Iñaki Sáenz y Miguel Martínez, de capitán a capitán

Diario LA RIOJA ha juntado a dos de los grandes protagonistas de un partido con sabor a final. La temporada no está siendo fácil para ninguno, pero cuando se encuentran la sonrisa sale a relucir en sus rostros. Iñaki llegó primero y Miguel lo hizo más tarde porque venía de un entrenamiento desde Calahorra. Ambos coincidieron en el blanco como el color de la parte superior de las vestimentas y los dos se fundieron en un abrazo al verse. Un gesto que demuestra el cariño mutuo de los capitanes de un derbi que marcará, y mucho, el futuro de la UD Logroñés y el Calahorra esta temporada. Los dos quieren ganar, pero, como mucho, solo uno lo logrará. Un bonito, y dramático, duelo.

– Semana de derbi. Partido especial para los dos, por lo que implica el encuentro y por lo que han vivido en el otro equipo.

Jugar en casa, donde vivo y ante un club al que tengo mucho cariño es especial. Tal y como llegamos ambos, es una final y nosotros esperamos sacar algo positivo. Eso sí, a partir del domingo ojalá que el Calahorra consiga todas las victorias posibles.

– Miguel. Creo que para nosotros dos es un partido especial: un calagurritano como capitán de la Unión Deportiva Logroñés y un logroñés como capitán del Calahorra. Es un encuentro de los que gusta vivir en La Rioja y, como ha dicho Iñaki, una final porque los dos nos jugamos la vida. Todo lo que nos queda por delante son finales y hay que afrontarlo así, queremos seguir en la batalla por la salvación e intentaremos poner las cosas difíciles a la UDL.

– ¿Qué supone para cada uno de ustedes el club al que se enfrentan el domingo?

– Miguel. Para mí la UD Logroñés es el club de mi casa y de mi tierra y donde he estado siete años. Es muy especial. La pena que me queda es que no pude competir el año que se logró el ascenso, aunque sí que disfruté de la llegada del equipo a Segunda División; y eso es lo máximo. En el Calahorra, mientras, es donde empezó todo: con 19 años y recién salido de juveniles viví en este club mi primera experiencia en el fútbol semiprofesional. Para mí, pertenecer tanto a la UD Logroñés como al Calahorra ha sido lo mejor que me ha podido pasar; jugar en los equipos de mi tierra y disfrutar de ello.

– Iñaki. Al igual que ocurre con Miguel, yo también empecé en el Calahorra. Mi primera experiencia Sénior fue en ese club, aprendí mucho y desde ese momento siempre he estado ligado de una forma u otra a la entidad. Siempre les he apoyado, siempre he estado con ellos y, además, me dieron la oportunidad de entrenar cuando me quedé sin equipo antes de firmar con la UD Logroñés. Estoy muy agradecido por ese gesto que tuvieron conmigo y solo les deseo lo mejor porque tanto el club como la ciudad se lo merecen.

– ¿Qué sensaciones tienen ante un partido que se presenta como muy atractivo, pero al mismo tiempo dramático para ambos?

– Miguel. La sensación es de final. De poder, en nuestro caso, seguir enganchados a la pelea y más cerca de esa salvación que sabemos que está muy complicada. Tenemos que ganar una gran cantidad de partidos, pero ya hemos hecho cosas difíciles como vencer en Soria o imponernos al Athletic B. Esperamos darles toda la guerra que podamos.

– Iñaki. Nosotros queremos que sirva para confirmar ese cambio que se vio el otro día en Las Gaunas. A pesar del año que llevamos, creo que tenemos tiempo para poder salir de abajo. Confiamos en que podemos ganar muchos partidos de los que quedan, empezando por el de este domingo, y también sabemos que el Calahorra nos lo va a poner muy difícil porque últimamente está con muy buenas sensaciones.

– ¿A qué se aferra un futbolista cuando ve que salvarse está difícil y que quedan pocos partidos por delante?

– Iñaki. Nosotros nos aferramos al día a día. No podemos perder la ilusión. Tenemos muchos encuentros por delante en los que podemos sacar cosas positivas y, sobre todo, confirmar el cambio que ha tenido el equipo desde la llegada de Sergio. Nos aferramos a trabajar, a confiar en la labor que estamos haciendo y a pensar en el próximo partido. No podemos mirar más allá de eso.

