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El padre de Jude Bellingham, Mark, sargento de policía, jugó al fútbol hasta los 40 años. No llegó a dar el salto a las ligas profesionales. Peleaba sin desmayo en las competiciones inferiores inglesas, en campos de hierba y barro, frecuentemente azotados por la lluvia ... y ocultos por las nieblas. Era un corajudo delantero centro con mucha puntería y en los West Midlands, su región natal, aseguran que acabó marcando más de 700 goles. Se retiró en 2017. Cuando el sargento Bellingham colgó las botas, ya intuía que estaba criando a un portento.
Desde muy pequeño, Jude (Stourbridge, 2003), admirador de su padre y de Wayne Rooney, maravilló a sus entrenadores. Entró a los siete años en las categorías inferiores del Birmingham City, su equipo del corazón, y fue batiendo marcas de precocidad. A los 13 años debutó con la selección inglesa sub 15 y a los diecisiete lo hizo con la absoluta. El español Pep Clotet, que en 2018 entró a trabajar como técnico asistente del primer equipo del Birmingham y luego se convirtió en el entrenador principal, quedó estupefacto cuando lo vio: «Había cosas que pulir, pero tenía mentalidad y una buena familia. Atacaba, defendía, era fuerte; podía convertirse en un jugador muy completo. Nunca le vi el techo. Sigo sin vérselo», apuntaba hace unos meses a Efe. La fama de aquel chavalín empezó a cruzar fronteras. Clotet recuerda que en un partido no demasiado importante que su equipo jugaba contra el Bristol la grada estaba llena de ojeadores extranjeros, atraídos por el fulgor de ese muchacho que aún no había cumplido los dieciséis.
Bellingham juega con el '22' a la espalda. Es el número que prefiere desde que uno de sus entrenadores en el Birmingham City le espetó que él no era ni un '10' ni un '8' ni un '4', sino la suma de todos ellos. El número 22. El centrocampista absoluto. A Jude le gustó aquella idea. Dice que le da igual jugar en la derecha, en la izquierda o en el centro y que disfruta tanto atacando como defendiendo. En la puja europea por conseguirlo, el Borussia de Dortmund consiguió el premio gordo. El Birmingham City lo vendió en julio de 2020 al conjunto alemán por más de 30 millones de euros y en su honor retiró la camiseta número 22.
El joven Bellingham aún no era mayor de edad. En el vestuario del equipo alemán, sus nuevos compañeros le recibieron cantando el 'Hey Jude' de los Beatles, cuyo quinto verso dice «Hey Jude, don't be afraid». No tuvo ningún miedo. En su primer partido en la Bundesliga marcó un gol y los espectadores se frotaron las manos, convencidos de que estaban asistiendo al nacimiento de un prodigio. El Real Madrid, el Chelsea, el Liverpool y el City lo anotaron hace tiempo en sus agendas, con su nombre subrayado en rojo.
Jude Bellingham tiene todavía 19 años y suma 21 partidos internacionales. En Qatar, pese a su juventud, se ha convertido en el faro que ilumina a su selección, que el sábado a las 20:00 horas juega un apasionante duelo de cuartos de final contra Francia. Ha saltado al campo como titular en todos los encuentros y anotó el primer tanto de su equipo en la goleada contra Irán (6-2). El sábado, en el estadio Al Bayt, el descarado hijo del sargento Bellingham tratará de robarle a Kylian Mbappé la corona que el parisino lleva tiempo acariciando.
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