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Luismi Cámara
Jueves, 5 de junio 2014, 02:23
Si el mundo animal falla, siempre se puede echar mano de la ciencia. Así, Stephen Hawking se olvidó de los agujeros negros por unos momentos para buscar la fórmula que permitiera a su Inglaterra volver a ganar el Mundial. Para ello, el físico británico y su equipo analizaron todo tipo de variables -psicológicas, físicas, tácticas o meteorológicas- en un estudio en el que tuvieron en cuenta los torneos planetarios celebrados desde 1966 y extrajeron conclusiones más que curiosas. El conocido científico advierte a los pross de que hay varios factores en Brasil que jugarán en su contra. Por ejemplo, una temperatura cinco grados centígrados superior a la media de las islas reduciría sus oportunidades de vencer por encima del 50%. La gran distancia de casa para «una criatura de costumbres» como es el deportista inglés, las diferencias culturales del país sudamericano y el jet lag tampoco ayudarán demasiado. Ahora bien, considera «irrelevante» la influencia de las WAGs (mujeres y novias de los futbolistas) en el resultado final.
Para el primer choque de la fase de grupos contra Uruguay, Hawking elegiría a un árbitro europeo -«porque empatiza más con el estilo de juego inglés» y sería «menos comprensivo con bailarinas como Luis Suárez»- y vestiría a los jugadores con la equipación roja para dar una imagen «más agresiva y dominante».
Metido en cuestiones tácticas, el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia apuesta por un esquema 4-3-3 frente al más habitual 4-4-2.
Los creadores del fútbol no han sido capaces de ganar un gran torneo desde aquel lejano 1966, cuando ejercieron como anfitriones. Así que quizás Roy Hodgson debería prestar atención a su compatriota y seguir sus consejos para hacer confluir el mayor número de factores propicios en pos de volver a levantar el trofeo de campeón en un Mundial en el que no parten entre los principales candidatos. Al fin y al cabo, pese a que el pulpo es considerado como el más inteligente de los animales invertebrados, Stephen Hawking ya aclaró que estaba «más cualificado para hacer pronósticos que Paul».
En el templo de Apolo en Delfos, a los pies del monte Parnaso, el devoto visitante necesitado de una respuesta ofrecía al dios de la adivinación y la música una tarta de miel y sacrificaba una cabra, que ardía en la hoguera de una ceremonial ... plegaria. Si el desdichado animal temblaba durante la quema, se suponía que el hijo de Zeus se mostraba dispuesto a atender a su fiel seguidor.
La respuesta llegaba en una dantesca representación posterior -eso sí, tras abonar las correspondientes tasas-, en la que la pitonisa del templo entraba en trance entre convulsiones, mientras masticaba hojas de laurel y balbucía frases inconexas y palabras sin sentido que un sacerdote traducía hasta convertir en verso el dictamen celestial.
Siglos después de que este santuario se convirtiera en el centro religioso de la Grecia clásica, un octópodo que respondía al nombre de Paul se transformó en el ombligo del fútbol mundial, en el oráculo del deporte rey que predijo el triunfo de España en el Mundial de Sudáfrica.
El pulpo del Sea Life de Oberhausen (un centro acuático situado al oeste de Alemania), se transformó en un fenómeno mediático tras acertar en todas sus predicciones durante la Copa del Mundo de 2010 (en la Eurocopa de 2008 ya había atinado con el resultado de cuatro de los seis partidos de la Mannschaft). El sistema de elección del vencedor de cada encuentro era más sencillo y, desde luego, mucho menos agresivo que el empleado en Delfos. Paul simplemente optaba por una de las dos urnas transparentes que se le presentaban en su acuario, cada una con la bandera de uno de los contendientes, y el animal elegía el ganador atendiendo a la llamada del mejillón que había en la caja seleccionada.
Pero el hijo adoptivo de la localidad orensana de Carballido falleció pocos meses después. El ilustre molusco cefalópodo recibió los honores correspondientes a una animalidad de su trascendencia, con monumento incluido en la que fue su casa. La escultura representa a Paul sobre un enorme balón con los escudos de las selecciones que participaron en el pasado Mundial y que contiene sus cenizas en la urna cubierta de oro que se encuentra dentro de la pelota.
Ningún otro animal alcanzó ni su relevancia ni su puntería en el Europeo de Polonia y Ucrania. Para el puesto de oráculo oficial se postuló, entre otros, la elefanta Citta, pero la enorme habitante del zoológico de Cracovia no tuvo tanta suerte como su antecesor, pese a que llegaba con el positivo precedente de haber optado por el Chelsea como campeón de la Liga de Campeones de 2012. Citta ya falló en el encuentro inaugural, al comerse la fruta de Polonia en lugar de la que representaba el empate ante la selección griega. El cerdo Khryak o el hurón Fred también se quedaron en meros amagos de videntes en este torneo continental.
Para el Mundial de Brasil, que comienza el próximo día 12, varias crías de osos panda han opositado para ser las candidatas más firmes a ocupar el puesto de adivino oficial del torneo. Los animales del Centro de Protección y Estudio de los Pandas de Dujiangyan, en la provincia china de Sichuan, comenzarán por adivinar el resultado de los partidos de la primera fase eligiendo la cesta de bambú correspondiente a la victoria, el empate o la derrota. Ya en las eliminatorias finales, se les presentarán dos árboles, cada uno con una bandera pintada en el tronco. Aquel por el que suba el oso será (o no) el ganador.
Otros animales están siendo evaluados para comprobar su capacidad de predicción de cara a la Copa del Mundo. Así, una cadena de televisión local brasileña también realizó un casting para elegir su propio augur. Los aspirantes fueron un conejo, un loro, un hámster y un perro labrador. Los cuatro pusieron a prueba sus capacidades adivinatorias con los partidos definitivos de los cuatro torneos más importantes del país, pero los resultados no fueron todo lo buenos que se esperaban. El conejo y el hámster fracasaron con estrépito pues no acertaron ninguno de los ganadores, el pájaro igualó en errores y tinos, y fue el can el que más se acercó al pleno, con un único fallo.
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