José Mourinho llegó a la Roma en el momento más bajo de su carrera. Después de dos decepcionantes etapas en el Manchester United, donde había conquistado su último título, la Europa League en 2017, y el Tottenham, el portugués necesitaba un golpe de efecto que ... relanzase su prestigio como técnico. En la ciudad eterna al menos ha encontrado un trofeo, el primero en Europa de uno de los grandes clubes de Italia. Ya es 'The Special One' en la capital transalpina, donde unió su nombre al de Nicolò Zaniolo con letras de oro, como los héroes de Tirana, donde la Roma conquistó la primera edición de la Conference League en un ejercicio de golpeo y aguante, al más puro estilo Mourinho.
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Y es que la nueva competición continental, diseñada por la UEFA para dar oportunidades en toda Europa, ofrecía a dos clubes con brillantes historiales en el Viejo Continente la ocasión de reverdecer laureles. Comenzó mejor el Feyenoord, al menos con más disposición a dominar el partido desde la posesión de balón y ganando metros a la Roma de Mourinho, con un planteamiento más cercano al repliegue y la contra, sello de la casa. El conjunto italiano, favorito a tenor de sus nombres, sobre el césped y en el banquillo, fue de menos a más con el aliciente de su primer título en Europa, más allá de aquella Copa de Ferias del 61 no reconocida oficialmente.
La afición 'giallorossa', rivalizando con la numerosa hinchada del Feyenoord en cuanto a color y ruido en el Arena Kombëtare de Tirana, el estadio nacional de Albania, no quería ni oír hablar de otra derrota como las de la final de la Copa de Europa del 84, en su hogar del Olímpico de Roma, y de la Copa de la UEFA del 91, frente a sus compatriotas del Inter. Lamentó el seguidor romanista la lesión del veterano Mkhitaryan, curtido en mil batallas, un mal augurio y quizás lo más noticiable de un primer tramo de partido marcado por el respeto en exceso propio de los partidos con la gloria en juego.
Roma
Rui Patrício, Mancini, Smalling, Ibañez, Karsdorp (Vina, min. 89), Mkhitaryan (Oliveira, min. 18), Cristante, Zalewski (Spinazzola, min. 67), Zaniolo (Veretout, min. 67), Abraham (Shomurodov, min. 89) y Pellegrini.
1
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Feyenoord
Bijlow, Geertruida, Trauner (Pedersen, min. 74), Senesi, Malacia (Jahanbakhsh, min. 88), Til (Toornstra, min. 59), Aursnes, Kökçü (Walemark, min. 88), Nelson (Linssen, min. 74), Dessers y Sinisterra.Gol: 1-0: min. 32, Zaniolo.
Gol: 1-0: min. 32, Zaniolo.
Árbitro: István Kovács (Rumanía). Amonestó a Trauner, del Feyenoord, y a Pellegrini, Zalewski, Rui Patrício y Spinazzola, por la Roma.
Incidencias: Final de la Europa Conference League disputada en el Arena Kombëtare de Tirana.
Se desesperaba Tammy Abraham, héroe de esta Roma de Mourinho con 27 goles en la temporada, nueve de ellos en la tercera competición europea. Levantaba las manos el delantero inglés, solitario, varios metros por delante de cualquier compañero. Nada parecía anunciar el gol, pero entre Mancini y Zaniolo se encargaron de echar por tierra las previsiones y lanzar un directo al mentón del adversario. El defensa la puso en largo y el delantero aprovechó el error en la anticipación de Trauner para bajarla con el pecho de categoría, orientado, y definir a la altura de zurda, con la puntera.
No es que el partido se convirtiese en un placer para los sentidos tras el gol, pues el Feyenoord tuvo escasa capacidad de reacción y la Roma le puso pausa a su ventaja. Apenas un disparo lejano de Kökçü atrapado en dos tiempos por Rui Patrício, pese a que el encuentro llego al intermedio con el conjunto de Róterdam poniendo cerco al área romanista. Dominio neerlandés estéril, que sin embargo mutó en peligro nada más reanudarse el encuentro. Rui Patrício se agigantó bajo palos para evitar el tanto de Til, una acción menor si se compara con la mano que metió minutos después ante el misil de Malacia, solucionado entre el guardameta y la ayuda del poste.
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Acumulaba méritos el Feyenoord, ante una Roma muy encerrada en sus propios dominios. Solo la fortaleza defensiva de Mancini, Smalling e Ibañez mantenía con vida la ventaja 'giallorossa' en un partido de dirección única, la del área italiana. Restaban apenas 20 minutos de final cuando Veretout le dio algo de trabajo a Bijlow, inédito hasta el momento más allá del balón que sacó de la red tras el tanto de Zaniolo. Parecía respirar el equipo transalpino, pero fue un espejismo. La gloria pasaba por un ejercicio de aguante, facilitado por los problemas neerlandeses para encontrar claridad en el último pase. Con sufrimiento, mucho, pero acabó llegando el primer título de la Roma en Europa, el quinto de Mourinho, que también toca laurel en el Viejo Continente como 'giallorosso'.
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