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Después de disputarse los 48 partidos de la fase de grupos del Mundial de Qatar se pueden extraer algunas conclusiones curiosas que corroboran la sensación generalizada de que la igualdad es cada vez mayor en las grandes citas internacionales. Hay un dato revelador en este ... sentido. Sólo cinco selecciones, Países Bajos, Inglaterra, Croacia, Estados Unidos y Marruecos –rival de España el martes en el Education City Stadium– han llegado invictas a los octavos de final pero ninguna de ellas ha logrado el pleno de triunfos. Neerlandeses, ingleses y magrebíes son, con siete puntos, los que han llegado más alto en los encuentros previos a las eliminatorias.
De hecho, es la primera vez que no hay al menos un pleno de victorias en la fase de grupos desde el Mundial de Estados Unidos. en 1994, con el añadido de que en aquella cita competían 24 selecciones, por las 32 actuales. 28 años después, no ha habido un grupo que haya sido capaz de hacer el pleno al 9 en los tres primeros encuentros. En la cita norteamericana, Brasil y Alemania llegaron a los 7 puntos, pero se dieron circunstancias tan curiosas como dos triples empates a seis puntos, y un grupo donde las cuatro selecciones sumaron cuatro –México, Italia, Irlanda y Noruega –.
Sin llegar a esos extremos, el Mundial de Qatar ha recuperado la igualdad entre las participantes. Favoritos como Brasil, Francia, Portugal y La Roja han perdido algún partido, aunque es cierto que las tres primeras afrontaron ya clasificadas el último encuentro, en el que cayeron contra Camerún, Túnez y Corea del Sur, respectivamente.
En la Copa del Mundo diferente, la que se disputa en invierno, en ocho estadios levantados en un radio de cincuenta kilómetros en torno a Doha y con las aficiones de todos los participantes mezcladas en una misma zona, también ocurren cosas diferentes. No suele ser habitual que no haya combinados nacionales con nueve puntos en los cruces iniciales a vida o muerte y tampoco que nada menos que siete de ellos –Uruguay, Camerún, Bélgica, Alemania, Túnez, México y Ecuador– hayan tenido que hacer las maletas con cuatro puntos. En el fútbol siempre hay sorpresas, sobre todo en el escaparate deportivo planetario por excelencia. Pero el término ya no tiene la acepción de antaño porque su profesionalización ha llegado a tal extremo que a cualquiera le pintan la cara. Que Túnez le gane a Francia, Camerún a Brasil y Corea a Portugal despierta ahora una admiración menos exagerada.
Otra prueba de que las fuerzas están cada vez más parejas es que únicamente dos países, Qatar y Canadá, saltaron al césped sin opciones de clasificación en la última jornada. El resto tenía las matemáticas de su parte en mayor o menor medida. Se han producido situaciones límite que han provocado escalofríos, euforia y dramas nacionales. España estuvo fuera del torneo tres minutos, cuando Costa Rica se puso por delante frente a los teutones. Polonia y México estuvieron a punto de intercambiarse los papeles para meterse en octavos como segundos. Un gol en el average tuvo la culpa. Y la Uruguay de una generación irrepetible, la de los Cavani y Luis Suárez, entre otros, solventó con oficio su compromiso con la Ghana de los fichajes como el de Iñaki Williams y su felicidad dio paso a la depresión cuando los surcoreanos marcaron el segundo tanto ante los lusos que les dio la victoria.
En un Mundial casi no hay tiempo para la readaptación entre partido y partido y las cábalas que se hacían antes sobre si convenía quedar primero o segundo de grupo para evitar a tal o cual rival también han quedado algo obsoletas. Con la igualdad reinante en la competición, quien jugara con fuego tenía muchas opciones de quemarse. Los batacazos de Alemania y Bélgica no han tenido nada que ver con los cálculos. Los germanos pagaron muy cara su derrota con Japón, sin duda una de las sensaciones del Mundial porque también ganó a España. Lo de los belgas es otra historia. Sus disensiones internas se trasladaron al campo y su técnico, Roberto Martínez, ha renunciado a seguir. Precisamente en este apartado de eliminaciones destacan las marchas, además de los belgas, de dos selecciones que acumulan seis estrellas en Copas del Mundo: Alemania y Uruguay. Dos pesos pesados del torneo, dos clásicos, a quienes sus errores frente a Japón y Corea del Sur lastraron de forma definitiva en su camino hacia la siguiente fase.
Precisamente los octavos de Qatar han deparado los cruces más multiculturales. ya que están representados los cinco continentes: Oceanía (Australia), América (Brasil, Argentina y Estados Unidos), Asia (Japón y Corea del Sur), África (Marruecos y Senegal) y Europa ( España, Francia, Portugal, Suiza, Croacia, Países Bajos, Inglaterra y Polonia). Habrá que ver si en cuartos Europa mantiene su dominio o si las eliminatorias apuestan por un mayor equilibrio.
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