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juan cano y álvaro frías
Málaga
Jueves, 9 de enero 2020, 18:07
La difusión (viral) de un vídeo íntimo del entrenador del Málaga, Víctor Sánchez del Amo, y la posterior decisión del club de suspenderlo de sus funciones, ha desatado una polémica que trasciende al mundo del fútbol. El propio técnico anunció en su cuenta de Twitter ... que estaba siendo víctima de «acoso y extorsión» y advirtió de que la publicación o distribución de un contenido de índole privado también es delito.
A tenor de sus propias palabras, y a juzgar por las imágenes que le grabaron, Víctor Sánchez del Amo ha sufrido una modalidad delictiva que se conoce como 'sextorsión', y que consiste básicamente en chantajear a la víctima para que pague una determinada suma de dinero si no quiere que se difundan vídeos suyos de contenido sexual en redes sociales, como le ha sucedido al entrenador de fútbol. Al parecer, le exigían 20.000 euros a pagar en bitcoins (moneda virtual) a cambio de no publicar las imágenes.
El vídeo, que se compartió a través de diferentes cuentas en redes y que en las primeras horas ya superó los mil retuits, habría sido grabado sin el consentimiento del entrenador y, a partir de ahí, empezó a ser extorsionado. Según las fuentes consultadas, el chantaje comenzó cuando el técnico se encontraba en Oviedo para dirigir a su equipo en el partido que disputó el sábado contra el conjunto de la capital asturiana.
De hecho, la primera denuncia la presentó Sánchez del Amo en la comisaría de Oviedo, donde según fuentes policiales manifestó estar siendo víctima de acoso y extorsión desde una cuenta de una red social. Después, ya en Málaga, acudió a la Comisaría Provincial y amplió la primera denuncia. Allí, informó de que habían captado unas imágenes suyas sin su consentimiento y se estaban difundiendo, lo que se conoce como 'sexting'.
Lo que aún no ha trascendido es cómo captaron el vídeo los ciberdelincuentes, si habrían 'hackeado' la cuenta o el ordenador del técnico para obtener las imágenes o bien las habrían grabado cuando mantenía una conversación con alguien y sin que fuera consciente de que esa persona había empezado a grabarlo.
La investigación, a cargo de los grupos de Ciberdelincuencia de la Policía Nacional, se centra ahora en dos vías. La primera pasa por identificar a la persona o personas que están detrás del chantaje, por lo general ciberdelincuentes que utilizan 'anonimizadores' de IP (la matrícula del ordenador al conectarse a Internet) y que actúan desde países extranjeros, lo que dificulta sobremanera identificarlos y detenerlos. Esta modalidad delictiva, la 'sextorsión', se mueve entre la estafa, la extorsión, la revelación de secretos y los delitos contra el honor y la intimidad.
La segunda línea de investigación se centra en identificar a todos los usuarios que compartieron el vídeo en redes sociales, de ahí que el entrenador recordara en un comunicado que compartir esas imágenes también es delito.
Fuentes judiciales recuerdan que la colaboración en la difusión –es decir, retuitear el vídeo– constituye una vulneración al derecho a la propia imagen. El artículo 197 del Código Penal castiga con entre tres meses y un año de cárcel la difusión de imágenes privadas sin autorización de la persona afectada cuando se viole gravemente su intimidad y aunque la víctima diera en su día su consentimiento a la grabación. Además, también se persigue en el ámbito civil con unas sanciones muy fuertes.
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