Ridículo de la SDL en Ponferrada

El comienzo del conjunto de Aitor Larrazabal fue el peor de la temporada. De lejos. El choque no había llegado al cuarto de hora cuando la Ponferradina ya había marcado tres goles. Y en todos ellos con los jugadores blanquirrojos señalados, bien por errores o bien por omisión, que es casi más grave. El desastre comenzó a gestarse desde los primeros instantes, con Michael como lateral derecho ante la ausencia de Cova por sanción (Gexan ha pasado a ser un jugador irrelevante para el técnico). En esos primeros lances, los visitantes fueron perdiendo todos los duelos y quedaron encerrados en su área.

El primer tanto llegó de un córner de Clavería desde la derecha: un centro al corazón del área sin que ninguno de los jugadores blanquirrojos ni Uri se hicieran cargo del cuero. El resultado fue que Sibille saltara solo en el área pequeña para enviar el cuero a las redes.

A partir de entonces, la SDL entró en coma. Sin reacción alguna, fue vapuleado por la Ponferradina por los cuatro costados. Totalmente perdido en el verde del Toralín, los riojanos estaban descentrados, viendo cómo Clavería, Igbekeme y el exUDL Andoni López desperdiciaban claras ocasiones de gol. Estaba tan desquiciada la SDL que el segundo tanto local llegó por un gol en propia puerta de Murua, que intentó cortar un centro y con su bota tocó el balón que se dirigió mansamente dentro de la portería de Uri.

El balón le quemaba a los visitantes, que eran incapaces de hilvanar una jugada con más de tres pases. Mientras tanto, la Ponferradina jugaba con tranquilidad, sin lujos, pero sin equivocaciones y en el minuto 12 aprovecharon otra pájara defensiva de los hombres de Larrazabal para ampliar su renta: fue en ataque desde el centro de Clavería que filtró un pase entre los lentos centrales riojanos para que Longo, que se marchó de la marca de Paredes, defina con calidad ante la salida de Uri.

Con ese tanto, la Ponferradina dejó de pisar el acelerador pero la SDL siguió siendo un manojo de nervios, sin dar dos pases seguidos, dejando demasiados espacios en su zona media y baja, totalmente fuera del partido y no entendiendo el significado de los puntos puestos en juego. De hecho, la primera llegada de los riojanos fue al borde del descanso, con un cabezazo de Trespalacios que atrapó Andrés Prieto, y un tiro cruzado de Oscar que también detuvo el portero. Nada más.Un bagaje demasiado escaso para poder soñar con ganar en el Toralín y salvar la categoría.

A la SD Logroñés solo la podía salvar un milagro que no se obró. Cierto es que mejoró su fútbol en la segunda parte, pudo salir de atrás para ser un poco más incisiva, pero nada más. El equipo riojano, con Schmerbock y Damiá en lugar de Dani Garrido y Miceli, jugó con más desparpajo y decoro, pero todo se quedó en buenas intenciones.

Damiá avisó desde el borde del área con un disparo a colocar que se fue a centímetros de la escuadra de Andrés Prieto. Uno minutos después, en el 54, fue Ferni el que enganchó un balón dentro del área y después de un rebote, pero su lanzamiento salió mordido y fue detenido por el portero local. Unas ocasiones que ni siquiera hicieron despeinar a una Ponferradina que supo jugar con la cabeza, sin alarmarse. Ese orden le hizo disponer, incluso, de alguna opción más para ampliar su renta como un disparo de Ernesto desde el semicírculo del área que se fue rozando el travesaño.

Entraron al verde Jaráiz, Luzzi y Gexan, pero el pescado ya estaba vendido. No hubo milagro, que es a lo que se debe encomendar ahora la SDL si considera que la permanencia es una posibilidad. Lo tiene muy complicado el equipo blanquirrojo, estancado en la penúltima plaza desde hace ya demasiado tiempo.