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Locura es hacer lo mismo una y otra vez y esperar resultados diferentes». Es una frase que se le adjudica desde hace varias años al físico Albert Einstein. Y tiene todo su sentido. Se trata de una máxima que se puede extrapolar a cualquier ámbito ... de la vida, también al deportivo.
Seguro que Aitor Larrazabal y su cuerpo técnico han leído esta frase y por eso la han incorporado a la vida de la Sociedad Deportiva Logroñés desde que se hicieron con las riendas del equipo. El exjugador vasco llegó al conjunto blanquirrojo a finales del mes de diciembre del pasado año. Pasó a dirigir una plantilla que entrenó al inicio de temporada el técnico Jordi Fabregat y, posteriormente, asumió Andrés García, que duró en el cargo dos meses escasos y fue finiquitado tras ocupar el banquillo en nueve encuentros en los que solo sumó diez puntos.
Larrazabal sabe que el objetivo es la permanencia y para lograrlo debe buscar soluciones diferentes si quiere «esperar resultados diferentes». El técnico lo reconocía con sus propias palabras en la previa del pasado viernes: «Cuando un equipo no está bien durante la primera vuelta, lo normal es buscar alguna alternativa para la segunda. En algunos casos nos hemos visto hasta en la obligación de tener que buscarlos».
La Sociedad Deportiva Logroñés de la primera vuelta presentaba una apuesta por un esquema ofensivo y unos jugadores muy determinados. Era la propuesta de los responsables de entonces y que ahora, con Larrazabal al volante, ha cambiado.
Si hay algo que se repite semana a semana en este equipo (salvo que las lesiones o las sanciones lo impidan) es la presencia de Escobar en la delantera. Es el máximo goleador del equipo y ha demostrado que tiene olfato de gol. El tanto que logró el domingo en el estadio Johan Cruyff –y que significó el empate final– fue un tratado de cómo tiene que moverse un goleador en el área. Visión de la jugada, anticipación a la defensa y definición certera y precisa. Séptimo gol del catalán esta temporada.
Al delantero le acompañaban habitualmente hombres como Rubio (se perderá lo que resta de temporada por lesión), Toni García (abandonó el club en enero), Dani Garrido (en proceso de recuperación de una rotura parcial de menisco de su rodilla izquierda), Damiá Sabater o Javi Castellano.
Caras nuevas
La SDL de Larrazabal ha mutado y prácticamente es Escobar el único que repite en la punta blanquirroja. Si se toma como referencia el duelo del pasado domingo, jugadores como Michael, Ferni, Miceli o Salado están llamados a liderar la sala de máquinas y la creación ofensiva de los riojanos. Se da la circunstancia de que los cuatro han llegado en el mercado de invierno. Caras nuevas para un nuevo proyecto, el de Larrazabal, que todavía tiene pendiente conseguir la primera victoria. El fútbol se alimenta de resultados, no de sensaciones. Y aunque las segundas han mejorado, sin los primeros se quedan en un quiero y no puedo.
Como ha venido ocurriendo durante la temporada, Javi Castellano seguirá aportando su experiencia en el centro del campo. Y además habrá que acostumbrarse a ver sobre el terreno de juego a hombres como Schmerböck, que el domingo aprovechó muy bien el poco tiempo que tuvo generando la jugada que acabó en el gol de Escobar. «El lenguaje del fútbol es universal», decía Larrazabal sobre la adaptación del austriaco al equipo.
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