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Da la sensación de que en la Universidad de Qatar, cuartel general de España, y también en el entorno trata de extenderse la idea de que 'aquí no ha pasado nada', que la derrota frente a Japón en el tercer partido de la fase de ... grupos hay que interpretarla como un accidente y como una fuente de aprendizaje de cara a los octavos del martes ante Marruecos. Es en cualquier caso una impresión con matices y aristas, porque hay una realidad paralela que es incuestionable: la selección acabó muy tocada tras el choque ante los asiáticos. No tanto por la derrota, que también, sino porque los jugadores fueron incapaces de trasladar al verde el estilo innegociable de Luis Enrique, el que les ha traído hasta aquí y con el que deben comulgar sin titubeos si quieren llegar lejos en el Mundial. Es por tanto tiempo de meditación, de intentar recuperar los valores futbolísticos a través del refuerzo mental.
Para hacer frente a los magrebíes, el entrenador asturiano se plantea retomar las alineaciones que presentó ante Costa Rica y Alemania, con la permanente duda de si la apuesta esta vez será Álvaro Morata o si regresará a la fórmula del 'falso 9'. En el compromiso con los nipones sorprendió con la entrada en el once de un hasta entonces inédito Pau Torres, previsiblemente para dosificar a Laporte, su central de cabecera junto a Rodri. No fue una variación por las características del rival. Sin embargo, las modificaciones en las bandas sí las hizo por esa razón. Entendió que la velocidad –y sobre todo la frescura– de Balde servirían para contrarrestar la rapidez de los nipones. Y que la explosividad de Nico Williams obligaría a los adversarios a multiplicarse en defensa para echar la llave en ese costado, lo que les restaría enteros en labores de ataque. Ambas decisiones resultaron fallidas.
Todo apunta a que el gijonés recurrirá al proyecto original en el primer choque a vida o muerte del torneo. Por tres motivos fundamentales: para ganar seguridad en el campo, porque si algo funciona es mejor no tocarlo demasiado –salvo que las lesiones obliguen a hacerlo– y porque pretende incidir en la importancia de restablecer las fortalezas y las virtudes del juego propio, en fijarse más en sí mismos que en el adversario. Por supuesto que habrá vídeos para analizar a Marruecos, pero hasta ahora el cuerpo técnico y el vestuario se han detenido en las imágenes de los cinco minutos de desconexión ante Japón en el Al Khalifa Stadium. España llegó a estar 180 segundos fuera de la Copa del Mundo. «Los futbolistas aprendemos de nuestros errores y está claro que ese colapso no se puede repetir», admitió ayer Rodri al término del entrenamiento de La Roja, que el sábado tuvo día de descanso.
En el plano deportivo el escenario está muy claro. La clave en las próximas horas está en resetear la mente para ponerlo en práctica, convencer a los futbolistas de que es posible volver a ser La Roja que no hace mucho abrumó a Costa Rica, compitió al máximo nivel con Alemania y controló a Japón en la primera parte. Luis Enrique ha subrayado en Doha dos aspectos fundamentales para revertir la eventual depresión en la caseta. Que el seleccionador debe ser «siempre el líder» del equipo porque es en último término quien marca el rumbo y debe conseguir que crean en él. Y que se maneja mejor en situaciones de crisis que de euforia. Después de los ticos tuvo que gestionar el entusiasmo desmesurado. Tras el empate ante los teutones, desprenderse de una sensación agridulce. El varapalo frente a Japón obliga a una terapia de grupo, a una regresión en el sentido positivo del término.
Lo ha intentado hacer sin excesos, alejado de las resoluciones drásticas y sin alterar las rutinas de trabajo, reposo y ocio de los internacionales, convencido de que la «normalidad», según ha insistido en Doha, debe ser la tónica predominante en la base española. Hay técnicos que abogan por movimientos traumáticos, 'castigos' para alertar a las plantillas. No es el caso del asturiano. Se ha hecho énfasis, eso sí, en que la fisolofía de La Roja debe permanecer inalterable. La doctrina de juego es la que es, en lo bueno y en lo malo, en la salud y en la enfermedad, como una unión que se prevé duradera. Visto el buen resultado que le dio a Japón, es más que probable que Marruecos adelante la presión, y la selección debe estar preparada. «Lo que han repetido más es bloque medio y desde ahí apretar y pasar a bloque alto. Creo que van a alternar las dos», ha manifestado el gijonés en sus conexiones de Twitch.
«Este equipo siempre se levanta, no tenemos miedo al fracaso», resaltó Rodri en su comparecencia ante los medios de comunicación en el recinto universitario catarí cuando se le ha cuestionado sobre su estado de ánimo y el del resto de sus compañeros. El futbolista del Manchester City confesó que sintió momentos de «pánico» cuando se enteró de que la selección estaba transitoriamente eliminada durante el encuentro ante los nipones, pero ese malestar ya ha quedado atrás y España afronta los octavos desde cero, como si la competición empezara frente a los marroquíes. Reconoció Rodri que el «toque de atención» del jueves ha abierto un proceso de reflexión que culminará de forma satisfactoria porque, a pesar del mal trago, la Roja se ha clasificado para las rondas eliminatorias. «Afrontamos lo que viene convencidos de nuestra filosofía y con la máxima ilusión», añadió.
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