No hay recompensa para una notable España

Salieron las españolas a morder. A no agazaparse para defenderse del depredador. Adelantaron sus líneas dos o tres pasos más de lo previsto por sus rivales y se aproximaron a cada brasileña para quitarles hasta el oxígeno. Por eso dominaron las de Quereda la primera parte. Sin contenerse en su campo se apropiaron del balón con Virginia Torrecilla para lanzar desde la punta del compás sus centros a derecha, izquierda o a la espalda de las defensas contrarias. Se apoyó el centro del campo en la insistencia de Alexia Putellas desde ambas bandas y Vicky Losada apuró sus toques entre líneas.

Con el dominio de la zona de creación y con la voluntad de no apocarse ante un conjunto superior España mandó y sumó presencias en el área opuesta. El primer aviso estuvo en las botas de Natalia Pablos. Torrecilla sirvió el balón soñado, el del cara a cara con Luciana con la pelota acodada hacia su pierna izquierda -la preferida-, pero la delantera del Arsenal falló en el golpeo en la situación por la que habría rezado antes del partido. Sin miedo, tuteando a las brasileñas, el empuje de las de Quereda logró incluso que un centro de Corredera provocase que el mal despeje de Rafaelle asustara a la guardameta sudamericana. Incluso sin ningún tanto a favor las españolas no se desanimaron y mantuvieron su personalidad para dar las órdenes en el césped.

Sin embargo, en los últimos cinco minutos de la primera mitad el buen trabajo se desmoronó. Las brasileñas enseñaron su pólvora en ataque y alcanzaron por primera vez los dominios de Ainhoa Tirapu. Entonces la guardameta del Athletic mostró dudas y temblaron un poco los pies de sus compañeras. Finalmente, en un balón a la espalda de las españolas acabó con la mala salida de la navarra y un heroico logro de Celia Jiménez para evitar el gol. El problema para la jienense fue que su despeje cayó en los pies de Andressa Alves y la delantera sólo tuvo que colocar el balón en la red sin nadie que la incomodara cerca, con la guardameta fuera del arco y con la única defensora en el suelo tras el esfuerzo para evitar el tanto.

La desventaja pinchó gran parte de la resistencia española y tranquilizó a sus rivales. Tras el descanso las de Quereda perdieron la iniciativa y aunque conservaron sus buenas prácticas defensivas -Tirapu recuperó su confianza con una gran parada a Darlene- el retroceso supuso alejarse demasiado de la portería rival. Con demasiado terreno para recuperar, los contragolpes supusieron la mejor opción pero con menos unidades hasta que el refresco de la incisiva Priscila Borja en la banda derecha devolvió la esperanza por un posible empate. Entonces el conjunto de Oswaldo Fumeiro enseñó la veteranía para romper el ritmo y España perdió por lesión a su mejor jugadora del partido: Virginia Torrecilla. Aun así, las de Quereda lo intentaron con voluntad, energía y calidad. Pero en el día elegido el destino fue fatídico. Vero Boquete, indiscutible mejor futbolista española, dispuso de un gran servicio de Sonia Bermúdez y la delantera se enredó en el regate sin ni siquiera disparar. Para mayor desesperación, en el tiempo añadido Paredes remató y Luciana en (colaboración con el poste) evitó el empate. Con rabia y desesperación España volvió a despedirse del partido con la cabeza alta pero con un resultado en desacuerdo con sus méritos.