Óscar Washington Tabárez, el maestro

«No hice más ni menos que en otros equipos. Mantener un perfil bajo lo hice siempre pero logramos más espacio y convencer. Después de estar sin trabajar pensé mucho y cuando llegó la oportunidad dije tiene que ser de esta manera. Nos dijeron que sí y empezamos a trabajar. Nada de lo que pasó en el mundial de Sudáfrica se explica sin lo de mucho antes», refleja.

El foco ha cambiado desde entonces. Si en su primera tarea las labores se centraron en lavar la imagen de equipo pendenciero -«Nos llegaron a tratar de animales», recuerda- y en preparar largas concentraciones con el equipo, en su nueva etapa no ha ocultado la naturaleza de su aguerrida defensa (la mejor de 2010) y mucho cuidado en el estado físico para otorgar a sus buenos delanteros las oportunidades necesarias para ganar.

Tabárez, exfutbolista y maestro de profesión, emplea la palabra como otra herramienta. «La función principal de un entrenador es la de ser un educador. Me he aprovechado de esas cosas y sigo pensando que el pasaje por la actividad docente ha sido para mí como persona y como profesional del fútbol», reconoce. También se ha especializado en los partidos a cara o cruz. Clasificados habitualmente para las fases finales por las repescas Somos los reyes del repechaje, presume-. El equipo uruguayo remontó un comienzo difícil en las clasificatorias de América que el entrenador vivió en el césped con un bastón para ayudarse por sus problemas en la columna vertebral. En Brasil, operado con éxito, contará también con el empuje de un país apasionado por el fútbol y por la ilusión generada en el último torneo. «En Sudáfrica marcamos un perfil de unidad, de dejar todo en la cancha. Había gente que nunca había visto cosas similares, desde niños pequeños hasta gente de 40 años», avisa el maestro. ¿Cuál será su filosofía? « Si no tienes miedo, disfrutarás de la situación».