Un tiempo nuevo
Tras la etapa de Luis Enrique se agradece la llegada a la selección de un técnico con el perfil del exjugador del Athletic
Jon Agiriano
Martes, 13 de diciembre 2022, 00:24
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Jon Agiriano
Martes, 13 de diciembre 2022, 00:24
Cuando la Federación comunicó que Luis Enrique no seguiría en su cargo la primera sensación de muchos aficionados fue la de alivio. Y la segunda de que se había hecho justicia. Porque lo cierto es que España fracasó en Qatar con todas las de la ... ley, no por un mal día, como les pudo suceder a Brasil o Portugal, o por falta de suerte, como le ocurrió a Inglaterra ante Francia, sino por convertir su estilo de juego en una parodia y no disponer de las alternativas que se le suponen a una gran selección; una carencia ésta última de la que sólo fue responsable el técnico asturiano con una convocatoria fallida -hubo ausencias injustificables- y un número exagerado de jugadores en baja forma.
El alivio, sin embargo, superaba cualquier otra percepción. Y es que nada acaba resultando más pesado e indigesto en el fútbol que los entrenadores con un afán de protagonismo desmesurado, los que en el colmo de la vanidad se autoproclaman líderes indiscutibles. Incluso si son muy simpáticos y bromistas, estos señores acaban siendo irremediablemente cansinos, pero si encima son huraños y retadores por naturaleza como Luis Enrique, la combinación es insufrible. Letal. En fin, que al ya exseleccionador nacional se le puede despedir del cargo con la vieja frase castellana: «Que tanta paz lleves, como descanso dejas». De hecho, hasta los responsables de la RFEF parecen haber acabado cansados del gijonés por mucho que a Luis Rubiales, actor del método Stanislavski, este lunes sólo le faltara soltar unas lágrimas al evocarle.
Presentación
Así las cosas, cómo no sentir también alivio, aparte de la satisfacción lógica de constatar el éxito personal de uno de los leones que subió a la gabarra, por la llegada a la selección de Luis de la Fuente. El exfutbolista rojiblanco estuvo impecable en su presentación. Para empezar, se esforzó en atender a todos los periodistas por su nombre, un detalle de cercanía que a Luis Enrique no le saldría de dentro ni después de un mes de ejercicios espirituales con el Dalai Lama. Se mostró cercano, paciente, hábil para no meterse en charcos y educado para contestar sin un mal gesto todas las preguntas, incluidas las referentes a Sergio Ramos, un calvario madrileño que no es fácil de soportar sin perder la templanza.
Por otro lado, De la Fuente demostró carácter defendiendo sus conocimientos del fútbol español presente y futuro y también personalidad para prometer un tiempo nuevo en la selección. Repitió varias veces expresiones como «nuevos conceptos», «otros registros», «diferentes matices», «más alternativas»... Todo ello destinado a interpretar como es debido «la evolución que tiene el fútbol». Fue su manera de reconocer con elegancia que España, tras lo visto en Qatar, necesita un cambio, una especie de revolución amistosa pero profunda que incluya incluso a los aficionados. Llegó a hablar de recuperar «el espíritu de Sudáfrica 2010». Es probable que quienes veían al técnico de Haro como una solución de urgencia por parte de Luis Rubiales, un seleccionador destinado a ser interino, un poco al estilo de lo que fue otro exjugador del Athletic como Iñaki Sáez, ayer cambiaran de opinión. De la Fuente tiene bastante más consistencia de lo que algunos imaginan.
Por otro lado, y volviendo al tema del alivio, qué quieren que les diga. La verdad es que se agradece que la selección haya quedado en manos de un hombre tranquilo, discreto y que no necesita de la confrontación permanente para sentirse realizado y demostrar que tiene una gran personalidad, que es el gallo del corral, un gran líder carismático. Desde luego, lo agradecemos mucho los que, tras llegar a una cierta edad, huimos como de la peste de los perdonavidas y los iluminados que se creen mucho más importantes que sus jugadores. El mejor liderazgo en el fútbol se ejerce con sabiduría, trabajo, valentía y educación. Y como estamos hablando de un juego, también con algo de suerte, para qué lo vamos a negar a estas alturas. Ojalá que, desde sus primeros partidos en marzo ante Noruega y Escocia, Luis de la Fuente disfrute de ella.
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