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En 2010 España se proclamó campeona del mundo en Sudáfrica. En Qatar celebraron ese mismo año que, por primera vez en la historia, la FIFA eligiera como sede mundialista a un país árabe, musulmán y con escasa tradición futbolera. El emirato había invertido ... tiempo y dinero en visibilizarse, a nivel internacional, con la celebración de grandes eventos deportivos. Y había dado impulso a su liga con la contratación de estrellas venidas a menos.
Algunos jugadores, como Guardiola o Hierro, habían dejado buen sabor de boca en la Qatar Stars League, unos años antes de que España se coronara en el universo futbolístico. Los triunfos internacionales -incluyendo las dos Eurocopas de 2008 y 2012- aumentaron el caché de los ibéricos. El jugador español otorgaba prestigio y notoriedad. Raúl llegó en 2012 para jugar en el Al-Sadd. En 2015 Sergio García y Xavi cambiaban Barcelona por Doha. Gabi, el ex del Atlético de Madrid, se unía en 2018.
Xavi no solo jugó cuatro temporadas en el Al-Sadd, sino que se formó como entrenador allí, realizando las prácticas en la selección de Qatar. Cuando colgó las botas, en 2009, tomó la batuta del equipo más laureado del pequeño emirato. El hoy técnico azulgrana consiguió títulos a base de una especie de tiquitaca qatarí: salida del balón desde la defensa, combinaciones rápidas, ataque por las bandas y presión alta.
Importó en el Golfo lo que llevaba haciendo desde que ingresó en La Masia con once años. Pero la historia no la escriben solo los personajes conocidos y renombrados. Cierto es que los futbolistas qataríes aprendieron al lado de estrellas que se apagaban, de Europa y América. Pero también de jugadores que nadie conocía y que acudían, al calor del dinero, en lo mejor de sus carreras, particularmente de África y Asia. Además, conscientes de su escasa población, Qatar apostó fuerte por crear las mejores condiciones para el fútbol base. Para ello, el emir Hamad creó en 2005 un centro de alto rendimiento deportivo, la Aspire Academy for Sports Excellence.
En 2006 Guardiola jugaba su último partido. Se sacó el título de entrenador, para hacerse cargo, un año más tarde, del filial del Barça. A la sombra, un técnico llevaba trabajando una década en los juveniles del club catalán: Félix Sánchez. El Barcelona irradiaba no solo una excelente cultura organizativa, sino también cierta sofisticación y modernidad. Así que Qatar tomó el 'més que un club' como ejemplo. La Aspire Academy contrató a Félix para que replicara los métodos de La Masia.
Tras pasar con éxito por las selecciones de Qatar sub-15, sub-19, sub-20 y sub-23, el técnico barcelonés se hizo con las riendas de la absoluta en 2017. Dos años más tarde, consiguió que Qatar se proclamara campeona de la Copa Asiática. Su réplica de un juego de posesión, signo de identidad en Can Barça, demostró ser tan vistoso y ofensivo, como eficaz. Anotaron 19 goles y solo recibieron uno. Guardiola ha difundido ese estilo a nivel mundial, pero en la selección de Qatar ha sido un modesto currante el que ha convencido a todos.
Una buena parte de los actuales jugadores de la selección de Qatar han sido moldeados desde jóvenes por Félix Sánchez y han madurado en la Aspire Academy. El centrocampista Almoez Ali, que terminó como máximo goleador de la Copa Asiática 2019, llegó a Qatar con siete años desde Sudán. Posteriormente, como destacaba, militó en equipos de Austria, Bélgica e, incluso, España, donde jugó diez partidos en la Cultural Leonesa. En 2016 volvió a la liga de Qatar y se hizo un hueco en la selección, al haberse nacionalizado.
Los petrodólares han permitido el desarrollo del fútbol qatarí en un tiempo récord. Con dinero es posible importar a las mejores promesas y a profesionales contrastados para reproducir aquello que resulta exitoso en el mundo. Si no puedes traer a Guardiola, fichas a su segundo en el Manchester City -Juanma Lillob en este caso-, para que tome el testigo de Xavi. La Aspire Academy puede replicar La Masia y Félix Sánchez emular a su idolatrado Guardiola. Pero no basta: Japón lleva décadas promocionando el flamenco, pero aún no ha surgido un bailaor con duende. Pese a la globalización y que el dinero pueda comprarlo todo, una cultura futbolística no se fabrica de la noche a la mañana. Como bien ha comprobado ya el jeque Al-Khelaifi en el PSG.
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