Secciones
Servicios
Destacamos
La lista definitiva de Luis Enrique para el Mundial ha generado el esperado revuelo. No podía ser de otra manera. Según un estudio, existen en España unos 26 millones de aficionados al fútbol. Cada uno de ellos lleva un seleccionador dentro. Las posibilidades estadísticas de ... que los elegidos por Luis Enrique coincidan con los que considera un hincha son menores de que uno acierte la quiniela. Es una cuestión probabilística: con cientos de jugadores seleccionables, las combinaciones posibles se cuentan por millones.
Una de las gracias del fútbol es que todo es debatible. Por eso es el deporte más popular. El fútbol no solo se juega sino se habla: cada cual expresa sus preferencias. En el tenis existe una clasificación ATP que deriva del número de partidos ganados, en especial en los torneos de mayor estatus. Pero en el fútbol la excelencia es más subjetiva. Además, nuestro amor por nuestros colores nubla nuestro juicio. Cuando Messi estaba en su mejor momento, muchos madridistas estaban convencidos de que era peor que Cristiano Ronaldo, lo que nadie defendía al aplicar una visión racional lejos del Bernabéu.
Por otra parte, a veces olvidamos que la selección no está formada por los mejores sino por aquellos que el técnico considera rendirán mejor según un particular estilo de juego. Iago Aspas es un magnífico delantero, pero para Luis Enrique no presiona a los defensores, como sí hace Oyarzabal, al que el técnico asturiano hubiera convocado si Mikel se hubiera recuperado de la lesión.
Es determinante también que el fútbol sea un deporte colectivo. Uno triunfa si tu equipo va bien. Esa es una de las razones de que -según un estudio llevado a cabo en la Premier- los futbolistas que militan en los mejores equipos sean también los que mayoritariamente nutren la selección. Es más fácil brillar en el Real Madrid que en el Elche.
Hay otras causas, más oscuras, que explican la habitual preferencia por seleccionar a los jugadores de los clubs ricos y poderosos. Estos tienen detrás un establishment mediático que pone el grito en el cielo si tal o cual jugador no va convocado. Al club le interesa por una cuestión económica. El Mundial es el mejor escaparate. Los que juegan aumentan su valor de mercado. De modo que los clubs con influencia ponen a trabajar a su maquinaria para ejercer presión.
Los juicios sobre las imperdonables ausencias se mezclan con todo tipo de criterio extradeportivo, incluyendo las identificaciones regionalistas o etnonacionalistas. Que ningún jugador del Betis sea elegido moviliza a la prensa local. Pero para los gallegos, que no vaya ni Brais Méndez, Iago Aspas ni el 'Panda' constituye casi una ofensa: «un Mundial sin gallegos». Claro que el eco de esas protestas no es el mismo que el que logran los lamentos porque no vaya Sergio Ramos o Nacho.
Con todo, algunos entrenadores no parecen someterse a estos condicionantes. Luis Enrique es de la misma escuela que Clemente o Luis Aragonés. Me contó Santi Cazorla hace unos días que cuando el Sabio de Hortaleza le convocó para la Eurocopa, le hizo llamar a su despacho tras el primer entrenamiento con la selección. «¿Por qué cree que está usted aquí?», le preguntó. Cazorla contestó titubeante: «Porque usted lo ha considerado». «No. Erro»», replicó el técnico veterano: «Usted está aquí porque es de los 23 mejores jugadores de España».
Cazorla estaba impresionado por calzarse las botas al lado de sus ídolos: Xavi o Iniesta. Juzgó como una suerte ser convocado por primera vez, en detrimento de otros como Raúl. Jugó todos los partidos, excepto uno, y fue esencial para que consiguiéramos el triunfo final.
El jugador asturiano recuerda cómo Luis Aragonés ponía énfasis en convencer particularmente a los que no militaban en el Madrid o el Barça. Le importaba un bledo si el futbolista provenía de un club con menos visibilidad, como el Villarreal. Pero sabía que a ese jugador precisamente había que darle confianza para que creyera en sí mismo.
La fe mueve montañas. Ganamos la Eurocopa tal vez no solo porque aquellos jugadores eran los mejores, sino porque el seleccionador hizo que se lo creyeran. Y esa generación mantuvo intacta su fe durante el Mundial de Sudáfrica. Veremos si Luis Enrique ha sido capaz de inculcar esa misma creencia en los suyos.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Carnero a Puente: «Antes atascaba Valladolid y ahora retrasa trenes y pierde vuelos»
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.