Un debut liguero de luces y sombras

Raúl Llona apostó por la titularidad de los cinco jugadores que renovaron este curso con el cuadro capitalino. Jero ocupó la portería con Paredes y Caneda de guardianes. En el centro del campo, Emilio y Diego dieron templanza y balones a una ofensiva capitaneada por Silvente y Samanes, que se estrenaban con la camiseta blanquirroja.

Fueron los logroñeses los que marcaron el ritmo del choque. Pese a que la primera llegada de peligro llegó por parte de los visitantes, con un libre directo de Agüero que salió ajustado al palo, la SD Logroñés protagonizó la gran mayoría de ocasiones en área rival. Samanes fue el claro protagonista de los primeros compases al crear y finalizar sus jugadas. Muestra de ello fue el quiebro que hizo a la zaga alicantina para disparar con la zurda sin premio.

El Alcoyano optó por replegarse sumando efectivos dentro de la zaga. Algo que surtió efecto al poder cortar de raíz el centro lateral de Monroy que buscaba a Silvente en el interior del área. También pudieron frenar los embistes de Diego que terminó por intentarlo con un potente trallazo que se fue por encima del larguero tras un saque de esquina de Fran Sota. Antes de que finalizase el primer tiempo, los alicantinos ganaron metros tanteando la puerta de Jero con un lanzamiento de Raúl González después de una mala salida del balón de Monroy.

Las tornas cambiaron tras la reanudación. El Alcoyano empezó a sentirse cómodo en el verde ante un cuadro capitalino que debía recuperar ese hambre de gol del primer tiempo. Para ello, Raúl Llona optó por reforzar su delantera con las entradas de Unzueta, Madrazo y Ribeiro. Cambios que no sirvieron de mucho cuando Alcaina se internaba en el área para poner una perfecta vaselina que entró con calma en la red ante la mirada de Jero que poco o nada pudo hacer para frenar el disparo.

El resultado en contra enfureció a una SD Logroñés que volvió a presionar sin compasión a su rival con Madrazo al mando. El extremo derecho lo intentó por activa y por pasiva dejando sin aliento a un contrincante al que le sonrió la suerte. Corría el minuto 70 de partido cuando el jugador blanquirrojo lanzó uno de sus innumerables córners buscando la puerta de Bañuz. Tiró con efecto a las manos del meta que se dejó escapar de entre sus guantes un balón que parecía traspasar la línea de gol. La afición blanquirroja ya vitoreaba el tanto del empate cuando Imanol apareció providencialmente bajo los palos para despejar con su cabeza el dardo envenenado del riojano.

Otra sombra más que no llegó a frenar a un equipo que buscó hasta el final el tanto del empate. Madrazo, con un gran desborde físico, no perdió la esperanza y junto a Diego combinaron con agilidad para asistir a Unzueta entre líneas. El punta blanquirrojo no llegó a recoger el esférico haciendo que la SD Logroñés volviera de nuevo a la casilla de salida.

La última ocasión del encuentro, dentro del tiempo de descuento, volvió a estar en las botas del extremo quien quemó su última bala con un lanzamiento de falta que terminó de nuevo en las manos de Bañuz.

Puede que la suerte no estuviera del lado de la SD Logroñés. Puede que la falta de puntería durante el primer tiempo fuera determinante o que los cambios hubieran tenido que llegar antes. Suposiciones que tendrán que ser analizadas dentro de los vestuarios para que la próxima prueba liguera de la SD Logroñés frente al Amorebieta termine con un resultado positivo para unos blanquirrojos que se van de Las Gaunas con los bolsillos vacíos en su primera cita del curso.