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colpisa / afp
Jueves, 5 de junio 2014, 12:06
Los empleados del metro de Sao Paulo iniciaron este jueves una huelga ilimitada, poniendo bajo presión a las autoridades a una semana del inicio del Mundial de fútbol en la mayor ciudad de Brasil, donde nació hace un año la histórica revuelta social.
El metro ... de Sao Paulo constituye la principal vía de acceso al Arena Corinthians, el moderno estadio donde tendrá lugar la ceremonia inaugural de la Copa del Mundo y el primer partido entre Brasil y Croacia el 12 de junio, así como otros cinco de los 64 juegos del torneo. La huelga, declarada tras el fracaso de negociaciones salariales, afectará a 4,5 millones de usuarios en esta megalópolis de 20 millones de habitantes.
A su vez, la noche del miércoles, cerca de 4.000 militantes del movimiento Sin Techo y 400 miembros de la policía militar manifestaron de manera separada cerca del estadio mundialista aún en obras, y bloquearon una de las principales avenidas de esta inmensa ciudad.
Hace menos de dos semanas, una huelga de choferes de autobús en Sao Paulo provocó embotellamientos récord de 168 km en la mañana, y dejó a más de un millón de personas sin transporte. El sindicato de los 10.000 empleados del metro de Sao Paulo consideró insuficiente la oferta de reajuste salarial anual de 7,8% propuesta por el gobierno estatal de Sao Paulo. Reclama un aumento de 16,5%.
Hace exactamente un año, Sao Paulo fue el punto de partida de la revuelta social histórica que sacudió a este gigantesco país emergente de 200 millones de habitantes en plena Copa Confederaciones. Las manifestaciones comenzaron con estudiantes de Sao Paulo reclamando la gratuidad del transporte público que fueron duramente reprimidos por la policía militar, y se extendieron rápidamente como una mancha de aceite por todo el país.
Cientos de miles de manifestantes brasileños que rechazaban toda bandera política denunciaron -a veces con violencia- los 11.000 millones de dólares de dinero público gastados para la organización del Mundial y reclamaron inversiones masivas en transporte, salud, educación, vivienda.
La huelga de los empleados del metro y las manifestaciones del miércoles de noche en Sao Paulo son sintomáticas de lo que ha cambiado en un año en el frente de las protestas. «Es radicalmente diferente de lo que ocurrió en 2013, cuando las protestas fueron una expresión del malestar que existía en el país, y las personas salieron a la calle espontáneamente. Ahora el malestar persiste, pero partidos y movimientos asumieron la delantera y la clase media se aparta por miedo a la violencia de los radicales», destaca el sociólogo de la Universidad del Estado de Rio (UERJ) José Augusto Rodrigues.
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