Una afición que se desvivió por su equipo

Más de 600 kilómetros separaban a los de Albert Aguilá de unos seguidores que tiñeron de blanco y de rojo el entorno de Las Gaunas y del Palacio de los Deportes desde bien temprano. Las camisetas de la entidad y las banderas de La Rioja se contaban por millares en una 'fan zone' que abrió sus puertas a las 12.00 de la mañana. Rápidamente las colchonetas y los hinchables se llenaron de pequeños blanquirrojos quienes, provistos con sus camisetas, reían y saltaban vigilados por sus padres y madres. Algunos chutaban la pelota en el exterior del estadio mientras que otros disfrutaban del taller de chapas dispuesto en el interior.

Aunque las actividades no estaban centradas solo en el divertimento de los niños ya que los aficionados más adultos pudieron bailar al ritmo del Dj, echar una partida en el futbolín y participar en la cata de cervezas. Mario, Manuel e Ignacio fueron unos de esos participantes. Para ellos, este tipo de eventos permiten «vivir y disfrutar del fútbol de otra manera, debería de haber más iniciativas como estas», aseguran los jóvenes.

Después de una entretenida y calurosa mañana de domingo, el hambre empezó a apretar. Muchos fueron los que optaron por traerse bocadillos y aperitivos que pudieron degustarse en las mesas dispuestas en el exterior del estadio pero la opción más demandada por la afición fue la de la paella. Sobre las 14.00 horas, la organización comenzó a repartir raciones para los más de mil seguidores que hacían cola para llenar el estómago antes del partido.

Muchos fueron prudentes y optaron por hacer cola veinte minutos antes de que abrieran las puertas del Palacio de los Deportes. «Hemos querido acercarnos pronto para poder coger buenos asientos y ver desde la mejor zona el partido», relata Sara. Había ganas de celebrar, había ganas de 'play off' aunque muchos seguidores se quedaron con la espinita clavada de ver jugar a su equipo en Las Gaunas. Y es que, la distancia y la hora a la que disputó el encuentro hizo imposible el desplazamiento de seguidores como Ana y su grupo de amigos. Como socios de la UD Logroñés acudieron religiosamente al Palacio a disfrutar del encuentro ya que «no hemos podido ir a A Malata. Estuvimos barajando la posibilidad de ir pero era una locura comernos más de mil kilómetros teniendo que ir al día siguiente a trabajar».

Lo que no faltó ayer dentro del estadio fueron los aplausos, los cánticos y los silbidos cuando la pantalla se quedaba congelada durante algunos momentos del directo. Muchos se echaron las manos en la cabeza después del paradón de Serantes en el minuto 6, al igual que empezaron a cantar con ahínco al ritmo de 'Esta es tu hinchada que te anima' tras el disparo cruzado de Aridane en el minuto 26. Pero cuando realmente se dejaron el pulmón fue gritando el nombre de Duba, el hombre que permitió que la marea blanquirroja soñase muy alto, durante al menos unos minutos, con el regreso a Segunda División de la UD Logroñés.

A la hora del partido el Palacio de los Deportes se quedó mudo cuando Alberto del Moral anotó el gol del empate tras una ocasión a balón parado. De la tensión del empate se pasó a la decepción cuando Dela marcó el segundo del Villarreal B. Quisieron remar y sacar fuerzas de donde ya no había confiando en una remontada que se alejaba con el paso de los minutos.

Llegó el tercero del rival y con él las lágrimas de una afición que se desvive por su equipo. Los seguidores de la UD Logroñés deberán esperar, al menos una temporada más, a ver a los suyos compitiendo en Segunda.