La UD Logroñés es puro esperpento

La lluvia se había adueñado de la Nova Creu Alta. Saltaron los jugadores al césped para reanudar la segunda mitad con las buenas sensaciones de los últimos minutos blanquirrojos, que pretendieron hacer olvidar los malos primeros cuarenta. El colegiado mandó a los jugadores a vestuarios y minutos después ordenó salir al césped para reanudar el partido. Ponía el balón el movimiento el Sabadell y Christian Herrera no se lo pensó. Con el 10 a la espalda recordó el mejor al mejor Jonny Wilkinson, aquel apertura de Inglaterra que era una delicia golpeando el oval, y desde el centro del campo batió a Álex Daza. Golpeo impresionante, pero si Daza hubiera estado en su sitio y no por delante del punto de penalti, el balón no hubiera entrado. Unos segundos después se suspendía el compromiso. Imperdonable.

Natxo González optó por cambios de nombres, pero no de idea. Atacar es cosa de palabra, solo de palabra. Markel en la zaga, Keita en la medular y Mendes en punta de ataque, con Obeng a su derecha. Las grandes novedades que la UD Logroñés presentaba en Sabadell. El partido se las traía, pues ambos conjuntos, separados por tres puntos, conocían todos los resultados y sabían que la línea de la permanencia quedaba fijada en los 30 puntos. Tensión, miedo, campo en malas condiciones y lluvia, mucha lluvia. Escenario para la épica o para el horror, aunque sin lugar para la especulación. «El empate no lo podemos dar por bueno, no estamos como para desperdiciar», había advertido Natxo González el viernes. Palabras.

El Sabadell entendió mucho mejor la frase de González, aunque quizá ni la conocía. En su primera acción a balón parado pudo marcar, pero César no precisó su testarazo. Solo, por supuesto. Y poco después, Daza evitó el gol de Artals, también tras un remate de cabeza. La UD Logroñés no existía. El centro del campo era un enorme socavón que se tragaba a su tripleta (Ramos, Keita y Sierra) y daba vía libre a los arlequinados. Los riojanos podían dar gracias de no ir por detrás en el marcador.

Y es que el Sabadell atacaba. La UD Logroñés se siente cómoda jugando hacia atrás. Incluso cuando Daza regateó, lo hizo hacia su portería y hacia atrás. Perdió el cuero, pero el colegiado pitó falta. Los laterales se perfilan para jugar hacia atrás; cuando Menudo se descuelga mira hacia su portería, cuando Keita va a robar el balón lo protege mirando hacia su portería,… todo hacia atrás. Y hacia el centro. Emmanuel y Vergés pudieron dar algún que otro disgusto buscando los medios, como lo habían hecho siete días antes. Hacia el centro transitaban también Menudo y Obeng, a pierna cambiada (profundidad por bandas anulada). La anchura del campo pasa a ser de 67 a 50 metros cuando ataca la UDL. Ataca a una defensa apurada, con laterales avanzados y con muchas dudas. Cuando Obeng miró hacia Ortolá, cruzó el balón en exceso; cuando Mendes levantó la cabeza se fue por potencia. Curioso. Dos insubordinaciones ofensivas a una idea defensiva. Dos oportunidades.

Ahora queda saber cuándo se jugarán los 44 minutos restantes, pero la ventaja deportiva y anímica del Sabadell es enorme. No ganaba en casa desde la novena jornada. Eso sí, la UD Logroñés lo intentará la próxima jornada. Palabra de su entrenador.