– Miguel. Más de lo mismo. La base es el trabajo diario y darlo todo el fin de semana. Cuando das el 100% nadie te va a reprochar nada el día de mañana. Pueden salir bien o mal las cosas, pero la entrega ha de ser total. Ese es nuestro objetivo: trabajar, preparar el partido de la mejor manera posible y que el fin de semana demos toda la guerra del mundo.

– ¿Qué le ha aportado Pouso al Calahorra?

– Miguel. En cuanto a los entrenamientos ha habido un cambio. Él tiene su manera de trabajar. Cree en ella y considera que esa es la mejor forma para poder sacar resultados. Ha habido un cambio en la dinámica del día a día y parece que está surtiendo efecto. Ha llegado, además, en una situación complicada en la que ha habido muchas salidas de jugadores y la llegada también de algunos. La plantilla se ha quedado un poco corta con alguna lesión, pero él tiene su manera de trabajar, yo ya la conocía, y la gente la ha aceptado bien. Ha enganchado a los jugadores e intenta sacar lo mejor de nosotros.

– Y Sergio Rodríguez, ¿qué ha aportado a la UD Logroñés?

– Iñaki. A Sergio no vamos a descubrirlo ahora. Más que el cambio de entrenamientos, que también ha sido considerable porque él opina que lo que se ve en los partidos es reflejo del día a día, su llegada nos ha dado mucha fuerza a todos porque es una figura muy importante dentro del club. Pienso que eso ya se vio reflejado en el partido del otro día con algunas cosas muy positivas que hacía tiempo que no veíamos.

– ¿Qué supone ganar, empatar o perder este partido?

– Iñaki. Es una final y nadie piensa en perder o empatar. Todos pensamos en ganar. A partir de ahí, hay muchas maneras de empatar o de perder, y depende de lo que pase, las cosas se verán de un modo o de otro.

– Miguel. Supone estar más cerca o más lejos del objetivo. Que sea más fácil o más difícil conseguirlo. Está claro que ganar en esta categoría es muy difícil. De cualquier modo, estoy de acuerdo con Iñaki en que ninguno pensamos en un hipotético empate o en una derrota. Los dos equipos pensamos en llevarnos la victoria y en nuestro caso sería un paso para seguir en la pelea. Estamos remando y lo que queremos es seguir recortando los puntos con los equipos que nos preceden.

– ¿Ven los dos el objetivo más cerca que hace unas semanas? ¿En algún momento han tenido la sensación de que se les escapaba la permanencia?

– Miguel. Mientras tengas matemáticamente la permanencia al alcance, hay que pelear por ella hasta el final. Está claro que si la ves a ocho puntos en vez de a once parece que estás más cerca de lograrla, pero lo que hay que mantener es la ilusión de venir de abajo e intentar seguir sumando para conseguir una meta que hace cinco o seis semanas veíamos aún más lejana.

– Iñaki. Como ha dicho Miguel, ganar en esta competición es muy complicado y más todavía encadenar dos victorias seguidas. Ese es nuestro objetivo, enlazar dos triunfos para después jugar otro partido en casa en el que podemos alcanzar el tercero. Sería un paso muy importante. ¿Ha cambiado mucho el estado de ánimo después de la victoria del otro día? Obviamente. Cambia la semana, cambia el ánimo y más en nosotros que llevábamos mucho tiempo sin catar esa sensación. Seguimos siendo conscientes de la dificultad de la situación, pero lo del partido ante el Osasuna B fue un empuje moral que refuerza muchas cosas que estamos haciendo bien y que antes no se recompensaban con premio.

– Ninguno ha tenido una temporada fácil. Usted, Iñaki, perdió la titularidad en un momento dado y Miguel, mientras, sufrió una lesión que le apartó dos meses de los terrenos de juego. ¿Cómo vivieron esos momentos más duros y cómo están ahora?

– Iñaki. En mi caso y por suerte, no he pasado por lesiones este año y eso es algo primordial para los deportistas. Cuando no me ha tocado jugar, he intentado aportar desde fuera lo que he podido. Está claro que soy el más competitivo de todos y no me agrada no jugar, pero las decisiones de los entrenadores hay que acatarlas y creo que nadie puede decir que he tenido una mala actitud por ello.

– Miguel. Lo más duro es estar dos meses viviendo los partidos de tu equipo desde fuera y ver que los resultados no llegan. Tú tienes esa impotencia de no poder estar ahí, ya sea en el campo o en el banquillo, para ayudar. Es lo más complicado y lo que más he lamentado durante esas semanas.