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El Real Madrid puso rumbo este lunes a Marruecos escocido por el tenso partido ante el Mallorca. La derrota frente al cuadro bermellón complica mucho a los blancos la pelea por la Liga, con una desventaja de ocho puntos respecto a un Barça intratable ... que les sacó los colores en la Supercopa de España. Pero, por encima de eso, el pleito en Son Moix ha generado una enorme indignación a causa de lo que en Chamartín describen como barra libre contra Vinicius.
La cacería al brasileño alcanzó su pico en el feudo del Mallorca, donde recibió diez faltas y fue objeto de una emboscada por parte de Maffeo y Raíllo que le desquició. Además, la parroquia bermellona vertió sobre el '20' nuevos insultos racistas que están siendo investigados por LaLiga y que se unen a los que soportó en otros recintos como el Camp Nou, el Metropolitano o el José Zorrilla. Una lacra que no cesa.
Entienden en el Real Madrid que existe un doble rasero que perjudica a Vinicius. El carioca es el futbolista que más faltas recibe en la Liga: 79, a razón de una cada 22 minutos. Un dato que denota el temor que causa en los rivales y sus dificultades para contenerle dentro de los cauces legales, pero que no se ve extrapolado a la Champions. En la máxima competición continental solo ha sufrido 11 faltas y no ha visto una sola amarilla, frente a las cinco que acumula en el principal torneo doméstico, motivo por el que se perderá el partido ante el Elche de la vigésimo primera jornada.
Tampoco en Europa sufre el azote racista lejos del Santiago Bernabéu con el que convive en muchos estadios de España, lo que supone otra mancha más para un campeonato que pierde brillo a causa de la impunidad que tienen ciertas argucias tan execrables como la de Iago Aspas en el duelo que midió el sábado al Celta con el Betis en el Benito Villamarín o las celadas de Raíllo y Maffeo a Vinicius en Son Moix. Equiparar a infractores con perseguidos perjudica al negocio y desacredita a quienes deben impartir justicia, pero en la piel de toro siempre cotizó alto la picaresca.
Que el Real Madrid defienda sin ambages a su estrella no significa que no exista preocupación en el club por el impacto que el ruido sobre Vinicius tiene en su rendimiento y la repercusión sobre el colectivo. «Se está creando un ambiente con el tema de Vinicius que no favorece a nadie», admitió Nacho, mientras Carlo Ancelotti abogó por «cambiar el foco».
El técnico de Reggiolo sabe que su equipo no puede permitirse ni un despiste más. El demarraje del Barça en la Liga puede obligar al Real Madrid a apostarlo todo otra vez a la carta de la Champions y eleva la exigencia en torneos como el Mundialito, donde los blancos tienen poco que ganar y mucho que perder. Un trasquilón en Marruecos echaría más sal en la herida de una entidad que no tolera el fracaso.
El problema de Ancelotti es que afronta una especie de tormenta perfecta. Su plantilla, descompensada a causa de la condescendencia institucional hacia futbolistas que no entraban en los planes del preparador y el menosprecio de refuerzos poco rimbombantes pero necesarios para nutrir una clase media indispensable a la hora de ensamblar conjuntos de largo recorrido, sufre los rigores de un calendario infernal.
Reciente está el recuerdo de lo que ocurrió hace un par de campañas, cuando el bloque que por entonces entrenaba Zinedine Zidane, lacerado por lesiones de figuras capitales y la desconexión de piezas residuales, murió en la orilla de la Liga y la Champions, lo que selló el destino del marsellés.
El paralelismo asoma a raíz de lo sucedido en Mallorca, adonde el Real Madrid viajó sin Mendy, Lucas Vázquez, Hazard, Militao y Benzema, afectados por percances de diverso signo. En el calentamiento previo al partido cayó también Courtois, con molestias en el aductor de la pierna izquierda. Kroos y Modric llegaban justos, por lo que Ancelotti les mandó a la fila de reservistas y dispuso un once con solo tres supervivientes del que amarró la Decimocuarta en París: Carvajal, Valverde y Vinicius.
El parte de guerra arrojó cierta luz a las puertas del Mundialito. La ecografía a la que se sometió Courtois este lunes descartó que el belga sufra una rotura en el aductor izquierdo. Se perderá la semifinal del miércoles ante el Al-Ahly egipcio, pero podría viajar a Marruecos para disputar la final el sábado si los blancos se clasifican. Parecido horizonte afronta Benzema, con el que Ancelotti tampoco correrá riesgos si no hay duelo por el título. La ida de octavos de la Champions está programada para el 21 de febrero y el objetivo es que nada ponga en peligro la participación del cancerbero y del delantero en Anfield. Allí el conjunto de Chamartín se jugará buena parte de sus posibilidades de enderezar una temporada que se está torciendo.
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