender la cuestión imaginando estatuas de sal en medio de la lluvia. Se va perdiendo la figura hasta no encontrar ningún motivo en el que apoyarse para pisar el área contraria. Mejor estarse quietos, no provocar nada para que nada suceda, pues el desmoronamiento o la constatación real de existe un problema estructural puede amargar a cualquiera. Que pase el tiempo y todo quede como empezó. Algún jugador riojano llevará el oval hasta la zona de ensayo. Pero las estatuas siguen derritiéndose hasta no quedar nada. Congelados por la falta de un plan ofensivo, los jugadores blanquirrojos se dedican con entusiasmo a las labores defensivas, demostrando que todo lo bueno para frenar al rival se torna en estatuas de sal cuando toca dotar de sentido al fútbol de ataque. No existe o no da la sensación de existir una pauta de comportamiento para comprender el juego de medio del campo para delante. ¿Es la UD Logroñés un equipo contragolpeador? No lo sabemos con certeza. ¿Es la UD Logroñés un conjunto vertical? Cada día está menos claro. ¿Cómo quiere ser la UD Logroñés en Las Gaunas? Imposible adivinarlo hasta ahora. Más allá de que el objetivo es llevar balones a los costados y poner un par de centros buenos.
El debate no versa sobre si es mejor tener el balón o salir a la contra, apostar por el juego directo o mezclar en pase y movimiento. La cuestión es saber si existe una idea clara de cómo se quiere atacar la meta contraria. Porque la inspiración individual ha dejado de existir. Pere Milla anda perdido, Titi y Alegre no reciben en velocidad, a Carlos Fernández nadie la manda una pelota decente Y el resto, a defender, y muy bien, por cierto; o en el banquillo para salir en cambios ya rutinarios que poco o nada giran los encuentros. Estatuas de sal que se están derritiendo. Gota a gota erosionadas por la ausencia de un plan. Es Chevi el reflejo del alma. Salió 20 minutos para al menos mostrar verticalidad en la conducción para superar el orden rival. Y si solo juega 20 minutos por algo será. De la verticalidad del madrileño partió un foco de incendio para comprobar que la Cultural, en defensa, es tan débil como la UD Logroñés en ataque. Un disparo de Jacobo Trigo contra el pecho del meta tras un pase de Titi por la derecha en la primera parte, y un lanzamiento de falta directa de Jordan fue toda la cosecha que recogió la UD Logroñés en el partido que debía suponer la recuperación, el inicio de lo que será un mes, hasta las vacaciones de Navidad, decisivo para los riojanos, con Burgos, Sevilla (dos veces), Guijuelo, Cacereño y Tudelano en el horizonte. Veremos si no es mucho cocido para tan poca sal.
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