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Dos maneras de decir adiós

Dos maneras de decir adiós

Nuevos retos. Los jugadores del Berceo Picote y Gali cuelgan sus botas este año en busca de nuevas aventuras; uno centrándose en su estrenada paternidad, el otro en llevar a lo más el fútbol en las ligas universitarias de Estados Unidos

Lunes, 14 de junio 2021, 02:00

Anadie le gustan las despedidas pero tarde o temprano llegan, como un huracán abriendo las puertas de nuevos retos que asustan y emocionan a partes iguales. Picote y Gali deben sentir esto. La tristeza por lo que dejan atrás y las cosquillas en el estómago por lo que va a ocurrir. Nuevos retos que se hicieron realidad hace dos semanas mientras hacían el pasillo final aplaudidos por todos sus compañeros. Bueno, los que por aquel entonces lo eran. Estos dos jugadores cerraron aquel domingo su etapa dentro del Berceo entre lágrimas, entre recuerdos de toda una vida jugando sobre el verde en la comunidad que les vio nacer.

Las razones por las que cuelgan las botas con el fin de la temporada son bastante diferentes. Mientras uno reconoce no tener edad para seguir parando balones bajo los palos, el otro cruzará el charco en agosto para demostrar su valía en Estados Unidos. Dos maneras de decir adiós a un deporte que seguro les echa de menos la próxima campaña.

Miguel Rodríguez, Picote, es un clásico dentro del fútbol riojano. Después de 17 años jugando al fútbol, el portero ha pasado por equipos como el San Marcial, el Anguiano, el Agoncillo o la SD Logroñés protegiendo la puerta de sus rivales durante casi dos décadas. Ahora, a sus 38 años, se quita definitivamente los guantes al «no poder compaginar mi trabajo con mi vida familiar», reconoce. Hace unos meses, además, el jugador del Berceo estrenó paternidad con el nacimiento de su primer hijo al que asegura va «a traer a La Isla cada fin de semana para que vea conmigo los partidos. Ahora me convierto en un aficionado más».

Después de 17 años jugando de manera activa al fútbol, Picote corrobora que los años pasan para todos y que «es la primera vez que me siento mayor jugando al fútbol». «Las lesiones no son como antes y, pese a que hago otro tipo de deportes más duros como el 'crossfit', no sé que tiene la portería, pero cuesta mucho más recuperarse de caídas y golpes», relata Picote.

La vitalidad y la ganas de pelear sobre el terreno de juego que le faltan a uno por la edad le sobran a el otro ya que Logroño se le ha quedado pequeño. Y es que, Pablo Galilea, conocido por todos como Gali, cruzará el charco a principios de agosto para llevar el fútbol riojano a las ligas universitarias de Estados Unidos. El extremo izquierdo terminará el grado que estaba cursando en la Universidad de La Rioja en Florence, Carolina del Sur. Allí compaginará sus estudios de Ingeniería Mecánica con la beca que se le ha otorgado como deportista. «Estoy un poco nervioso por el inglés, pero sé que va a ser una experiencia increíble», manifiesta Gali entre risas. El ya exjugador del Berceo se va, de momento, por un año aunque no renuncia a poder extender su estancia en Estados Unidos durante «dos cursos académicos y finalizar mis estudios allí».

Mientras Picote ve «imposible» su vuelta a los campos de Tercera, Gali ya habla de su regreso a los terrenos de juego en «esta categoría o en una superior cuando vuelva de Carolina del Sur». A pesar de colgar las botas este año, en el que el Berceo se ha metido en el bolsillo la permanencia en la división riojana de manera holgada, ambos jugadores no tienen más que buenas palabras para el club que hace unas semanas les despidió entre aplausos en su cita en La Isla contra el Tedeón. «El ambiente en los vestuarios siempre ha sido bueno, me llevo a unos compañeros excepcionales», comenta Picote a la vez que Gali asienta con la cabeza.

Por su parte, el extremo destaca los años que ha pasado en La Isla, desde los 8 hasta los 21. Toda una vida deportiva solo interrumpida por un año que pasó jugando en el Valvanera en la División de Honor. Hace una temporada volvió al club que le vio nacer y que de nuevo le despide con un 'hasta pronto'. «Nunca me negaría a volver a La Isla, es como mi casa, aquí he aprendido los valores que me hacen ser como soy a día de hoy», finaliza el jugador. En la misma línea, a Picote también se le llena la boca de halagos hacia el Berceo: «Sabía que era el club en el que me quería 'jubilar' del fútbol, siempre me he sentido muy arropado aquí».

Ahora toca decir adiós. Despedirse no solo de un equipo que les impulsó entre aplausos, sino de todo un deporte riojano que, por una larga temporada, no volverá a verles jugar sobre los campos de Tercera. Picote y Gali cuelgan las botas afrontando unos nuevos retos futuros que, de una forma o de otra, siempre estarán ligados con el fútbol.

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