El fútbol español regresó en Vallecas para acabar su partido más largo

Han pasado 178 días, el frío invernal en el barrio de Vallecas ha pasado a ser esa agradable frescura del ocaso en los calurosos días del verano de Madrid, en el banquillo visitante ya no se sentó el mismo entrenador y los cánticos y el ambiente habitual en los partidos del Rayo en su feudo se han convertido en eco de los gritos de futbolistas y técnicos ante un estadio vacío de aficionados, pero lo cierto es que el fútbol español regresó y lo hizo para poner punto final al duelo más largo de su historia.

Aquel 19 de diciembre, Rayo y Albacete alcanzaron el descanso de un partido sin goles, pero marcado por los insultos de una parte de la grada al delantero ucraniano del Albacete Roman Zozulia, que en su día vivió un más que efímero paso por el club madrileño, cuya afición echó por tierra su fichaje achacando al jugador sus vínculos con círculos políticos e incluso paramilitares nacionalistas de su país próximos a la extrema derecha e involucrados en el conflicto en el este de Ucrania con los separatistas prorrusos.

Zozulia, cansado de los gritos de «neonazi» se encaró con una parte de la grada en la retirada de los jugadores al descanso, del que no regresó el Albacete en apoyo a su delantero. Ante la situación el partido fue suspendido y tras varias deliberaciones, resoluciones y alegaciones que impidieron su reanudación en febrero, se vio abocado al limbo en el que quedó el fútbol con la pandemia de la Covid-19.

Finalmente, y a modo de teloneros del carrusel de fútbol que está por llegar para llevar a buen puerto el final de la temporada, los jugadores de Rayo y Albacete volvieron a saltar al césped del Municipal de Vallecas casi medio año después con el propósito de igualar el número de duelos disputados por todos los equipos antes de poner en marcha definitivamente la competición en Segunda este viernes con la jornada 32.

Con Lucas Alcaraz y no Luis Miguel Ramis en el banquillo del Albacete, el conjunto castellano-manchego viajó hasta Madrid en AVE, en vagones reservados. Desde los balcones de los pisos que lindan con el Municipal de Vallecas presenciaron el partido los privilegiados vecinos, los únicos que por ahora podrán ver fútbol en directo. Antes del inicio, el presidente del Rayo, Raúl Martín Presa, que perdió a su padre por la Covid-19, depositó un ramo de flores junto a una enorme pancarta que presidía la tribuna bajo el lema 'Nunca os olvidaremos' y en recuerdo de las más de 27.000 víctimas mortales de la pandemia en España.

Con el nudo en la garganta del recuerdo a los que se fueron y el sentido minuto de silencio previo, volvió el fútbol en España con 45 minutos en los que el Rayo fue mejor y aprovechó la superioridad numérica que le correspondía por la expulsión de Eddy Silvestre en aquella lejana primera parte de diciembre para acabar llevándose el partido con un gran gol del peruano Luis Advíncula.

El Rayo de Paco Jémez, con mascarilla y guantes en el banquillo, se pone ahora a tres puntos del 'playoff' de ascenso, mientras el Albacete se queda al borde del descenso, pero más allá del resultado y los puntos, lo más importante es que el fútbol español está de vuelta tres meses después de aquel Valencia-Atalanta de Champions en un estadio de Mestalla vacío que hasta ahora era el último partido disputado en España.