La cabeza de Unzueta decide el derbi

El partido de ayer era de empate. De empate a cero. Parecía el único resultado posible después de que ninguno de los dos conjuntos fuera capaz de buscar las cosquillas a la defensa de enfrente. No ayudaban para la nada las condiciones. El viento provocaba que cualquier desplazamiento en largo o se frenara o cogiera una velocidad endiablada. Y si los contendientes elegían la opción de rasear el cuero se encontraban con un césped demasiado alto que hacía que los pases no alcanzaran velocidad y que los jugadores necesitaran hasta tres o cuatro toques para hacerse con el control del balón.

Era difícil generar fútbol y, en consecuencia, resultaba más complicado todavía presentarse en el área rival con opciones de batir al portero del otro equipo. Más todavía cuando los jugadores más desequilibrantes de ambas escuadras aparecían poco o muy poco. Apenas se vio, por ejemplo, a Asier Córdoba o a Diego Esteban por un bando y tampoco brillaron los Ibarrondo, Pablo Sáenz o Baselga por el otro.

Lo intentó algo más Jon Madrazo, pero sin suerte, aunque su pase atrás en el primer minuto de juego encontró destinatario en Diego Esteban. El disparo del riojano se perdió sin peligro por la línea de fondo. Fue ese uno de los pocos acercamientos que se le contabilizaron a la Sociedad, pero en el área contraria tampoco hubo muchos más durante el primer tiempo. El más claro llegó tras una buena combinación local y un pase de Santana hacia Baselga. Jero salió a los pies del delantero y evitó la oportunidad.

La segunda parte cambió poco el panorama futbolístico. Ambos equipos mostraban buenas intenciones, pero eso no se traducía ni en llegadas ni mucho menos en oportunidades claras. Sí que gozó de una buena Baselga dentro del área al recoger un balón suelto pero su disparo se marchó por encima de la portería de Jero. También lo intentó Diego Esteban en el campo rival pero, al igual que le había sucedido en la primera parte, no logró darle potencia a su tiro.

Para entonces, ambos entrenadores ya habían movido sus respectivos banquillos en busca de dar algo más de energía al juego de sus equipos. Por la SDL entraron Emilio, Manny, Monroy y Samanes y por el Calahorra se incorporaron Arias, Pascual y Davo. Este último lo intentó con una llegada por la banda izquierda del ataque riojabajeño, pero no halló el resultado esperado. También probaron fortuna los dos laterales que Llona había metido en el campo en la segunda parte. Manny lo intentó con un centro que se fue envenenando hasta poner en algunos apuros a Limones y Monroy también buscó profundizar por la derecha, pero cayó dentro del área ante la entrada de Kortazar. Pedían penalti los blanquirrojos y esa no fue la única pena máxima que se reclamó durante el choque. Anteriormente se habían pedido dos manos, una en cada área, pero en ninguno de los casos el colegiado se llevó el silbato a la boca.

Al final, el revulsivo más determinante fue Santi Samanes. Apareció mucho por el centro, pero sus cabalgadas se perdieron sin encontrar los frutos deseados, algo que sí halló cuando apareció por la derecha. A pie cambiado puso el centro al área que Unzueta remachó a la red.

En lo poco que quedaba de partido, el Calahorra buscó el empate a la desesperada y pudo colgar algún centro al área, pero Jero no se vio inquietado y con el pitido final llegó el turno para la celebración de la Sociedad Deportiva Logroñés sobre el césped de La Planilla. No se le había dado bien hasta ahora al bloque blanquirrojo ese escenario, pero ayer sí que consiguió una victoria que hace que su ambición siga creciendo. Quedan solo ocho jornadas para el final, la permanencia está conseguida y el sueño del 'play off' se encuentra a solo dos puntos. ¿Por qué no? Mucho más difícil lo tiene el Calahorra para salir de las plazas de descenso. La cabeza de Unzueta repartió ayer alegrías y lamentos.