El Rayo despierta del sueño al Leganés

La primera premisa en busca de una remontada de época al calor de Butarque se cumplió. A diferencia de lo ocurrido en Almería 24 horas antes, el Leganés sí encontró el gol y lo hizo en apenas diez minutos de juego. Jonathan Silva cabalgó por la banda izquierda del ataque pepinero y sirvió al área, donde Miguel de la Fuente dejó pasar el balón para que Rober Ibáñez ejecutase.

El Leganés sumó así a su ímpetu inicial el impulso de ver cómo el milagro ya lo era menos. Con un punto más de intensidad local, le costó al Rayo frenar a un rival que movía con velocidad, metiendo al conjunto vallecano en su área. Con Qasmi fuera del partido, Trejo era el elemento que permitía al equipo de Iraola respirar a la contra, estirando a los suyos y permitiendo al conjunto de la franja pisar terreno ajeno.

El goleador Rober Ibáñez se vistió de Maradona, pues recibió en un costado casi en el centro del campo y arrancó con determinación, calidad y potencia para dejar a rivales por el camino y probar el disparo desde el borde del área. Se le fue desviado, pero levantó al público de Butarque al grito de «sí se puede». Lo cierto es que la sensación al descanso, a pesar de necesitar el Leganés aún dos goles más, era de que la remontada era posible.

El paso por vestuarios no le terminó por dar al Rayo el aplomo que le faltó en la primera parte para manejar el duelo con su ventaja. Un tanto del Leganés ponía al rojo vivo la eliminatoria pero mantener la intensidad de la primera parte era una quimera. Juan Muñoz seguía llevando la manija, pero con una marcha menos. De hecho, Garitano tuvo que prescindir del que durante una hora había sido su mejor jugador, ya sin gasolina en el depósito.

Fue un palo, pero nada comparado con el colosal jarro de agua fría del gol en propia puerta de Sergio González, el final de cualquier ilusión pepinera. Botó una falta lejana Trejo, quién si no, y el cartagenero estuvo desafortunado para desviar el balón hacia su propia red. Estaba ya todo visto para la sentencia, con 25 minutos por delante que el Leganés ya veía como una tortura y no como una oportunidad, hubo tiempo todavía para el segundo tanto del Rayo, de Andrés Martín. Excesivo castigo para un equipo que a pesar del final creyó en la remontada. Butarque lo reconoció y despidió a los suyos por este curso con una gran ovación.