Empate para empezar. En Tarragona pensarán que la maldición sigue viva pues son ya trece años sin conocer la victoria en el primer partido de Liga. En Logroño, que la UD Logroñés perdió una soberbia oportunidad para dejar el sello del equipo que quiere y ... que puede ser. He hecho, las estadísticas dicen que pudo golear al Nástic en el Nou Estadi, pero agradeció el empate que le proporcionó un testarazo de Aitor Arregi (2-2). Dos caras opuestas, como las sensaciones. Es un equipo de enorme potencial creativo, pero este domingo fue muy débil defensivamente ante un adversario que tampoco le buscó las costuras con ahínco. Se desconectó, cometió dos errores en su área y los pagó con otros tantos goles.
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No sorprendió Albert Aguilá y puso sobre el césped a aquellos jugadores que más minutos, a pesar del equilibrio en el reparto, tuvieron en pretemporada. Repitió el mismo once con el que se presentó el 10 de agosto en Las Gaunas. Y también la idea futbolista que se ampara en el concepto de que el balón es un gran amigo. Los riojanos buscaron el cuero desde el primer instante. Se lo robaron al Nástic, que necesitó varios minutos para entender que el rival no llegaba al Nou Estadi a defenderse y buscar el azar de una jugada aislada. Circulaba la UD Logroñés de un lado a otro, sin prisa, sin pausa, en horizontal, pero con profundidad cuando era el momento. Iñaki ofreció el primer balón de gol por la izquierda, pero Simón Lecea, en el segundo palo, se vio tan solo que no precisó el testarazo. Poco después, Doncel y Menudo repetían por ese flanco. El sevillano se topó con el lateral de la red.
Que esas dos acciones llegasen por la izquierda no significaba que fuera el único argumento. Zourdine generaba la duda por la derecha. Por fuera y por dentro. Con la defensa adelantada y Markel anclado por delante de los dos centrales, el Nástic se veía obligado a jugar muy atrás, ahogado no solo por el calor, 28 grados, y la humedad, 73%, sino por el rival. Insistían los blanquirrojos, ayer de azul. Y si perdían el esférico lo recuperaban con suma facilidad. Pasados los veinte minutos protagonizó el Nástic su única incursión. El remate de Marc Álvarez acabó en saque de esquina. Un fogonazo aislado para un equipo centrado en defender.
Era superior la UD Logroñés, pero la superioridad la marca el gol y éste llegó en una transición. Una de las virtudes de este equipo. Doncel robó por la izquierda, cerca de Iñaki, filtró el balón a Menudo que cambió a la banda derecha, al lado débil del rival. Tocó con el interior Zourdine para meter el esférico a la espalda de Quintanilla y Vinicius superó a Manu García por el palo corto. Un gol que reflejaba el fútbol que quiere Aguilá para este equipo. Lo que no esperaba el técnico es lo que estaba por llegar.
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Raúl Agné puso en escena a Bonilla y Eric Montes, dos peloteros, para tomar la manija de la medular. Saltó al césped el Nástic, pero el alma de la UD Logroñés se quedó en el vestuario. Era otro equipo. Perseguía el balón, pero no llegaba. Avisó Pablo Fernández con un disparo cruzado desde la izquierda local. Poco después, Marc Álvarez percutió por ahí. Superó a Lecea y metió el balón al primer palo. Arregi no fue al cruce, sino que se refugió estérilmente. El cuero se quedó entre Serantes y Cristian para que Robert que llegaba en carrera lo empujase a la red. Debilidad, mucha debilidad. Y mala suerte.
La desconexión y el gol sumieron a la UD Logroñés en la incertidumbre. Sin balón le invade la tristeza, pero solo necesita un ligero contacto con él para recuperar la sonrisa. Y para sonrisa, la de Zourdine. En quince minutos enloqueció a la zaga local. Doncel y Vinicius no llegaron a empujar su servicio; un minuto después asistió a Markel para que Manu García se quitase el balón como buenamente pudo y ya en el minuto setenta marcó de soberbio testarazo, pero estaba en fuera de juego. Entre esa ráfaga, Pichín no agradeció a Clau Mendes que le dejase en el mano a mano con el portero local.
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Y entonces se cumplió una de las máximas: si perdonas, no ganas. Un error defensivo a balón parado permitió a Marc Álvarez de cabeza. Menudo es mejor atacando que defendiendo. Tres disparos entres los tres palos y dos goles. La UD Logroñés tiene ahí un problema. Ahora bien, el balón parado también es agradecido y poco después Arregi marcaba de cabeza, en otro saque de esquina. Incluso pudo ganar la UD Logroñés en una contra de Clau Mendes al que le sobró egoísmo y le falto generosidad. Si la cede a Schutte y éste marca hubiera compartido la gloria del gol del triunfo. Así, no.
Nástic
Manu García, Pol. Trilles, Quintanilla, Nil (Tirlea, 73), Gorostidi (Bonilla, 45), Robert (Aarón, 63), Andy (Montes, 45), Montalvo, Pablo (Guillermo, 73) y Marc Álvárez
2
-
2
UD Logroñés
Serantes, Lecea, Arregi, Cristian, Iñaki (Kortazar, 69) Markel, Sierra (Boniquet, 83), Zourdine (Schutte, 83), Doncel (Pichín, 63), Menudo y Vinicius (Clau Mendes, 63).
Árbitro: Martínez Montalbán. Amonestó al local Marc Álvarez y al visitante Schutte.
Goles: Min. 36. 0-1. Vinicius marca de disparo a media altura desde dentro del área. Minuto 50. 1-1. Robert recoge el balón en la misma raya de gol y marca junto a Arregi, Serantes y Cristian; Minuto 75. Marc Álvarez marca de cabeza a la salida de un saque de esquina. Minuto 86. Arregi marca de cabeza tras un córner.
Incidencias: Nou Estadi de Tarragona. Medio centenar de aficionados riojanos
«Viendo cómo ha transcurrido la segunda parte lo damos por bueno, pero en el cómputo general del partido creo que hemos sido mejores con el balón y las ocasiones más claras las hemos tenido nosotros».
Un sabor agridulce dejó el empate en Tarragona a Albert Aguilá, preparador de la UD Logroñés, que dejó claro que el botín no era el esperado. «Nos vamos con la sensación de irnos a medias», resumió el técnico ilerdense, fastidiado por el daño recibido «en los diez primeros minutos de la segunda parte y en el córner del segundo gol».
«Cuanto más mereces a veces no marcas. Lo que sí hay que destacar es el espíritu del equipo», reflexionó. «Hemos sido valientes, hemos querido atacar desde la defensa. Sumando todo esto, cuando no lo mereces, a veces obtienes el premio porque has desgastado al rival y sigues creyendo», profundizó Aguilá, que no se atrevió a calificar a UDL y Nàstic como candidatos al ascenso: «Es pronto para decir eso».
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