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¿Por qué unas selecciones nos despiertan ternura y otras animadversión?

¿Por qué unas selecciones nos despiertan ternura y otras animadversión?

El Mundial da mucho juego, más allá de lo que los futbolistas desarrollen en el campo. Permite que cada cual exprese sus filias y fobias, dado que las naciones comunican ciertos significados

Lunes, 14 de noviembre 2022, 00:33

«Yo voy con Ghana en este Mundial», me dice un amigo en medio de una de esas tertulias futboleras en el bar que son tan frecuentes en los días previos al inicio de la Copa del Mundo. Mi colega es del Athletic, odia ... al Madrid y en cada cita mundialista cambia de selección de preferencia, a excepción de España, claro. Iñaki Williams no es santo de su devoción, pero que juegue con Ghana es suficiente para apostar por el país africano. Además, así huye de la mayoría que se alinea con algún país favorito. No como hizo el presidente del PNV en la última Eurocopa, al afirmar: «Yo soy de Inglaterra, de toda la vida». Aquello no gustó a mi compañero futbolero: «Si acaso tendría que haber ido con Escocia, pero ir con Inglaterra si no está Escocia es como ir con España sin que haya una selección vasca».

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