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Brasil es un país hiperbólico y mucho más si se trata del deporte rey y en el horizonte de semifinales aparecía Argentina, el archirrival por excelencia. Todo habían sido parabienes respecto a la 'Canarinha' en este Mundial exótico y hasta Tite se sumó al baile ... en el corrillo formado para celebrar un gol de Richarlison ante los modestos surcoreanos en octavos de final. Una exageración, pero Brasil es samba, alegría, distensión, regocijo y fiesta. Así es su cultura dentro y fuera del campo, aunque los rivales entiendan que se les provoca con tanta juerguecita que les resulta humillante.
Salvo el intrascendente tropiezo ante Camerún, todo era felicidad en la 'Canarinha' hasta que Croacia, un ejército de abnegados soldados dirigidos por el general Modric, les alejó en los penaltis del sueño del hexacampeonato y convirtió el sambódromo en un funeral. Luto en Brasil, puro desconsuelo. Esa imagen de Neymar llorando como un niño tirado sobre el césped del estadio Education City, forma parte ya de la enciclopedia de los Mundiales.
'Ney', junto a Tite, marcan la amarga resaca brasileira. Pese a no llegar en su mejor forma y dañarse encima el tobillo, era Dios cuando en la prórroga descerrajó tras una jugada bellísima a los croatas e igualó a Pelé como máximo goleador histórico de la 'Canarinha' con 77 dianas. Empero, 'O Rei' alcanzó esa cifra en 124 partidos, a una media de 0,62 tantos por encuentro, y el astro del PSG en 91 citas (0,85).
Con 30 años, 10 meses y 5 días y un fútbol como el de hoy marcado por la longevidad de los jugadores, sobre el papel Neymar se encuentra en una edad ideal para seguir y afrontar un nuevo desafío dentro de cuatro años en Canadá, México y Estados Unidos. Sin embargo, la incertidumbre sobre su futuro es absoluta. «Todavía tengo la cabeza caliente y no pienso con claridad. Decir que este es el final de la selección sería precipitarse. Pero tampoco garantizo nada. Tengo que pensar lo mejor para mí, pero también lo mejor para la selección. Tampoco puedo garantizar estar en el próximo Mundial», confesó Neymar recién derrotado por Croacia.
Siempre dijo que no piensa alargar mucho su trayectoria, normal hasta cierto punto en un personaje al que le encanta jugar pero le cuesta la disciplina, ir cada día a entrenarse, cuidarse con la exigencia actual y limitar algunos de los placeres de la vida. Desde el hospital de Sao Paulo, donde Pelé se debate entre la vida y la muerte por un cáncer de colon con metástasis, 'O Rei' animó a Neymar a proseguir. «Su legado está lejos de llegar al fin. Continúe inspirándonos y yo continuaré dando puñetazos al aire de felicidad con cada gol que haga, como hice con todos los partidos en los que le vi en el campo», afirmó el tricampeón mundial, de 82 años, en sus redes sociales. «Desgraciadamente, ya no es un día feliz para nosotros, pero usted siempre será una fuente de inspiración en la que muchos desean convertirse. Yo aprendí que cuanto más pasa el tiempo, más nuestro legado crece», añadió Pelé.
En la hora de la despedida, enormes reproces a Tite, que se marcha del banquillo sin pedir perdón y enmerdando también a sus futbolistas. «Soy el mayor responsable de este fracaso, pero no soy un hipócritca y hay parte de culpa para todos y mis jugadores también la tienen porque no han rendido al nivel. Esto es fútbol. A veces pierdes, a veces ganas. Todos tenemos responsabilidad. Para mí es difícil porque mi ciclo se termina aquí. Mantengo mi palabra y hay muchos buenos profesionales que me pueden sustituir», zanjó Tite, todavía en caliente.
Entre otras muchas críticas, al técnico de 61 años se le reprocha haber sustituido a Vinicius con más de media hora y la prórroga por delante, hacer que todo gire en torno a Neymar y no haber sabido impedir que con todo a favor y pese a los cambios defensivos realizados. No se entiende que entre Fred para fortalecer el doble pivote con Casemiro y Brasil conceda el empate de tras un contragolpe de manual culminado por Petkovic en el 117'.
Con Tite ponen fin a su ciclo en la 'Seleção' ilustres como Thiago Silva y Dani Alves. Y es que la pesadilla de Brasil en los Mundiales ya dura dos décadas. Desde que Cafú levantase al cielo de Yokohama la Copa Jules Rimet en 2002, todo han sido amarguras. Siempre favorita, desde entonces la verdeamarela solo ha sido capaz de superar los cuartos en una ocasión y casi mejor no recordarlo. Fue en su torneo y Alemania le hizo un siete en esa suerte histórica de Maracanazo en el Estadio Mineirão.
«Fin del sueño», «Brasil llora», «Error fatal de Brasil». Los titulares en la prensa del gigante sudamericano reflejan el desconsuelo tras la caída ante Croacia. Objetivamente, hay futuro. Brasil queda liderada por los jóvenes Vinicius, Raphinha y Rodrygo, con quien su amigo Modric tuvo un emotivo y cariñoso aparte tras fallar uno de los penaltis ante los ajedrezados, «criados como luchadores», según manifestó el portero Dominik Livakovic, guardián del Dinamo de Zagreb y héroe nacional. Con una población que no alcanza los cuatro millones de habitantes, la superviviente Croacia es ya la Uruguay del hemisferio norte. Antítesis de Brasil.
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