javier asprón
Doha
Domingo, 18 de diciembre 2022, 00:40
Hasta la llegada de Lionel Scaloni al banquillo, el balance de Leo Messi con su selección rayaba en la desesperación. Ni un solo título con la absoluta (sí ganó el oro olímpico en Pekín 2008) y un buen puñado de finales perdidas: tres de Copa ... América (2007, 2015 y 2016), más la del Mundial 2014. Siempre había algo que se interponía en el camino, algún detalle que echaba el trabajo por la borda. Quizás solo sea esa pizca de suerte que hace falta para cambiar el fracaso por el éxito, pero con el nuevo técnico se suceden las buenas noticias en la relación entre el astro y la Albiceleste. Campeón por primera vez en la Copa América 2021, Messi vuelve a estar en una final mundialista, a un paso de celebrar el único título que lo podría separar de la eternidad.
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En los corrillos y análisis que se hacen en Doha en torno a la situación de la selección argentina se destaca siempre el buen ambiente que ha logrado generar el nuevo técnico. Scaloni, vilipendiado por muchos por su escaso bagaje en los banquillos, ha sabido transmitir su idea y hacer que los jugadores se la crean. Pero más allá de eso, ha conseguido que el estado de felicidad de Messi al jugar con la Albiceleste sea absoluto. Hoy la estrella del equipo está rodeada por una tribu que le transmite seguridad y confianza tanto dentro como fuera del terreno de juego.
«Somos 26 soldados, 26 guerreros», decía hace unos días el central Nicolás Otamendi, uno de los futbolistas que, por edad, más cerca está de Messi. A esa vieja guardia pertenecen también Ángel Di María, Papu Gómez, Rodrigo de Paul o Leandro Paredes. Forman el círculo más íntimo de la estrella, la bandita, según quedaron bautizados por el Papu. Y junto a ellos, una incorporación de última hora. El Kun Agüero ha pasado a ser uno más del plantel en los últimos días, el jugador número 27. Sin posibilidad de saltar al campo, pero sí de seguir haciendo piña, Scaloni le ha dado permiso hasta de compartir 'pieza' con Messi en los días previos a la final, recuperando la vieja costumbre que tenían estos dos íntimos amigos en otros torneos de dormir en la misma habitación.
El míster, por cierto, también ha recuperado a Nicolás González, Gio Lo Celso y Joaquín Correa, los tres jugadores que se cayeron de la lista por lesión en los días previos. Contrasta esa unión con el desdén y el oscurantismo con el que Didier Deschamps ha abordado ese asunto con sus internacionales caídos, en especial con Benzema.
Tras la derrota ante Arabia Saudí en el estreno, la primera de Argentina en 36 partidos, las dudas se apoderaron de la concentración. Fue gracias a este conjunto de veteranos que la plantilla no se derrumbó. Messi se adueñó del escenario y tomó un protagonismo inusitado dando la cara. «Es momento de estar más unidos que nunca, volver a la base y al juego nuestro», dijo entonces. «Tranquilidad. Es un golpe muy duro pero tenemos que seguir confiando en nosotros. Este equipo no les va a dejar tirados», añadió. Él mismo se encargó de recordar a los periodistas esas palabras al derrotar a Croacia en la semifinal: «Sabíamos que lo íbamos a sacar adelante, este grupo es una locura».
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Esa generación más veterana ha ligado a la perfección con la cuadrilla de jóvenes que Scaloni ha ido incorporando al plantel, cuyas cabezas visibles son Enzo Fernández y Julián Álvarez, pero también el Cuti Romero o Alexis Mac Allister. Todos tienen en común una cosa: prácticamente no han vivido otra selección argentina en la que no estuviera liderando Messi. Saben lo que fue Maradona, sin duda, pero su compañero de hoy es una leyenda para ellos a la que seguirán hasta el fin del mundo.
Esa generosidad ha venido acompañada de brillo sobre el césped. Ni Enzo Fernández ni Julián Álvarez ni Mac Allister fueron titulares en el estreno ante Arabia Saudí, pero ahora resulta impensable que Scaloni los saque del once. Enzo es el orden y el toque, Mac Allister, el pulmón y la entrega, y Julián la velocidad y el desmarque. Con ellos en el campo el juego de la Albiceleste ha sido más alegre y menos predecible. Ocurra lo que ocurra en la final, Argentina iniciará un nuevo camino mañana en el que el presumible paso al lado de Messi los obligará a ellos a dar otro al frente.
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