Secciones
Servicios
Destacamos
JAVIER ASPRÓN
Enviado especial a Doha
Lunes, 19 de diciembre 2022, 01:01
El Mundial de Qatar, el más caro y ostentoso de la historia, echa el telón habiendo cumplido los objetivos que se marcó el emirato al ser designado. Según los datos provisionales ofrecidos por la FIFA se han rozado los 3,4 millones de espectadores ... en la suma de los 64 partidos, con una media de casi 53.000 aficionados por encuentro. Se ha aumentado la cifra de goles respecto a hace cuatro años y han disminuido las tarjetas amarillas y rojas. El máximo organismo internacional se vanagloria también de haber aumentado el tiempo efectivo de juego en casi once minutos, hasta los 59.
Durante 29 días los ocho estadios mundialistas se han convertido en un hervidero de emociones donde, como siempre, ha habido ganadores y perdedores. Estos han sido los principales protagonistas.
Más allá del resultado deportivo, Leo Messi fue el protagonista de la frase más replicada y comentada del Mundial. La dijo en la zona mixta del mismo Lusail que acogió la final tras el partido de cuartos ante Países Bajos. Aquel duelo quedará como el más caliente del torneo, con varias tanganas entre los jugadores de ambos equipos, y provocó que el astro argentino sacará su rostro más agresivo. Mientras era entrevistado se le acercó el neerlandés Wout Weghorst con la intención de pedirle la camiseta, pero Messi lo entendió como una nueva provocación y reaccionó mal. «Qué mirás, bobo, andá pa' allá». Fue lo que faltaba para que Argentina cayera rendida a su ídolo, quien por fin parecía sacar los dientes en defensa de su selección. La frase ya es un fenómeno viral y ha dado pie también a varios anuncios.
Después del fracaso colosal de hace cuatro años en Rusia se esperaba una versión renovada y pujante de Alemania, pero nada más lejos de la realidad. Tras caer ante Japón y empatar ante España en sus dos primeros partidos necesitaban un milagro que no se produjo, y por segundo Mundial consecutivo se quedaron fuera a las primeras de cambio. Hansi Flick sacó a sus jugadores del mundanal ruido y los llevó a un balneario a una hora y media de camino de Doha y del resto de selecciones. El plan no funcionó. La falta de pegada de sus delanteros les cayó como una losa en el inicio, y su reacción, al contrario que le ocurrió a Argentina, por ejemplo, resultó insuficiente. Los organizadores de la próxima Eurocopa tienen dos años por delante para darle la vuelta al calcetín.
La FIFA se hizo de rogar, y pese a haber anunciado a bombo y platillo la presencia de tres árbitras principales en el Mundial, no hizo debutar a una de ellas hasta la tercera jornada de la fase de grupos. Y hasta ahí. La francesa Stéphanie Frappart pasará a la historia como la primera mujer en arbitrar un partido mundialista tras dirigir el Alemania-Costa Rica. Quedaron inéditas sus dos compañeras, la japonesa Yoshimi Yamashita y la ruandesa Salima Mukansanga. Más allá de su presencia, el nivel del arbitraje ha vuelto a ser duramente criticado, con varias actuaciones polémicas. Una de ellas fue la de Mateu Lahoz en los cuartos de final entre Argentina y Países Bajos. Aquel partido le mandó para casa y condenó sus opciones de dirigir la final.
Convertida en la máxima favorita antes de empezar, Brasil terminó el Mundial entre lágrimas. Pese a la derrota ante Camerún en la fase de grupos, cuando ya estaba clasificada, su espectacular primera parte en la goleada ante Corea en octavos relanzó su candidatura. Un juego alegre y dinámico y una pegada descomunal que metió el miedo en el cuerpo a todos sus rivales. Fue un espejismo, porque en cuartos les frenó Croacia después de remontar en la prórroga y ser más efectivos en la tanda de penaltis. Allí, Neymar ni llegó a tirar, reservado sin demasiado criterio para el quinto disparo. Después de caer lesionado en el primer partido, y recuperarse a tiempo para las eliminatorias, su desconsuelo tras la derrota es la imagen que deja la 'Canarinha' en el Mundial.
