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La UD Logroñés está muerta. Ni domingo de Resurrección, ni milagro. Muerta por muchos motivos, pero también por voluntad propia. El empate en Cornellá no sirve de nada, porque lo útil es ganar, pero para vencer hay que marcar un gol más que el rival; ... y para marcar hay que disparar; y para disparar hay que llegar; y, sobre todo hay que querer. ¿Quiere este equipo? Como si no fuera importante el partido, como si el descenso no fuera una realidad. Un bloque en el que da igual quien juegue, que ni siquiera opone resistencia a morir, que no se rebela como Calahorra, Atlético Baleares o La Nucía. Diez puntos respecto a la permanencia.
Cornellá
Ackerman, Kike (Pere, 83), Arnau, Tavares (Nana, 83), Gerard, Redru, Planas (Nahuel, 66), Folch (Enri, 75), Blanco, Gil (Fullana, 75), Alex
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UD Logroñés
Gonzalo, Emmanuel, Arregi, David, Vergés (Iñaki, 56), Markel, Sierra, Boniquet (Ramos, 60), Zourdine (Menudo, 84), Pichín (Doncel, 56) y Mendes (Vinicius, 84)
Árbitro Huerta de Aza. Amonestó al local Blanco y a los visitantes Boniquet y Sierra.
Incidencias Trigésima jornada de Liga. RCDE Stadium. Mañana soleada.
Los miedos son libres, pero sí este equipo es capaz de superar sus temores en el corto tramo que liga que aún debe recorrer está condenado indiscutiblemente al descenso. Sergio Rodríguez apostó en Cornellá por los mecanismos que le permitieron adelantarse por dos veces en La Nucía, pero el equipo no ha tenido nada que ver con el de aquel día. Salió para tener el balón (58% en la primera mitad), la mejor forma de defenderse, pero sin pensar en un ataque constante, sino en una cocción a fuego lento que no llegó a ligar el guiso. Toque y toque, pero hasta línea de tres cuartos. El Cornellá no se sentía agobiado. Si podía, salía, pero solo si podía. Aprovechó un error de Boniquet en la medular para presentarse al borde del área. Gil quiso lanzar a falta por abajo. Acabó en córner.
Fue desde la esquina desde donde el Cornellá generó más inquietud, porque lo cierto es que desprendía peligro. Aun así, no remató con nitidez en ningún momento y su mejor oportunidad llegó en un balón hacia atrás, a la llegada de Redru, que metió el susto en el cuerpo blanquirrojo con su disparo ajustado al poste izquierdo. Para ese momento, la primera media hora, la UD Logroñés había dado un tímido paso adelante pero sin la convicción requerida. Le faltan muchas cosas, y más en esta situación. Zourdine hacía advertido con un lanzamiento lejano, aunque el mayor peligro llegó al buscar la espalda a la zaga local. Gerard impidió el disparo de Mendes ante Ackerman y poco después Andreu hizo lo propio ante Pichín, jugándose el penalti y con su portero fuera de sitio. Cuestión de centímetros. Suficiente. La delgada línea entre el gol y el lamento.
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El fútbol no puede evitar el componente suerte. El Cornellá entendió que con poco podía ganar el partido y romper una racha de siete sin vencer. Cambió el ritmo. Se hizo con el balón y buscó con mayor intención la portería de Gonzalo y alcanzó su momento cuando la zaga riojana y el propio portero evitaron por tres veces el gol local. Primero fue Planas, que dejó sentado a Arregi con un reverso dentro del área; después Redru, pero se interpuso la maraña de piernas blanquirrojas y después, Planas de nuevo, pero Gonzalo sacó una mano decisiva. Era el momento de gloria. Pasó y no volvió, aunque para los riojanos ni llegó.
No varió nada la UD Logroñés. Da igual el rival, el escenario o la situación. Es un equipo sin sangre, de palabras y no de hechos. Si en la primera mitad pudo consumir minutos en busca del golpe de gracia sin tiempo para más, en la segunda siguió igual, pero como en otros partidos recientes, el tiempo se le echó encima. Equipo miedoso, sin profundidad, sin agresividad,… No proponía nada y sin ofertar nada, nada puedes esperar. Admitía Rodríguez en días previos que la moneda siempre sale cruz para los suyos. Esta soleada mañana ni la ha lanzado al aire. Quizá ni se atrevió a salir con ella. Fue como ver de nuevo a la UD Logroñés en Sabadell, como si no hubiera nada en juego. Aún no se han enterado que el descenso es mucho más factible que la permanencia. Así les va.
Sergio Rodríguez | Entrenador de la UD Logroñés
«Si ves el partido no hemos merecido más». Sobra con esta frase para definir lo que vio ayer en el RCDE Stadium, que no para entender a este equipo de tan escaso orgullo.
«En las tres últimas jornadas merecimos más de lo conseguido, pero este domingo no hemos merecido más de lo conseguido. Hay que ser realistas. Nos vamos con los justo», matizaba Sergio Rodríguez, que asumía toda la responsabilidad del juego y del marcador, aunque tenga mucho que hablar con sus hombres. «Vamos a pelear hasta el final, pero hay que ser objetivo y eso está en el debe mío por no haber sabido motivar lo suficiente para haber alcanzado otro nivel competitivo», explicaba.
El técnico sabía lo que quería. «Buscábamos ser muy agresivos arriba y salir a la contra; a nivel ofensivo, alternar pie y espacio y hemos encontrado muy poco», pero no vio nada de lo deseado. «Quedarse con algo es difícil. Con lo que hay en juego esperas otro nivel competitivo del equipo», añadía.
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