El Calahorra pierde en Zubieta

Con el único cambio obligado de Sergio Gil por Pablo Santana en el once inicial, el equipo calagurritano afrontó el partido crucial en Zubieta. Lo era por la oportunidad de volver a ganar seis jornadas después y también porque había enfrentamientos directos entre varios equipos inmersos en la pelea por la salvación.

Saltó al césped el Calahorra buscando ser valiente. Con una actitud atrevida, impropia de un equipo de la zona baja en casa de uno de la zona alta, el conjunto riojano incomodó al Sanse durante toda la primera parte con una presión alta. En una jugada rápida bien elaborada por la banda izquierda para saltar el acoso de los jugadores de Pouso, Martín encontró con un buen centro raso a Magunazelaia en el segundo palo, pero el futbolista eibarrés se topó con Miguel, que se empleó a fondo para repeler su disparo desde el suelo. Pese al primer susto, el Calahorra no modificó su modo de juego.

Pasados los veinte primeros minutos, con el partido en un escenario igualado, Pablo Sáenz se deshizo de su par e intentó un centro cerrado con su pierna izquierda que salió rozando el poste derecho de la portería de Marrero. Pocos después llegó el mazazo en forma de gol local. Martín disparó desde la frontal del área y Miguel, que no acertó a alejar su despeje, le dejó en bandeja el gol a Olasagasti, que se la picó por encima con la pierna derecha. Poco más de interés sucedió en el primer acto, en el que el Calahorra acusó el recibir el 1-0.

A los pocos segundos de salir de vestuarios, Marín se deshizo de varios defensores en el flanco izquierdo del área, un mal despeje de la defensa le llegó a Martín y el disparo de éste, tras tocar en Rojas, se coló en la portería de Miguel. Fue un gol que hizo mucho daño a los pupilos de Carlos Pouso, que recibieron otro golpe casi seguido cuando cinco minutos después, Magunazelaia remachó a las mallas con un zurdazo una jugada en la que Miguel volvió a exhibirse con una doble parada. El 3-0 fue definitivo para el Calahorra, que, de no ser por su guardameta, se hubiese vuelto con un resultado mucho más abultado de Zubieta.

El mal arranque de segunda parte dejó noqueado a un Calahorra que no volvió a acercarse a la portería del Sanse más allá de un disparo lejano de un Davo desesperado. Miguel tuvo que volver a aparecer para evitar una goleada mayor.