El fiasco de la selección española queda personalizado en la figura de Luis Enrique, líder para lo bueno y lo malo de un equipo que acabó perdido a fuerza de pasarse la pelota. El asturiano fracasó como entrenador, pero triunfó como 'streamer'. Es más que sintomático que, una vez completados los 64 partidos, Rodri permanezca como el jugador con más pases intentados y completados, pese a haber jugado bastantes menos minutos que muchos otros jugadores que avanzaron con sus selecciones hasta las últimas rondas. El buen inicio ante Costa Rica no se vio refrendado, y el golpe de caer ante Marruecos fue demasiado doloroso. Acabada la experiencia terminó también el ciclo de Luis Enrique al frente de la selección para dar inicio a una nueva etapa con Luis de la Fuente al mando. Busquets también decidió su adiós al equipo nacional.
Qatar ha sido el Mundial de las sorpresas. Casi desde el inicio, cuando selecciones como Arabia Saudí, Japón, Camerún o Túnez sorprendieron a algunas de las teóricas favoritas. Hay más igualdad -ninguna selección ha ganado todos sus partidos-, y también se amplían las maneras de llegar hasta la victoria. Impera un fútbol físico y comprometido, aunque no exento de calidad. Marruecos sorprendió al mundo con la primera clasificación para las semifinales de una selección africana, y por primera vez hubo representantes de los cinco continentes en las eliminatorias de octavos. Será aún más duro en 2026, con 48 equipos en competición y una mayor presencia de este tipo de equipos en los que la fe y el orgullo juegan un papel fundamental
Qatar no solo presentaba al mundo su modelo de sociedad, sus rascacielos y sus imponentes estadios. También a su selección, preparada con ahínco durante los últimos cuatro años para dar la cara en su torneo. Dirigida por el español Félix Sánchez, a la hora de la verdad la anfitriona falló con estrépito. Tres derrotas, un único tanto a favor y siete en contra, es el pobre balance de Qatar en su Mundial. Ni los millones invertidos en instalaciones, en la promoción futbolística entre los jóvenes o en el desarrollo de su liga fueron suficiente para llegar a tiempo en condiciones más favorables. Qatar fue la peor de las 32 selecciones participantes, la peor anfitriona de la historia, aunque tampoco nadie podrá reprocharle a un país con escasa tradición con la pelota.
Si para Messi era su última ocasión para coronarse en un Mundial, qué decir de Cristiano Ronaldo. Ya no habrá otra oportunidad para él. Pero siendo eso malo, no es lo peor de su experiencia catarí. Lo que queda de su estancia en el Mundial es que ya no es importante ni siquiera para su selección, que dejó su mejor actuación justo el día que Fernando Santos decidió dejar en el banquillo a su estrella. Los años parecen haberle caído de golpe a CR7, metido ya en una guerra constante frente a los críticos, sin equipo tras su salida abrupta del Manchester United y más pendiente de encontrar un retiro dorado de su acomodo que por seguir en la élite. Qatar marca también el fin de su época, y desequilibra un poco más la balanza en la que peleaba con Messi por ser considerado el mejor de la historia.
No era la primera vez, y aun así sigue sorprendiendo el comportamiento de los jugadores y aficionados japoneses torneo tras torneo. Empezando por los primeros, capaces de dejar como una patena los vestuarios después de cada partido, con figuras de origami incluidas para los responsables del cuidado del recinto en señal de agradecimiento. También sorprendió su actitud tras caer derrotados en el segundo partido ante Costa Rica. Con gesto serio, se dirigieron al graderío donde estaban sus aficionados y les pidieron perdón con una reverencia. Impecable también la actitud de los hinchas, capaces de animar sin descanso durante los noventa minutos y quedarse después del partido para recoger los desperdicios propios y ajenos en enormes bolsas de basura azul, convertidas ya en un símbolo de su educación.
Qatar ha mostrado al mundo a las estrellas del futuro, convertidas ya en realidad pese a su insultante juventud. Josko Gvardiol, Jude Bellingham, Jamal Musiala o el propio Gavi han brillado con luz propia en una cita de máximo nivel pese a encontrarse aún en edad sub-21. Gvardiol, pese al traje que le hizo Messi en las semifinales, se confirma como el central más prometedor del panorama mundial. El hombre de la máscara jugó todos los minutos con Croacia rubricando su actuación con un gol a Marruecos. Bellingham se echó a Inglaterra a la espalda, igual que Musiala con la deprimida Alemania. De Gavi se recordará el coraje y la valentía de todas sus acciones, en especial una en la que acabó jugándose la cabeza ante Boufal. El centrocampista de Los Palacios se convirtió en Qatar en el goleador español más joven en la historia de los Mundiales.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.