Secciones
Servicios
Destacamos
Empate y decepción. Suele pasar en las tardes de expectación y después de haber firmado un partido como el visto ante el Izarra. El fútbol, sin embargo, no entiende ni de pasado ni de futuro. Solo vale el presente, el ahora y éste dice que ... la UD Logroñés no sabe ganar a domicilio. El partido en sí fue casi un calcó del vivido en Barbastro quince días antes. Pudo marcar primero el equipo local, pudo irse al descanso la UD Logroñés con ventaja y, tras el regreso al césped para afrontar a segunda mitad, el tiempo se le quedó corto. El empate no es malo, pero tampoco bueno pues un equipo que aspira no solo a estar en la zona noble sino a ascender debe ganar fuera de casa. Máxime si el rival es un recién ascendido, como es el caso del Valle de Egüés y como lo era el del Barbastro.
La ausencia de Jon Madrazo impidió a Diego Martínez repetir el once que seis días antes había goleado al Izarra en Las Gaunas. Los blanquirrojos habían tenido una mañana intensa ya que, a pesar de jugar a primera hora de la tarde asistieron a la inauguración oficial de la ciudad deportiva, desde donde salieron hacia tierras navarras.
La consigna en Sarriguren era clara: adaptarse lo antes posible al verde local, artificial y con muchas horas de uso. Al once blanquirrojo le costó entrar en el mismo, a pesar de contar con una nutrida parroquia en las gradas. Los navarros tenían claro que debían frenar la salida riojana porque el paso de los minutos con el marcador inalterable jugaría a su favor. Necesitaban ganar después de sus dos derrotas en los primeros dos partidos, el segundo en casa frente al Gernika, pero el empate no era malo. Querían jugar los riojanos con Urcelay y Arias por dentro y presionaban la salida local, pero no llegaban a hilvanar acciones relevantes ni a los dominios de Pagola. Tampoco el Valle de Egüés, pero demostró que no necesitaba más que una acción aislada para asustar a sus rivales. La encontró en su nueve, Satrustegui, pero Kike Royo evitó el tanto. Se repetía la misma historia que en Barbastro, cuando el portero logroñés impedía el gol local en una acción aislada.
Valle de Egüés
Pagola, Arroki, Olague (Imanol, 67), Grande (Roncal, 84), Retegui, López, Miguel Díaz (Eder, 79), Sola (Adrián, 67), Fermín, Hugo y Satrustegi (Iriarte, 67)
0
-
0
UD Logroñés
Royo, Yasin, Ugarte, Codina, Iñaki, Goti (Yurrebaso, 60), Sarriegi, Urcelay (Lizarraga, 82), Seguin (Cobo, 82), Arias (Unai García, 75)y Jony (Vitoria, 60)
Árbitro: Rivera Olmedo. Amonestó a los locales Hugo y Olague; a Goti y Codina.
Incidencias: Sarriguren. Tarde soleada.
No encontraba vías de penetración la UD Logroñés. Ugarte advirtió con un cabezazo. Pagola se hizo con el esférico. Debía aumentar el ritmo en la circulación del balón. No había profundidad tampoco por fuera y si bien llegaban a recibir Goti y Seguin, no encontraban ni a Arias ni a Jony. El primero se descolgaba y buscaba, mientras que el segundo participaba menos porque depende más del balón en el área. Probó fortuna Seguin con el disparo en busca de una variante en el guion y apenas unos minutos después lanzó una contra con Arias, pero Jony no llegó al remate. Seguin se sentía cómodo en su primera titularidad, pero fue a balón parado cuando se llevó las manos a la cabeza. Golpeó desde la frontal del área tras una falta que provocó Urcelay y estrelló el cuero en la madera. El gol que lo hubiera cambiado todo. Aceleraba la UDL en la recta final de la primera mitad (como en Barbastro). Goti firmó dos disparos consecutivos y antes del descanso Arias se topó con Pagola.
Un gol de Miguel Díaz a los pocos minutos de reanudarse el partido metió el miedo en el cuerpo de los blanquirrojos. Fuera de juego. Respiro y miradas. Diego Martínez no vio el horizonte despejado, sino con nubarrones y a la hora de juego cambió de idea. Protestó lo que entendió penalti de Grande sobre Jony, pero Rivera Olmedo lo vio a través de otros ojos. Se sumaron al compromiso Yurrebaso y Ander Vitoria en busca de un fútbol más directo, que provocase segundas jugadas, un rechace de esos que definen un partido. Eso o una acción de estrategia.
Intentó acelerar el ritmo el cuadro riojano. Yasin apareció por la derecha, pero la realidad es que no había profundidad. Con dos hombres de área corrían el riesgo de que ambos quedasen aislados sin un enlace con la medular. Yurrebaso y Vitoria no recibían en su hábitat natural. Mal asunto. El reloj corría demasiado hacia el empate final. Volvió a cambiar Diego Martínez. Incluyó a Lizarraga, jugó con tres centrales para disparar por los carriles a Yasin e Iñaki y reforzó la medular con Cobo para dotarle de pulmón sin renunciar a la llegada desde segunda línea. Tampoco funcionó la variante y el empate, y el rival, resultaron ser mucho más fuertes que la UD Logroñés, que debe solventar de inmediato cómo ganar partidos de este calibre. De momento, no ha dado con la pócima mágica.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Carnero a Puente: «Antes atascaba Valladolid y ahora retrasa trenes y pierde vuelos»
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.