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Robert Basic
Lunes, 12 de diciembre 2022, 00:22
Cuando tenía seis años, Dominik Livakovic dijo a sus padres que quería jugar al fútbol. Nadie sabe lo que pasó en el primer entrenamiento en su Zadar natal, donde empezó la historia de uno de los porteros más codiciados del Mundial, pero en el ... segundo decidió que su lugar en el mundo estaba bajo los palos. Coqueteó con otros deportes como el baloncesto, tentado por corrientes familiares apegadas al parqué y la canasta, finalmente desactivadas por el amor de un niño que disfrutaba parando balones. «Una de las razones por las que me convertí en guardameta fue por Iker Casillas», confesó hace años el ahora número uno de Croacia, selección con la que vivirá su segunda semifinal consecutiva de una Copa del Mundo. En Rusia lo hizo en la sombra de su gran amigo Danijel Subasic y ahora vuela solo, convertido en el último bastión de la resistencia croata. Un tipo discreto, trabajador, aún con el escudo del Dinamo de Zagreb cosido en el pecho, quien eligió un camino diferente para convertir sus manos en el sostén de todo un país.
Livakovic procede de una familia de médicos, profesores e ingenieros, de una estirpe de intelectuales que vieron cómo Dominik condensó su mundo en un balón de fútbol. Uno de sus abuelos era un conocido radiólogo en Zadar, además de directivo en el club de basket de la ciudad. Cuando se inauguró el nuevo pabellón, el elegido para bautizar las instalaciones y meter la primera canasta fue el ahora portero titular de la selección croata. «Empecé con el baloncesto, pero rápidamente me enamoré del fútbol», recuerda el guardameta, quien jamás dudó entre los dos deportes. El padre de Dominik es Zdravko Livakovic, ingeniero de construcción, quien llegó a ser secretario del Ministerio de Transportes, Infraestructuras y Asuntos Marítimos en el Gobierno central. Su madre, Manuela, y su abuela fueron profesoras de inglés, por lo que él decidió cursar Relaciones Internacionales en la prestigiosa Universidad de Zagreb. Lo tuvo que aparcar debido a su carrera como futbolista, pero sus amigos y vecinos le ven en un futuro nadando en aguas diplomáticas. «Algún día me gustaría dedicarme a ello», dijo hace unos años.
El todavía jugador del Dinamo –está en agendas de muchos clubes europeos– asombró al mundo con los tres penaltis parados a Japón en octavos, y luego detuvo otro al brasileño Rodrygo para meter a Croacia en las semifinales de Qatar, donde aguarda Argentina. Lleva 39 partidos con la selección convertido ya en uno de sus máximos exponentes. Admirador confeso de Casillas, quien le hizo enamorarse de los tres palos y dedicarse a lo que se dedica, el portero es permeable a los consejos de sus amigos y compañeros. Lo que le diga Danijel Subasic es sagrado. También de Zadar como él, aún en activo pese a sus 38 años –milita en el Hajduk–, el veterano cancerbero sostuvo a los ajedrezados en las tres tandas de penaltis en Rusia 2018 hasta alcanzar la gran final, donde Francia fue mejor. «Siempre me dice que debo estar tranquilo y guiarme por mi instinto», suele comentar Livakovic.
«Eres un porterazo»
Antes del partido contra Japón, Luka Modric hizo un aparte con su compañero en el hotel de concentración. Los medios de comunicación croatas desvelaron que hablaron del peso del error y del miedo a fallar. Al parecer, Livakovic estaba con ciertas dudas y el centrocampista del Real Madrid le hizo ver que nadie es perfecto. «¿Tienes miedo a equivocarte? ¡Y quién no! Eres un porterazo. Tienes que saberlo», debió decirle el madridista, siempre según la prensa de Croacia. En cualquier caso, el guardameta completó un partidazo, al igual que frente a Brasil, y sus intervenciones dieron la vuelta al mundo. En 2015, el Dinamo pagó 625.000 euros al NK Zagreb por él.
Ahora vale millones, y más después de esta Copa del Mundo. Lleva más de 20 años en el fútbol y solo ha tenido tres equipos: Zadar –donde dio sus primeros pasos–, Zagreb y Dinamo. No es algo habitual allí, en los Balcanes, donde los talentos vuelan pronto seducidos por las grandes ligas, y las no tan grandes. El Milan le quiso en su momento, pero Livakovic siguió en el club más grande de su país, con el que acumula 262 partidos. Está a punto de jugar el número 40 con su selección, nada menos que ante la Argentina de Messi en una semifinal de la Copa del Mundo. No tiene dudas. Ya sabe que es un porterazo. Palabra de Modric.
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