Ocho formidables estadios albergarán el Mundial de Catar entre el 21 de noviembre y el 18 de diciembre, en el que será el campeonato más cercano de la historia, concentrado en un radio de tan solo 75 kilómetros. Con aforos de entre 40.000 y ... 80.000 espectadores, siete de ellos dispondrán de un sistema de refrigeración que reducirá la temperatura a 22 grados, cuando durante los dos últimos meses del año en Catar puede superar los 30 grados.
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Han sido unas obras faraónicas, que han costado la vida a más de 6.500 trabajadores, según un informe de 'The Guardian', las que han permitido la construcción de unos recintos imponentes, todos ellos nuevos, excepto el Estadio Internacional Khalifa, donde España cerrará la primera fase contra Japón. Será el único que no verá reducida su capacidad o desaparecerá tras la primera Copa del Mundo en Oriente Medio. La 'joya de la corona', el estadio Lusail, sede de la final, en la llamada ciudad-entretenimiento que se ha levantado a unos 15 kilómetros de Doha, será inaugurado en junio y se transformará posteriormente en un espacio público urbano, mientras que el Ras Abu Aboud será completamente desmantelado.
La selección española debutará en el estadio Al Thumama de la capital, con un diseño basado en la forma del tocado árabe tradicional, denominado 'gahfiya', y que pretende exponer la cultura del país en su llamativa fachada. Situado a 12 kilómetros del centro de Doha, fue inaugurado en octubre del pasado año, y en él se jugarán seis partidos de la fase de grupos (entre ellos, el inaugural Senegal-Países Bajos), uno de octavos de final y otro de cuartos. De 40.000 localidades pasará a 20.000 tras el Mundial y albergará una clínica deportiva y un hotel, según ha previsto la organización del evento.
Más aficionados, hasta 60.000, podrán asistir al España-Alemania en el estadio Al Bayt, un recinto en la ciudad de Al Khor que pretende estar a la altura de los mejores del mundo, y cuya estructura se asemeja a una tienda tradicional gigante de los pueblos nómadas de Catar y de la región del Golfo Pérsico. Se trata de un estadio portátil, cuyas gradas superiores con asientos modulares se desmontarán después del Mundial, como parte del legado de la competición, y se entregarán a las naciones en desarrollo que precisen infraestructuras deportivas. «El diseño conmemora el pasado y el presente de Catar, y a la vez mira hacia el futuro de la comunidad», destaca la organización, orgullosa de cumplir «con los objetivos de sostenibilidad de este Mundial», al convertir dicho estadio en un modelo de desarrollo ecológico.
El tercer y último encuentro de la selección española en la primera fase se disputará en el estadio más histórico de Catar, construido en 1976 y, tras una renovación, inaugurado en mayo de 2017. El Khalifa de Al Rayyan refleja el pasado y la ultramodernidad, con dos enormes arcos tradicionales en su estructura. Con capacidad para algo más de 45.000 espectadores, este estadio ya ha sido sede de varias competiciones, y no solo futbolísticas, ya que también acogió el Mundial de atletismo en 2019.
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