La Nucía 2-2 UDL

La UD Logroñés cierra una semana desastrosa

A pesar de viajar Gonzalo, Sergio Rodríguez mantuvo a Daza en portería y sumó a Pichín y Ramos al once para asemejarse más a la idea conocida. En partidos como éste, la experiencia es fundamental, pero también la ilusión que aporta la juventud. Para completar la motivación, los resultados de otros equipos no habían sido desfavorables si se exceptuaba el logrado por el Atlético Baleares, que había ganado al Athletic B. Sin embargo, y como reza el dicho popular, a perro flaco todo son pulgas.

La UD Logroñés comenzó mejor que su adversario. Pidió el balón y en el primer minuto gozaba ya de su primer saque de esquina. El golpeo de Ramos acababa impactando en la mano derecha de Mariano, en el primer palo. Penalti muy claro no señalado. En dinámicas como la que vive el club riojano esto es habitual. Se recuperaron los jugadores. Mantenía el balón el once riojano, mientras que La Nucía buscaba balones muy verticales en su salida de balón, casi siempre con el exblanquirrojo Moisés García como iniciador. No daba sensación de peligro el conjunto local, salvo cuando en la zaga visitante se liaban con la salida de balón, con Daza, Markel y Sergi como elementos generadores de la inquietud. Sí generaba ese escenario Pichín por la izquierda y Mendes con su potencia. Un balón del canario con destino a Zourdine acabó con el oriotarra en el suelo. En otra situación competitiva hubiera sido pena máxima, porque Álex le empuja por detrás extendiendo su brazo. Era el minuto 16. Apenas unos segundos después, Pichín buscaba la espalda a la zaga y Zourdine marcaba ante la salida de Ackermann. Gol anulado por fuera de juego. Tres en apenas quince minutos. Rodríguez saltaba de su banquillo y Rodríguez Recio le advertía de que podía expulsarle. Unos buenos primeros minutos se habían convertido en un calvario. Al menos, y para su consuelo, La Nucía no aparecía por los dominios de Daza.

El fútbol estaba en deuda con los riojanos. Al menos, en esta tarde de domingo. Y la deuda se la cobró Zourdine, que superada la media hora entró en el área por su pico derecho, regateó a Romera e Ismael y buscó el agujero en el palo largo de de Ackermann. Gol. Alegría desmesurada, alegría contenida.

Desmesurada porque hacía tiempo que no jugaba con el marcador a su favor y contenida por los muchos miedos que alberga este equipo. Miedos que se confirmaron en la primera acción del segundo periodo, en la que Mariano tiro de cuerpo para empujar el balón a las redes en la primera aproximación local. Potencia del delantero y mala defensa de Ramos y Vergés. El cóctel perfecto. Vuelta a empezar en un partido que entraba en el terreno de lo incierto porque el empate no le valía a ninguno y menos a la UD Logroñés, que sufría y notaba como sus pulsaciones se elevaban notablemente cuando el colegiado señalaba mano de Dasquet dentro del área. Mucho menos visible que las otras dos penas máximas no señaladas. Arregi asumía la responsabilidad y superaba a Ackermann. De nuevo con ventaja.

El carrusel de las emociones viajaba a velocidad de vértigo. Apenas unos minutos después, Daza daba el balón a Mariano dentro del área. Innecesarios riesgos, El delantero no lo esperaba y no lo controló. Un sobresalto más, aunque no el último. Y es que éste es un equipo incompleto. Este domingo, muy blando en defensa. Si el primer tanto fue un tratado de mala defensa, el segundo escribió el segundo volumen. Mariano había marcado fuerza; Javi Martín, también. Ni Arregi, ni David, ni Sergi, ni… como si de un jugador de rugby se tratara. Empujar hasta ensayar. La diferencia es que ahora apenas quedaba tiempo. Quien marcase, ganaba. No lo necesitó el cuadro local para sentirse victorioso, pues el empate tiene mucho más valor para él que para la UD Logroñés.