El salto pendiente de Japón

Catar será la séptima fase final de una Copa del Mundo a la que acuda Japón, que ha caído tres veces en primer ronda y se estrelló en octavos en las restantes. Para estar presente en la cita que se desarrollará entre el 21 de noviembre y el 18 de diciembre en el país árabe, el combinado que dirige Hajime Moriyasu tuvo más problemas de los previstos en la fase de clasificación. Pero el arreón final le sirvió para conseguir el billete para un torneo en el que aspira a exponer un fútbol valiente de la mano de figuras como Take Kubo, el habilidoso centrocampista cedido por el Real Madrid al Mallorca; Takumi Minamino, una extremo que se gana la vida a las órdenes de Jürgen Klopp en el Liverpool; o Wataru Endo, medio del Stuttgart.

Los principales hándicaps de la selección japonesa son la poca experiencia de algunos de sus talentos más prometedores, caso de Kubo o Doan, que aún no tienen el estatus de titulares, así como la debilidad en las áreas, donde no tiene ni un portero ni un delantero de suficientes garantías para competir contra los mejores.