El seleccionador de Arabia Saudí ha logrado un gran rendimiento de sus jugadores en este Mundial. reuters

El paso adelante de las selecciones de segunda fila en el Mundial

Irán, EE UU, Canadá... tienen a sus mejores jugadores en ligas europeas, lo que mejora su preparación física, su disciplina táctica y facilita la labor didáctica cada vez más reconocida de sus entrenadores

iñigo agiriano

Sábado, 26 de noviembre 2022, 00:08

Se dijo que jugar un Mundial en plena temporada iba a aportar novedades respecto a las citas que se disputan en verano. Y, de momento, está siendo así. Las selecciones africanas, por ejemplo, no habían sumado ninguna victoria hasta la de ayer de Senegal (1- ... 3 a Qatar), lo que no deja de ser sorprendente. Llama también la atención el elevado número de empates a cero, cuatro, récord en los mundiales desde que se disputan bajo este formato. Sin embargo, todavía es pronto para saber si estos datos son simples casualidades. Porque los combinados africanos dejaron muy buenas sensaciones a pesar de no vencer y el número de goles en esta primera jornada es mayor que en la del último Mundial.

Publicidad

Lo que sí resulta una evidencia es que el nivel futbolístico tiende cada día más a igualarse. Es decir, las selecciones más humildes se aproximan a las 'grandes'. ¿Por qué? los expertos coinciden en que existen dos motivos: la preparación física que tiende a equipararse y el evidente perfeccionamiento de la disciplina táctica del futbolista. En ello seguro que influye la masiva presencia en las mejores ligas europeas de al menos 60 jugadores de selecciones que ahora están llamando la atención como Japón (17), Irán (13), Estados Unidos (17), Canadá (13)... Futbolistas, muchos de ellos, que trabajan a diario en sus equipos con las estrellas mundiales, lo que hace más cómodo el trabajo de sus seleccionadores

El dato nos habla, por un lado, de cómo en estos países cada vez se trabaja mejor el fútbol y por ello sus jugadores resultan interesantes para los conjuntos europeos. Y al mismo tiempo, la presencia de estos profesionales en ligas más competitiva fortalece a sus selecciones. En esta primera jornada hemos tenido cuatro sorpresas que se han cimentado en el acierto táctico de los seleccionadores de equipos con menor potencial, pero mayor calidad individual y colectiva.

La línea adelantada de Hervé Renard

Arabia Saudí decidió detener su liga para preparar el Mundial y estuvo concentrada dos meses antes de viajar a Qatar en un estado físico espectacular. Sus futbolistas llegaron a la cita con la lección de su entrenador, Hervé Renard, muy bien aprendida: hay que presionar en campo rival con una defensa muy adelantada. Así maniataron a Argentina en la primera parte. La coordinación de la defensa saudí fue magnifica; hasta diez veces cayeron en fuera de juego los argentinos.

Publicidad

La defensa de 3 en Alemania-Japón

En el partido entre germanos y japoneses, la pizarra de los entrenadores influyó decisivamente en el resultado. La primera parte estuvo dominada por Alemania, en buena parte por un planteamiento muy inteligente de Hansi Flick. Salió con una línea de tres, dos carrileros largos y un cuadrado en el medio campo, que fue indetectable para Japón en la primera mitad. Los medio centros nipones dudaban en saltar sobre el doble pivote germano, y cuando lo hacían liberaban a los dos interiores. Los laterales japoneses se veían forzados a meterse en posiciones interiores y el espacio creado a su espalda lo aprovechaban los carrileros alemanes. Especialmente destacado fue David Raum por la izquierda, un foco constante de problemas para los asiáticos. El partido cambió radicalmente en la segunda mitad porque Hajime Moriyasu, consciente de los problemas de su equipo, imitó a Alemania y formó con una línea de tres. El central extra daba libertad al medio campo japonés para ir a la presión, liberando a los carrileros de responsabilidades en proteger la zona interior. Con este cambio Japón logró tener mucho más tiempo el balón y acercarse a la portería de Neuer. Así, desde la pizarra, se fraguó la remontada de Japón

La presión canadiense

Con tan solo dos participaciones en este torneo, Canadá parecía una de las cenicientas. Nada más lejos de la realidad. Los de John Herdman completaron una portentosa actuación ante Bélgica y solo las paradas de Courtois y los errores arbitrales les privaron de la victoria. Los equipos de Roberto Martínez siempre tratan de sacar el balón jugado y, consciente de ellos, Herdman planteó una presión muy inteligente que maniató por completo a los belgas. La premisa principal era evitar que los tres jugadores del medio campo de los diablos rojos pudieran recibir y girar. Para ello, fue fundamental el trabajo de los tres delanteros canadienses. Debían presionar a los centrales belgas, pero al mismo tiempo evitar siempre la línea de pase con Witsel. El rol de Alphonso Davies, la estrella, también fue interesante, porque en función de donde estuviera la pelota jugaba dentro o fuera, tapando al medio centro y liberando a un compañero de esa función, o saltando sobre el carrilero. De esta forma, Canadá logró reducir a Bélgica a su mínima expresión y demostró que aspira a la clasificación en su grupo.

Publicidad

La sorpresa tunecina

Túnez llegó a Qatar como uno de los combinados nacionales más débiles, más aún al presentarse con su estrella Wahbi Khazri en horas bajas. La percepción ha cambiado tras la primera jornada con un meritorio empate a cero ante Dinamarca. También llegaron con peligro al área rival. Kadri jugó con un sistema que era un espejo del danés y consiguió que los jugadores más peligrosos de los escandinavos nunca estuvieran cómodos. Los dos carrileros, por ejemplo, apenas pudieron percutir. Especialmente destacado fue el partido del doble pivote tunecino, formado por Skhiri y Laïdouni, que completaron una actuación brillante. La falta de acierto privó a las Águilas de Cartago de la victoria, pero sus posibilidades de clasificación siguen intactas. Su partido contra Australia será decisivo.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

¡Oferta 136 Aniversario!

Publicidad