Cuatro años después, Hrvatska volvió a asombrar al planeta fútbol. Si en Rusia se proclamó subcampeona del mundo, Croacia protagonizó una nueva hazaña, esta vez en Qatar. Los ajedrezados resistieron a la todopoderosa selección brasileña, la llevaron a la prórroga y luego a la tanda ... de penaltis, donde el diminuto país balcánico tumbó al gigante sudamericano, el gran favorito al título. Conscientes de su inferioridad, de sus limitaciones, los 'soldados de Modric' tiraron de alma y orgullo para derribar el muro amarillo. Hicieron que Brasil dejase de bailar y que se hundiera en un mar de lágrimas, un lugar en el que no hay consuelo. Los croatas jugarán su tercera semifinal en su sexta Copa del Mundo, un Estado de apenas tres décadas de antigüedad que conjuga como nadie el verbo competir.
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Croacia sufrió para salir con vida de la fase de grupos. Arrancó su andadura mundialista con un empate a nada ante Marruecos en un partido más aburrido que una etapa ciclista de 220 kilómetros con el viento en contra. Luego se desmelenó ante Canadá (4-1) y tragó saliva ante una evanescente Bélgica, que personalizó en los fallos de Lukaku el ocaso de una grandísima generación incapaz de alcanzar los octavos de final. Los soldados de Modric firmaron tablas con los 'diablos rojos', un punto canjeado por el pase, pero la victoria del líder Marruecos les dejó segundos y les puso en el camino de Japón y Brasil. Decían que no les importaba. «Somos una selección top. Podemos competir contra cualquiera», afirmó Modric a los medios de su país nada más terminar la liguilla. Eliminaron a los nipones en la tanda de penaltis y este viernes han repetido la experiencia contra la tropa de Neymar.
«Solo quedamos los mejores en Qatar. No hay nadie fácil», precisó avisó Sosa antes de los cruces. Si algo tiene Croacia es orgullo y gen competitivo, una capacidad asombrosa de rendir por encima de sus posibilidades. Así llegó a la final de la Copa del Mundo en Rusia, cuando desactivó bombas tan potentes como Dinamarca, la selección anfitriona e Inglaterra. En el choque por el título cayó contra Francia (4-2), pero nunca dejó de buscar la gloria ante un contrario infinitamente superior en recursos, físico y hasta talento, reservado muchas veces a los que nacieron en el lado equivocado de Europa. Hrvatska está convencida de que los milagros como el de Brasil se hacen realidad si uno los trabaja.
Croacia, al igual que varias de las exrepúblicas de la desaparecida Yugoslavia, ardió y pagó en sangre su independencia. El precio ha sido alto en vidas, convivencia y odio, aún notable en aquella zona de los Balcanes, pero el Estado es una realidad y además miembro de la UE desde el 1 de julio de 2013. Con 30 años de vida recién cumplidos, los croatas rozaron la proeza en Rusia ante la poderosa Francia y sedujeron al mundo por su competitividad. El pequeño país de 3,9 millones de habitantes y forma de cruasán, que abraza a Bosnia-Herzegovina y da la espalda a Eslovenia, soñó con lo imposible y lo rozó con la yema de los dedos. De vuelta a casa, los ajedrezados fueron recibidos como héroes. Cientos de miles de personas colapsaron las calles de las ciudades y escenificaron su orgullo de pertenencia. Ahora pueden verse estampas iguales tras la hazaña completada contra los brasileños.
En Qatar, el seleccionador Zlatko Dalic está con 26 futbolistas entre los que no están algunos clásicos como Subasic, Vrsaljko, Corluka, Strinic, Rebic, Rakitic y Mandzukic, entre otros. Aun así, conserva un bloque que hunde sus raíces en la experiencia del pasado y lo combina con el presente, en el que destacan jóvenes como Josko Gvardiol, quien a sus 20 años es uno de los defensas más cotizados del mundo, Sosa, Vlasic, Majer... A ellos se unen Lovren, Brozovic, Modric, Kovacic, Perisic, Kramaric, Livaja... Solo seis jugadores compiten en la liga croata, cuatro de ellos en el Dinamo de Zagreb, mientras que el resto está repartido por Europa en equipos como Real Madrid, Chelsea, Inter, Leipzig, Tottenham, Atlético, Bayern Múnich, Atalanta, Stuttgart, Torino y Osasuna, entre otros.
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El once titular de Dalic está esculpido en mármol. Prácticamente lo ha calcado en : Livakovic; Juranovic, Lovren, Gvardiol, Sosa; Brozovic, Modric, Kovacic; Livaja (Pasalic), Perisic y Kramaric. La presencia constante de los croatas en los grandes eventos no hay que buscarla en un sistema de planificación ordenado ni tampoco en el apoyo estatal. Todo lo que consiguen se basa en un carácter indomable que incluso les permite creerse lo que no son. Como por ejemplo ser la mejor selección del mundo. Son más de cien veces más pequeños que Brasil, que además multiplica su población por 54. Este viernes han sido 11 contra 11, y ahí, en el campo, los ajedrezados igualan abismos. El próximo está avisado.
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