El feliz regreso de Asier Córdoba

Por eso, cuando la entidad blanquirroja anunció en los albores de enero a Asier Córdoba como su primera incorporación en esa ventana de fichajes daba la sensación de que todo cuadraba. El joven extremo bilbaíno regresaba al equipo pocos meses después de marcharse a la Segunda División holandesa para defender la camiseta del Den Bosch. Córdoba había llegado la campaña anterior también con la temporada ya a medio hacer y cedido por el Alcorcón, de Segunda. Entonces, el jugador formado bajo el manto del Athletic disputó doce partidos con la elástica de la SD Logroñés, siete como titular, en los que sumó un gol, precisamente en el derbi ante la Unión Deportiva Logroñés. En el verano no se le pudo retener pero, en cuanto surgió la oportunidad, tanto el club como el jugador mostraron su disposición a volver a juntar sus caminos. Y esta decisión ha vuelto a resultar muy provechosa para las dos partes.

Desde el principio, el técnico blanquirrojo destacó la evolución en todos los aspectos de Córdoba en los escasos meses que habían pasado entre su marcha y su retorno. El fichaje tenía muy buena pinta, sabor a bicoca para una entidad que mide al máximo sus esfuerzos económicos. Y el tiempo no ha hecho más que confirmar el feliz regreso.

Asier Córdoba jugó el sábado pasado su undécimo encuentro en su segunda etapa, el sexto como titular. Disputó 72 minutos hasta que el técnico blanquirrojo decidió sustituirle por Samanes. Sólo había estado más sobre el césped en la jornada 25, en el triunfo por 1-0 contra el Real Unión (78 minutos).

Ante el Eldense, sus primeros 45 minutos fueron discretos, como los del equipo, ante un líder dominante desde el inicio. Ahora bien, dejó el anuncio de que estaba sobre el campo para intentar ser importante cuando la SDL se quitó de encima el yugo alicantino en la última fase de la primera mitad. En el descuento previo al paso por los vestuarios, se llevó un balón en una jugada individual pero el esférico se le fue largo antes de que pudiera crear el peligro esperado.

Poco le costó al vasco concretar lo que había advertido poco antes. Unzueta había avisado de salida que la segunda parte del choque iba a ser bien distinta y fue Asier Córdoba el que lo dejó más que claro en el minuto 48. Gambeteó desde el vértice derecho del área visitante hasta hacer doblar la rodilla y caer al suelo a Fran Carnicer, mantuvo el equilibrio sobre la cal blanca y enfiló ya su mirada hacia la portería de Vallejo para soltar con su izquierda un zapatazo mortal de necesidad. Empate.

Y por si no le bastaba al ariete y a los suyos, su osadía fue más allá apenas un puñado de minutos después. En el 56, esta vez por el centro del campo, avanzó Córdoba. No esperó siquiera a acercarse a los dominios visitantes para apuntar y disparar con violencia un balón que salió envenenado y que botó delante del cancerbero local para impedir que lo atajara entre sus brazos. El rechace era ya cosa del depredador blanquirrojo Unzueta, que culminó el zarpazo definitivo para herir de muerte al líder de la liga. Lo celebró con rabia el nueve de la SDL y ahí estaba a su lado un Asier Córdoba tan feliz como lo está siendo su vuelta a tierras riojanas.